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Jungkook suspira cansado, otro día más en esa gigante casa sin compañía, totalmente solo.

Preferiría estar en Francia de nuevo.

—¿Papá? —Arqueó las cejas al ver a su padre en la gran mesa que normalmente siempre estaba vacía.

—Siéntate, tenemos qué hablar —El señor Jeon confiesa con firmeza.

Jungkook ladea la cabeza antes de hacerle caso y sentarse a su lado con la vista baja, era realmente incomodo hablar con su padre luego de las tantas peleas que tenían antes de que lo mandaran a Francia solo porque ya no lo soportaba ahí.

—Jungkook, vas a volver a Francia —El señor Jeon dijo sin titubear haciendo que el mencionado volteara a verle con las cejas enarcadas.

—¿Qué? ¡No voy a volver! No sabes lo mal que me la pasé ahí, totalmente solo —Jungkook espetó y se levantó de su lugar con rapidez. Tal vez sus pensamientos fueron escuchados, pero no quería volver ahí de verdad.

—Hijo-

—¡No! No vas a obligarme, ¡Para mi ya no eres nadie! —Jungkook le interrumpe empujando el plato de comida que estaba sobre la mesa tirándolo en el suelo, los sirvientes alrededor observaron todo y se acercaron para recoger las cosas.

—Tú me has hecho así ¡Soy un monstruo! —Jungkook agregó finalmente volviendo al segundo piso a su habitación para tomar su mochila y salir de la insoportable mansión en dónde siempre se perdía.

En el fondo sabía que era su culpa, sin embargo, su orgullo era más grande, retar a su padre hizo que lo mandaran a otro país, pero no iba a permitir más humillaciones por su parte.

No le importo si tenía que tomar el autobús público, apresuró el pasó colocándose sus audífonos para luego meter ambas manos en los bolsillos de su sudadera.

Al llegar a la escuela se mordisqueó los labios nervioso, tal vez para muchos, el era increíble como siempre se hacía notar, en el fondo, estaba solo, no importaban las personas que le miraban con admiración y con devoción en cuánto iba pasando por los pasillos, al final del día tenía que regresar a esa modesta casa tratando de no explotar y controlar sus emociones.

Si, él basquetbol era una forma perfecta para olvidarse de todo.

Su mirada se desvío al reconocer una cabellera rubia que sacaba unas cosas de su casillero. La sonrisa se deslizó por sus labios sin darse cuenta, se acercó un poco más para molestar al chico.

—Hey, Kim Taehyung —Saludó ampliando su sonrisa al ver la reacción de fastidio qué el chico siempre tenía cada vez que le veía.

—¿Qué quieres? —Taehyung soltó bruscamente, Hoseok a su lado le tomó del hombro haciéndole una seña de que no sea tan duro.

—Solo saludaba, ¿No puedo hacerlo, Kim Taehyung?

—No debes hablarme fuera del gimnasio.

—¿En serio? No seas ridículo, compartimos la clase de Quimica e incluso tenemos un proyecto juntos, creo que ya es hora de que me digas que somos, ¿o no? —El pelinegro bromeó.

—No somos nada y jamás lo seremos, deja de pensar que todos gustan de ti, eso te hace ver como una persona narcisista que solo piensa en si mismo —Taehyung desvío su mirada al ver que Seokjin se estaba acercando.

—Bueno, yo propongo que seamos amigos, ¿No te parece? ¿O quieres que todos sepan sobre eso? —Jungkook insinuó volteando a ver de reojo a Seokjin quien se había detenido a charlar con una chica.

—Yo digo que no te conviene pero no soy nadie para opinar al respecto — Agregó regresando su vista al rubio.

—¿Por qué quieres ser mi amigo de todos modos? —Taehyung contesta incrédulo, ¿Acaso era una maldita broma?

Is my destiny ✧ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora