Capítulo 5: Confrontación en la Pista

23 2 0
                                    


**Circuito de Entrenamiento, Los Ángeles**

El sol de la mañana apenas había salido cuando Stefania Spampinato llegó al circuito de entrenamiento. Este era su momento, su oportunidad para afinar cada detalle antes de la próxima carrera. El rugido del motor de su Ford Mustang, marcado con el número 91, resonó en el aire, llenando el vacío de la pista.

"Hoy es mi día", se dijo a sí misma mientras ajustaba su casco. Jeff, su perra, estaba sentada en el asiento del copiloto, observando a su dueña con ojos atentos. "Vamos, Jeff. Es hora de demostrar de qué estamos hechas."

Stefania se concentró en la pista, lista para comenzar su entrenamiento privado. Pero justo cuando estaba a punto de pisar el acelerador, un rugido familiar la hizo detenerse. Giró la cabeza y vio un Camaro negro, con el número 19, entrando en la pista a toda velocidad. Reconoció el coche al instante, y su sangre comenzó a hervir.

"¿Qué demonios...?" Stefania detuvo su auto y bajó rápidamente, quitándose la capucha protectora. Se dirigió hacia el Camaro, sus ojos llenos de furia.

El Camaro se detuvo, y la puerta se abrió, revelando a Danielle Savre. Con una mirada desafiante, Danielle se quitó el casco y se acercó a Stefania.

"¡¿Savre, qué haces aquí en la pista?!", gritó Stefania, su acento italiano marcando cada palabra con fuerza. "¡Es mi turno de entrenar! ¿Cómo te dejaron entrar a MI ENTRENAMIENTO PRIVADO?"

Danielle sonrió con desdén, disfrutando de la ira de Stefania. "¿Tu entrenamiento privado? Spanitato—o como sea que se pronuncie tu apellido—estás muy equivocada", respondió, pronunciando intencionalmente mal el nombre de Stefania. "Hoy es mi turno. YO SOY LA REINA de esta pista, y tengo prioridad."

Stefania sintió cómo la rabia le subía por el cuerpo. "¡Se dice Spampinato, ignorante!" gritó en italiano, sus manos gesticulando con fuerza. "Questa pista è mia oggi! Non hai il diritto di essere qui!"

Danielle no entendió ni una palabra, pero el tono de Stefania y la forma en que las venas de su cuello se marcaban con el enojo eran más que suficientes para captar su mensaje. "No entiendo lo que dices, pero si crees que puedes intimidarme, estás muy equivocada."

Stefania, frustrada, se acercó aún más a Danielle, su rostro a solo centímetros del de ella. Ambas mujeres estaban tensas, respirando con dificultad, como si estuvieran a punto de explotar. El conflicto era palpable, y los equipos de ambas corredoras, que estaban observando desde la distancia, se dieron cuenta de que la situación estaba a punto de descontrolarse.

"¡Oye, basta ya!" gritó Marco, el jefe de equipo de Stefania, corriendo hacia ellas. "Stefania, cálmate, por favor. No vale la pena."

Al mismo tiempo, Tom, el jefe de equipo de Danielle, intervino. "Danielle, retrocede. No queremos un problema aquí."

"¡No me digas lo que tengo que hacer, Tom!" respondió Danielle, sin apartar la mirada de Stefania. "Esta italiana necesita aprender quién manda aquí."

"¡Y tú necesitas aprender a respetar, Savre!" replicó Stefania, pero antes de que pudiera hacer algo más, Marco la sujetó por los hombros.

"Stefania, basta. No te metas en problemas por esto. No vale la pena."

Danielle, aunque seguía enfurecida, también fue detenida por Tom, quien se colocó entre ambas mujeres. "Danielle, escúchame. Esto no es necesario. Estás aquí para entrenar, no para pelear."

Mientras ambas mujeres eran alejadas por sus respectivos equipos, un grupo de hombres, aparentemente espectadores casuales, observaban la escena desde las gradas. Pero no eran espectadores comunes; eran miembros de la mafia, camuflados entre el público.

Uno de los hombres, con gafas oscuras y una expresión calculadora, se inclinó hacia su compañero. "¿Viste eso?" murmuró. "La tensión entre esas dos es intensa. Esto podría ser interesante para nuestros planes."

"Sí", respondió el otro, sin apartar la vista de Danielle. "Savre no tiene idea de lo que su padre está metido. Pero esto... esto podría jugar a nuestro favor."

Los hombres continuaron observando mientras Stefania y Danielle se retiraban a sus respectivos autos, ambas aún enfadadas y con miradas frías dirigidas una a la otra. La rivalidad entre ellas no hacía más que crecer, y sin saberlo, estaban siendo observadas por ojos que tenían sus propios intereses en juego.

**Garaje de los Spampinato**

De regreso en su garaje, Stefania estaba visiblemente frustrada. Jeff, su perra, estaba sentada a su lado, mirándola con preocupación.

"¡No puedo creerlo, Jeff!" exclamó Stefania, lanzando sus guantes de piloto al suelo. "¡Esa arrogante se cree dueña de todo!"

Marco se acercó a ella, tratando de calmarla. "Stefania, sé que esto es difícil, pero tienes que mantener la calma. No dejes que te afecte tanto."

Stefania respiró hondo, tratando de controlarse. "Lo sé, Marco. Pero no puedo soportar su actitud. Si quiere guerra, la tendrá."

**Mansión de los Savre**

Mientras tanto, Danielle estaba en su habitación, aún molesta por el encuentro en la pista. Tom, su jefe de equipo, entró con una expresión seria.

"Danielle, necesitas ser más cuidadosa", le dijo. "No puedes dejar que Stefania te saque de tus casillas así."

Danielle se dejó caer en la cama, cerrando los ojos. "Lo sé, Tom. Pero es tan irritante. Esa italiana cree que puede venir aquí y quitármelo todo."

Tom suspiró, sentándose en una silla cercana. "No se trata solo de carreras, Danielle. Hay mucho más en juego, y lo sabes."

"Sí... lo sé", respondió Danielle, aunque sin comprender del todo la magnitud de los problemas en los que su padre estaba involucrado. Pero algo en el tono de Tom la inquietó, como si hubiera más de lo que él le estaba diciendo.

**En las sombras**

Mientras las dos mujeres intentaban procesar el enfrentamiento, los hombres de la mafia seguían observando desde las sombras, planificando su próximo movimiento. El conflicto entre Stefania y Danielle era solo una pieza más en el juego peligroso que Richard Savre estaba jugando.

Rivalidad -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora