Capítulo 43: A la Espera del Despertar

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**Capítulo 43: A la Espera del Despertar**

El tiempo pasaba, y los días parecían interminables para todos los involucrados. Stefania seguía en coma, y aunque los médicos aseguraban que su cuerpo estaba sanando, no había señales de que despertara. Danielle visitaba el hospital a diario, cada vez más preocupada. Había pasado más de una semana desde el accidente, y la angustia se apoderaba de su mente.

Luca, quien también estaba agotado por la espera, intentaba mantenerse fuerte, pero la falta de noticias lo desgastaba. Extrañaba a su hermana, su confidente, su mejor amiga. Cada vez que miraba el número de la habitación, 1991, le recordaba que Stefania seguía allí, sin abrir los ojos, atrapada en un sueño del que parecía no querer despertar.

Los padres de los Spampinato finalmente habían llegado de Italia. El reencuentro con Luca fue emotivo, pero todos compartían la misma preocupación: Stefania no despertaba. A pesar de su nerviosismo, intentaron mantener la calma. Lo que Danielle no sabía es que con ellos venía alguien más, alguien inesperado: Isabella, su hermana. Isabella no podía quedarse en Italia de brazos cruzados mientras Danielle pasaba por esto, así que decidió acompañar a los Spampinato en su viaje.

Danielle, aunque sentía alivio de que la familia de Stefania estuviera allí, también sentía una creciente presión. La idea de encontrarse con los padres de su rival, de su confusa relación, la asustaba. Para añadir más tensión, no había vuelto a cruzarse con su propio padre, Richard, desde el día que él, en un arranque de ira, le había lanzado un jarrón directo a la cara, causándole el corte profundo que aún llevaba suturas. Evitaba su casa tanto como podía, prefiriendo pasar su tiempo entre entrenamientos en su simulador y el hospital.

En uno de esos días eternos, mientras Danielle esperaba fuera de la habitación de Stefania, Luca se le acercó con una sonrisa irónica en el rostro. Sabía que ambos estaban exhaustos, pero él siempre encontraba una manera de aliviar la tensión.

—Bueno, Savre... —comenzó Luca, cruzándose de brazos frente a ella—. ¿Estás lista para compartir tiempo con tus suegros y rivales?

Danielle se tensó un poco al escuchar la palabra "suegros". Nunca había pensado en la familia de Stefania de esa manera, pero algo en el tono juguetón de Luca la hizo sonreír, aunque sea por un segundo.

—¿Mis suegros? —repitió Danielle, arqueando una ceja—. ¿No es un poco pronto para eso?

Luca soltó una risa suave, pero sus ojos no perdían esa chispa de desafío que siempre había mostrado hacia ella.

—No lo sé, Savre. —Se encogió de hombros—. Aquí veremos si eres digna de mi hermana. Estás avisada.

Danielle intentó mantenerse seria, pero no pudo evitar sonreír nerviosa ante el comentario. Luca había sido, a su manera, protector y firme, pero también estaba claro que había empezado a aceptar la posibilidad de que los sentimientos de Danielle hacia Stefania no eran tan simples como un rival. Aun así, la presión que eso implicaba era inmensa.

—Haré lo que sea necesario, Luca. —Danielle lo miró con determinación, intentando esconder sus dudas—. No pienso rendirme.

Luca le dio una palmada en la espalda, más como un gesto de camaradería que de rivalidad. La conexión entre ambos, aunque frágil, estaba creciendo lentamente.

Mientras tanto, la vida de Danielle fuera del hospital se había vuelto una rutina monótona. Su entrenamiento se reducía a pocas horas en su simulador de carreras, evitando las pistas reales. Sabía que su padre, Richard, no estaba para nada contento con la situación. Estaba furioso por cómo se estaba comportando su hija, sin entrenar en serio, sin dedicarse a las carreras como antes.

Cada vez que Danielle pensaba en enfrentarse a él, su mente regresaba a la escena del jarrón volando hacia su rostro. El corte en su mejilla era un recordatorio constante de que las cosas en su relación con Richard se habían vuelto peligrosas, más de lo que ella se había dado cuenta.

—¿Sabes que no puedes evitar a tu padre para siempre, verdad? —le dijo Luca una tarde, mientras ambos tomaban café en una pequeña

Rivalidad -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora