29. Saludable

14 2 0
                                        

Cuando escuchamos acerca de la salud, enseguida a nuestra mente se asoma la idea de algo físico. Saludable es aquel que no está enfermo, pero hay enfermedades además de las del cuerpo. Y te hablo de aquellas que afectan directamente al alma y al espíritu.
Por mucho tiempo he estado enferma en mi interior, mi situación con la comida no se basa simplemente en que me guste comer. Sino en qué hallo cierta satisfacción y distracción de mi entorno en ella. 

Muchas veces lo he usado como una forma de castigarme, sea comiendo en exceso o absteniéndome de aquella.
La forma en como me he visto en el espejo no es nada saludable, luego de contemplar cada área de mi cuerpo, inicio a cuestionarme que podría ser mejor. Recuerdo palabras que alguna vez me dijeron: "Tienes cuerpo de mujer que ha dado a luz."
O muchas otras veces he optado por omitir este riguroso ritual, pero espantarme cuando al fin vuelvo a ver mi cuerpo.
"Esa no soy yo, no es así como me siento en mi interior"
¡Pero basta!


Si bien es cierto, iniciar a tener una rutina saludable, en el aspecto físico es un tanto peligroso para mí. He tenido muchos intentos fallidos, y en ellos llega la frustración. Lo cual ha hecho que retrocedas aún más, que tonta acción he tenido. ¿Acaso no me costó mucho esfuerzo?
Quienes me aconsejan con las cosas que debo hacer o no, no comprenden que en cuanto a dietas y rutinas soy experta.
He aprendido que todo está en mi cabeza, soy yo la que se autosabotea. ¿Entonces hay solución para mí?


Hoy hice ejercicio, sin seguir una rutina de internet, sin pésame antes. Solo pensé que un poco de ejercicio me haría bien.
Está vez lo hice de una manera diferente. Oré. Si, así empecé.
Le pedí a Dios ayuda, para terminar lo que inicié.
Algo que he aprendido estos últimos días es que se puede ser hijo pródigo estando en casa, y ¿Cómo sucede esto?

Cuando se vive sin gozo aún conociendo a Cristo. Quizás me ha pasado esto.
He vivido absteniéndome de pedirle cosas a Dios, más ayuda.
Está vez haré las cosas sin prisas. Entendiendo que es un camino largo, de mucho esfuerzo.

Es probable que este capítulo no te parezca entretenido, pero mira que te estoy abriendo mi corazón. No sabes cómo me he callado estas cosas, no encuentro quien me entienda.
A mí alrededor hay quienes al parecer tienen una solitaria dentro. Por más que comen no logran engordar. Ojalá ese fuese mi caso.
La cuestión con mi peso es que me genera inseguridad, me hace menospreciarme y estoy cansada de eso.
Necesito aprender a amarme. Pero parte de eso es aceptar que no quiero seguir así.

Por mucho tiempo me he escudado con el hecho de que quien me quiera debe aceptarme como soy. Pero, que buen hombre va a considerar el descuidarse como amor propio.
El hombre que espero, debe ser alguien que tenga discernimiento sobre estas cosas.

En una conversación con el pastor, me dijo que mi problema con la comida tiene un trasfondo. Y tiene razón. Mientras no lo sane, no podré superarlo.
Debo aprender a hacer las cosas de una manera sana.
Ruego a Dios, que con la madurez que me ha dado. Pueda mantenerme firme en esto.
Ya no se trata de gustarle a alguien más, ni de competir con alguna chica en quien luce mejor.
Se trata de mi, en no darle chance al enemigo en esta área sensible para mí.

Estoy a oscuras, a punto de bañarme. Antes de terminar quiero decirte que me encantó volver a ejercitarme. Y darme cuenta que no he perdido la resistencia.
Pero ya que no encuentro apoyo afuera, guardaré este secreto. Me guardaré esto y muchas cosas más.

Cómo dije antes, la salud no se refiere solamente al ámbito físico. Mi alma ha estado enfermándose también. Llena de pensamientos e ideas insanas. Lastimeras, que me orillan al exilio.
Podría simplemente volver a esconderme bajo la sombra solitaria de mi habitación, sin compartir mis pensamientos, ideas, y mucho menos mis miedos.
Recuerdo cosas como: "No te hagas la mártir, o la víctima de todo. No sea orgullosa o egocéntrica". Con que derecho, no hay quien me conozca a profundidad. Nadie me ha conocido a profundidad, nadie se ha tomado el tiempo. Entonces, como saben quién soy.
Jamás he contado más que el diez por ciento de las cosas que me han pasado. He procurado siempre guardarme todo.

Pero, conociendo mi pasado. Mi ciclo depresivo. Necesito expresarlo, necesito contarte esto. Porque quiero avanzar. Quiero mejorar. Quiero sanar. Y si te todo, ayudar a otros a encontrar el camino.
No me siento bien en ocasiones, pareciera que no pertenezco a ninguna parte. Entonces acudo a Dios nuevamente, es que no logro comprender su paciencia, su amor y misericordia. Yo en su lugar hubiese acabado conmigo hace mucho rato.

Para tratar de cambiar mi forma de vivir inicié sacando toda la ropa que conservaba de talla pequeña, con la que soñaba algún día volver a tener. Me causaba presión. Me quedé con lo suficiente. Claro está que no pienso comprar ropa nueva.

Arreglé mi habitación, cambié el orden de las cosas, hice espacio para hacer ejercicio. Es increíble como pequeños cambios hacen la diferencia. Para mí es terapia deshacerme de cosas viejas, o cosas que ya no usaré.
Quiero ser esa gota que por su constancia rompe la roca. Pequeños pero significantes pasos quiero dar.

Le he pedido a Dios por ti, te contaré después que he pedido.
Por ahora no tengo más que decirte.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora