Capítulo 35: Condiciones y Preguntas

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Danielle había hecho una tregua con Luca, y aunque sentía una ligera presión en sus hombros, estaba decidida a averiguar más sobre la situación de Stefania. Cuando finalmente se acercó a él en el hospital, su mente seguía girando alrededor de una sola pregunta: ¿Podía ver a Stefania?

—Luca —comenzó Danielle, mientras Luca tomaba un sorbo de su café—¿podría pasar a ver a Stefania ahora que hemos aclarado las cosas?

Luca la miró con una mezcla de cansancio y desconfianza. Su expresión no era cálida ni acogedora, y eso dejó claro que no iba a ser fácil.

—No, Danielle. No puedes ver a mi hermana en este momento.

Danielle se detuvo en seco, sorprendida y frustrada. Estaba a punto de protestar, pero Luca levantó una mano para interrumpirla antes de que pudiera decir algo más.

—Déjame terminar de hablar, Savre —dijo Luca con firmeza—. Primero, estás vestida con tu ropa de piloto, y eso es un problema. El estado de Stefania es delicado, y no quiero que ninguna posible contaminación entre en su habitación. Segundo, llama a tu chofer, que te lleve a tu casa, báñate y cámbiate de ropa. Es peligroso que entres en contacto con ella en el estado en que te encuentras.

Danielle se quedó boquiabierta. El comentario sobre el chofer la hizo fruncir el ceño. No tenía chofer, y la insinuación de Luca la molestó.

—¿Tengo cara de tener chofer? —preguntó, su tono cargado de desdén. —Porque estás equivocado, chico. No tengo chofer. Y antes de irme, necesito saber algo más.

Luca alzó una ceja, claramente sorprendido por la respuesta, pero también molesto por la falta de respeto. —¿Y qué más quieres saber?

Danielle se acercó un poco más, su mirada fija en la de Luca. —¿Sabes si Stefania ha hablado de mí mientras estaba inconsciente o desde el accidente? ¿Tiene algún sentimiento hacia mí, ya sea odio o algo más? Necesito saberlo.

Luca la miró con desdén. —No tengo idea de lo que pueda estar pensando mi hermana en este momento. Está en un estado crítico, y su bienestar es lo único que me importa ahora. Si Stefania tiene algo que decir sobre ti, no lo ha hecho en presencia de nadie que pueda informarte.

Danielle se pasó una mano por el cabello, frustrada. —Entonces, ¿qué hago ahora? ¿Espera fuera y no puedo hacer nada para ayudarla? No sé cómo se siente, y me atormenta no poder estar allí para ella.

Luca la observó con una mezcla de dureza y empatía. —Te dije que no puedes entrar, no porque no quiera que veas a mi hermana, sino porque la situación es complicada. No necesitas estar cerca de ella para que el estado de la situación mejore. Si realmente quieres hacer algo por ella, sigue mis consejos. Mantente limpia, evita cualquier posible fuente de contaminación y espera a que las cosas se calmen un poco. Solo así podrás ayudar.

Danielle asintió lentamente, reconociendo que Luca tenía un punto. Aunque seguía sin estar completamente de acuerdo con él, entendía la necesidad de precauciones en un momento tan delicado. Su mente seguía girando, pero se dio cuenta de que Luca tenía razón en una cosa: debía mantener la calma y actuar de manera responsable.

—Está bien, lo haré —dijo finalmente Danielle. —Voy a seguir tus instrucciones. Pero antes de irme, ¿puedes decirme si Stefania ha tenido alguna reacción sobre el accidente o sobre lo que pasó entre nosotros? Quiero entender, aunque sea un poco.

Luca suspiró, claramente cansado. —Mira, Stefania ha estado inconsciente durante la mayor parte del tiempo desde el accidente. No ha tenido la oportunidad de expresar mucho sobre lo que ocurrió entre ustedes. Cualquier cosa que digas sobre ella ahora mismo es especulación. Lo que puedo decirte es que ella estaba en medio de una carrera y que el estado de su coche fue muy cuestionado.

Danielle asintió, entendiendo que había más que no se estaba diciendo. —Lo siento por todo esto, Luca. No quería que las cosas terminaran así. Me preocupa mucho.

Luca la miró con una mezcla de cansancio y determinación. —Entiendo. Ahora, si no tienes nada más que añadir, te sugiero que te ocupes de tu higiene y vayas a tu casa. Estaré esperando tu visita cuando la situación se estabilice un poco más.

Danielle lo miró con un atisbo de esperanza en los ojos. —Gracias por escucharme. Lo haré. Y, Luca, estoy comprometida a encontrar la verdad sobre lo que ha estado pasando. Si puedo ayudar de alguna manera, lo haré.

Luca asintió, dándole una última mirada antes de volverse hacia la sala de espera. —Lo apreciaré. Ahora, por favor, ve a cuidarte.

Danielle se alejó, su mente llena de pensamientos contradictorios y emociones encontradas. Salió del hospital, y una vez fuera del alcance de las cámaras y la prensa, se subió a su auto, decidió dirigirse a casa. Mientras conducía, sus pensamientos se centraron en la preocupación por Stefania, el sentimiento de culpa por no haber podido hacer más, y las crecientes dudas sobre quién estaba detrás de los sabotajes.

Sabía que debía tomar una pausa, pero también entendía que debía mantenerse alerta. La tregua con Luca podría ser el primer paso hacia la verdad, pero había mucho más en juego y la necesidad de descubrir la verdad seguía presente en cada rincón de su mente.

La tarde pasó rápidamente, y cuando finalmente llegó a casa, se tomó el tiempo para una ducha rápida, cambiándose de ropa. No podía sacarse de la cabeza la imagen de Stefania en el hospital, y el sentimiento de impotencia seguía resonando en su pecho. Se prometió a sí misma que no descansaría hasta que descubriera quién estaba detrás de todo esto y hasta que Stefania estuviera segura y fuera capaz de regresar a la pista.

La batalla por la verdad apenas comenzaba, y Danielle estaba decidida a ser parte de la solución, sin importar lo que le costara.

Rivalidad -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora