Rivalidad -

Capítulo 64: Provocaciones y Revelaciones

**Capítulo 64: Provocaciones y Revelaciones**

Stefania se acomodó en su cama, observando a Danielle con una mezcla de preocupación y complicidad. La atmósfera en la habitación era tensa, pero había un destello de desafío en los ojos de ambas.

—Mira, Danielle —dijo Stefania, rompiendo el silencio—. Tienes que recuperarte bien. Si no lo haces, no te llevaré a una cita como se debe.

Danielle levantó una ceja, con una sonrisa sarcástica en sus labios.

—¿Quién te dijo que quiero una cita? ¿Y contigo, italiana?

—Oh, por favor, Savre. Sabes que no puedes resistirte a mí —respondió Stefania, riéndose. Luego, se inclinó un poco más cerca, su voz baja y cargada de provocación—. Y no olvides que me debes el beso que no pudiste darme cuando estabas en coma. Pero hay otra razón por la que necesitas estar fuerte.

—¿Ah, sí? ¿Y cuál sería esa? —preguntó Danielle, intrigada pero desafiando a Stefania.

—Porque tenemos un sobrino o sobrina en camino, y nuestros hermanos nos necesitan sanas, fuertes, y bellas —declaró Stefania con una sonrisa traviesa.

Danielle se quedó paralizada, el corazón latiéndole con fuerza.

—¿Qué? —exclamó, sorprendida—. ¿Cómo sabes eso?

—Isabella entró un día mientras estabas en coma y me lo confesó. Dijo que era la primera en saberlo —contestó Stefania, disfrutando del momento.

—¿Mi hermana Isabella? —replicó Danielle, sin poder contener la emoción—. ¡No puedo creerlo! ¿Así que tú y yo vamos a ser tías?

—Exacto, Savre. ¡Un poco de alegría en nuestras vidas! —Stefania se rió, viendo la mezcla de incredulidad y felicidad en el rostro de Danielle.

—¿Sabías que mi hermana trabajaba para tu familia? —preguntó Danielle, buscando conectar más con Stefania.

—Claro que conozco a tu hermana —respondió Stefania con una sonrisa cómplice—. Sé que trabaja en mi empresa en Italia. Yo misma la contraté.

Danielle se quedó boquiabierta, sorprendida por la revelación.

—No puede ser... —murmuró, tratando de procesar la información—. ¿Y hablaba de su familia? ¿De mí?

Stefania se encogió de hombros, su expresión cambiando a una más seria.

—No realmente. Ella siempre se mantuvo en lo profesional. Pero era una chica muy inteligente, ágil y rápida. Una excelente secretaria, con posibilidades de escalar más alto. La valoro mucho.

Danielle sintió un calor en el pecho al escuchar lo que Stefania decía sobre su hermana.

—Nunca imaginé que Isabella trabajaría en tu empresa. No puedo creer que no me lo haya dicho —admitió.

—Tal vez pensó que sería mejor que lo supieras de otra manera. Después de todo, con todo lo que ha pasado... —Stefania hizo una pausa, su mirada volviéndose más seria—. Pero, ¿no te parece que esto podría ser un nuevo comienzo para nosotras?

—¿Un nuevo comienzo? —preguntó Danielle, cuestionando el tono de Stefania.

—Sí. Juntas, seríamos más fuertes. Con nuestros hermanos involucrados, y con un bebé en camino, podríamos crear algo nuevo y poderoso. ¿Por qué no aprovecharlo?

Danielle sintió que su corazón se aceleraba. La idea de un futuro juntos, no solo como rivales, sino como aliadas, le daba esperanza.

—Es una locura, Stefania. Con nuestros padres, y la prensa... es imposible.

—Nada es imposible —respondió Stefania con determinación—. Si hay que crear un nuevo equipo, una nueva marca de coche, un contrato... todo se puede juntas.

Las palabras de Stefania resonaban en la habitación. Danielle sabía que había algo especial entre ellas, algo que iba más allá de la competencia y la rivalidad. Pero el miedo a lo que podía pasar la detenía.

—Tal vez —dijo finalmente, mirando a Stefania a los ojos—. Tal vez podríamos intentarlo. Pero primero, tengo que sanar.

Stefania sonrió, sintiéndose aliviada y emocionada.

—Entonces, a descansar se ha dicho, Savre. No te dejaré ir hasta que lo hagas —bromeó, aunque su voz estaba llena de cariño.

Ambas compartieron una risa, sintiendo que el peso de la tensión comenzaba a levantarse, y la posibilidad de un futuro juntas se hacía un poco más real.