Capítulo 10: Confrontación en la Quietud

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Casa de Danielle, Afueras de Los Ángeles - Noche

El crepúsculo había caído sobre la casa de Danielle, situada en una zona tranquila y alejada del bullicio de la ciudad. El entorno estaba rodeado de árboles altos y una calma casi sobrenatural, que contrastaba con la tormenta interna que estaba a punto de desatarse dentro de los muros de la vivienda. Danielle estaba en la sala, disfrutando de un raro momento de tranquilidad después de días de intensos entrenamientos. Tenía una taza de té en la mano y estaba sumida en sus pensamientos, tratando de relajarse.

De repente, el rugido de un motor se escuchó desde la entrada de la casa, rompiendo la serenidad del lugar. Danielle se levantó rápidamente, su cuerpo tenso al reconocer el sonido del coche de su padre. Richard Savre nunca visitaba su casa sin avisar, y menos a esas horas. Un mal presentimiento la invadió mientras se dirigía a la puerta.

Cuando abrió, se encontró con su padre, que tenía el rostro ensombrecido por la ira. Richard entró sin esperar una invitación, sus ojos eran fríos y calculadores, y Danielle supo de inmediato que algo grave había ocurrido.

"¿Qué haces aquí, papá?" preguntó, tratando de mantener la calma.

Richard cerró la puerta con un golpe seco y se giró para enfrentarla. "Danielle, ¿qué demonios estabas pensando?"

Danielle frunció el ceño, confundida. "¿De qué estás hablando?"

Richard dio unos pasos hacia ella, invadiendo su espacio personal. "La pelea de boxeo, Danielle. ¡¿Cómo se te ocurre desafiar a Stefania Spampinato en pleno entrenamiento?!"

Danielle se quedó helada. No esperaba que su padre se enterara de aquello, y menos que reaccionara con tanta furia. "¿Quién te lo dijo?"

"Eso no importa," dijo Richard, cortante. "Lo que importa es que me hiciste quedar como un idiota frente a gente muy peligrosa. ¡Tu trabajo es ganar carreras, no pelear como una callejera!"

Danielle sintió cómo la frustración comenzaba a hervir dentro de ella. "¿Desde cuándo te importa tanto lo que hago fuera de la pista? Siempre has dicho que tengo que ser fuerte en todos los aspectos, ¿ahora resulta que no puedo defenderme?"

Richard la miró con una mezcla de enojo y desprecio. "¡No entiendes nada! ¡Esto no es un juego, Danielle! Tu vida depende de que ganes. ¡Tu vida! Y estás perdiendo el tiempo en tonterías que no te llevan a nada."

Danielle retrocedió un paso, sorprendida por la intensidad de sus palabras. "¿Qué estás diciendo? ¿Por qué mi vida depende de ganar? Siempre has sido exigente, pero esto es diferente... ¿Qué has hecho, papá?"

Richard apretó los puños, luchando por mantener el control. Sabía que no podía decirle toda la verdad, pero la presión de la mafia estaba comenzando a romper sus barreras. "No es necesario que lo entiendas, solo debes saber que no tienes margen de error. No puedes mostrarte débil, no puedes perder, y mucho menos distraerte con peleas sin sentido."

Danielle lo miró fijamente, tratando de comprender la magnitud de lo que su padre estaba insinuando. "Papá, ¿en qué lío me has metido?"

Richard evitó su mirada, incapaz de enfrentar la verdad. "Tú solo concéntrate en ganar. Yo me encargaré del resto."

Danielle sintió una oleada de temor al escuchar esas palabras. Nunca había visto a su padre tan alterado, tan desesperado. "¿Es por las apuestas? ¿Es por eso que estás tan...?"

Richard la interrumpió bruscamente, su voz cargada de tensión. "¡No preguntes! Solo haz lo que te digo, Danielle. Gana las carreras. No tienes otra opción."

Danielle lo miró con incredulidad, tratando de procesar lo que estaba escuchando. "Papá, esto no es solo sobre ganar o perder, ¿verdad? Hay algo más. ¿Qué estás escondiendo?"

Richard se acercó, agarrando a Danielle por los hombros, sus ojos llenos de una desesperación que nunca antes había mostrado. "Solo prométeme que ganarás. No importa cómo, no importa a qué precio. ¡Tienes que ganar!"

Danielle sintió que el miedo se apoderaba de ella, pero asintió lentamente, sin saber qué más hacer. "Lo intentaré, papá, pero necesito que me digas la verdad."

Richard soltó sus hombros y se giró, evitando su mirada. "No puedo, Danielle. No puedo ponerte en más peligro del que ya estás. Solo... por favor, hazme caso esta vez."

Danielle se quedó en silencio mientras su padre salía de la casa, dejándola con una mezcla de confusión, miedo y una creciente sensación de que algo mucho más oscuro estaba en juego. Mientras observaba las luces traseras del coche de su padre desaparecer en la distancia, supo que las cosas estaban a punto de cambiar drásticamente. Y esta vez, no sabía si estaría preparada para enfrentarlo.

Rivalidad -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora