**Capítulo 68: Viejas Amistades, Nuevos Sentimientos**
Los días pasaron después de la salida del hospital, y aunque Stefania intentaba seguir las recomendaciones de los médicos para recuperarse, su mente no podía dejar de pensar en la competencia, en su equipo, en lo que significaba su futuro como corredora... y en Danielle. Cada vez que veía su nombre en el teléfono, un nudo se formaba en su estómago. Pero hoy, había alguien más que agitaba las aguas.
Danielle, por su parte, había regresado a su fría y moderna casa. Los espacios minimalistas que solían ofrecerle paz ahora se sentían sofocantes. Sentada en el sofá blanco de su sala, miraba distraída su teléfono cuando un mensaje apareció en la pantalla:
**Macarena:** *"¿Estás en casa, Dani? Estoy afuera."*
Danielle suspiró. Sabía que esa conversación iba a llegar tarde o temprano. Macarena era su mejor amiga desde la infancia, una mujer graciosa, firme, sincera y honesta, con unos ojos miel que parecían leer el alma de las personas y un cabello castaño que siempre llevaba suelto. De estatura mediana y estudiante de psicología, Macarena siempre estaba para escuchar y dar consejos, incluso cuando Danielle no los pedía.
—*Perfecto,* —murmuró Danielle—. *Justo lo que necesitaba.*
Minutos después, abrió la puerta para encontrarse con una Macarena visiblemente preocupada. Su largo cabello caía sobre sus hombros, y sus ojos escrutaron a Danielle en busca de respuestas.
—¿Qué demonios te pasó, Dani? —preguntó Macarena, entrando sin pedir permiso, como de costumbre—. Me entero de todo lo que pasó por los medios, ¡y tú ni siquiera me avisas!
Danielle cerró la puerta y se recostó contra ella, cruzando los brazos con resignación.
—Estaba... ocupada. Fue un caos, ¿vale? No sabía cómo contártelo —dijo, tratando de evitar una confrontación.
—¿Ocupada? —Macarena alzó una ceja—. Te estrellas en una carrera, terminas en el hospital, y ahora hay rumores por todos lados de ti y esa tal Stefania. ¿Qué está pasando?
El nombre de Stefania hizo que Danielle sintiera una punzada en el estómago. No sabía cómo abordar el tema, ni con Macarena ni consigo misma. En su mente, los recuerdos del beso con Stefania y las miradas llenas de tensión volvieron a aparecer, confundiéndola aún más.
—Es complicado, Maca —respondió Danielle con un suspiro, sentándose en el sofá—. No sé ni cómo explicarlo.
Macarena la siguió, sentándose frente a ella, claramente preocupada.
—Bueno, aquí estoy. Explícamelo.
Danielle se llevó las manos al rostro, tratando de ordenar sus pensamientos antes de hablar.
—Stefania es... diferente. No es como todos los demás. Es fuerte, decidida, y... —hizo una pausa, buscando las palabras correctas—. Me rescató cuando me accidenté. Podría haber seguido con la carrera, pero no lo hizo. No es solo una rival, Maca. No lo entiendo.
Macarena la miró fijamente, cruzándose de brazos.
—Dani, siempre te has obsesionado con ganar. Tu vida entera gira alrededor de las carreras. Pero parece que esta chica te hace pensar en otras cosas. ¿Es eso lo que te asusta?
Danielle bajó la mirada, mordiéndose el labio. No sabía cómo admitir lo que realmente sentía, ni siquiera para sí misma.
—Tal vez... —susurró—. No sé si estoy lista para lo que sea que esté pasando entre nosotras.
Macarena no era del tipo que se andaba con rodeos, y lo sabía. Se inclinó hacia adelante y le habló con suavidad, pero sin dejar de ser directa.
—Dani, si realmente sientes algo por ella, necesitas aclararlo. No puedes quedarte en esta confusión. ¿Tienes miedo de lo que tu padre dirá?
El nombre de Richard Savre siempre generaba una sombra sobre Danielle. Su control, sus expectativas, su constante presión. Pero esta vez, el miedo era distinto. No solo se trataba de la aprobación de su padre; había algo más profundo, algo que no se había permitido explorar antes.
—Sí, tengo miedo —confesó finalmente—. Pero no es solo por mi padre. Es por lo que significa para mí, Maca. No sé si estoy lista para dejar que alguien entre en mi vida de esa manera.
Macarena sonrió levemente y le dio un pequeño empujón en el hombro.
—Dani, por mucho que lo intentes, no puedes controlar todo. A veces, las cosas simplemente suceden, y tienes que dejarte llevar. Pero, sea lo que sea que sientas por Stefania, asegúrate de ser honesta contigo misma.
Danielle asintió lentamente, dejando que las palabras de su amiga se asentaran. Sabía que tenía razón, pero también sabía que enfrentarse a sus sentimientos por Stefania iba a ser una batalla tanto interna como externa.
Antes de que pudiera responder, su teléfono vibró en la mesa. Al mirar la pantalla, vio un mensaje de Stefania:
**Stefania:** *"¿Cómo estás? No puedo dejar de pensar en la próxima carrera... Aunque me dijeron que tengo que esperar."*
Danielle sonrió al ver el mensaje, pero esta vez, algo dentro de ella decidió ser más atrevida. Contestó rápidamente:
**Danielle:** *"Relájate, Tana. Como dije, te doy ventaja esta vez. Aunque me encantaría verte intentar ganarme de nuevo... ¿O estás demasiado distraída conmigo?"*
Stefania no tardó en responder:
**Stefania:** *"¿Distraída? No soy yo la que terminó besando a su rival después de la carrera... Si eso fue una estrategia para debilitarme, tendré que responder con algo mejor."*
Danielle soltó una risa. Era la primera vez que se sentía así de ligera, jugando con Stefania en lugar de pelear.
**Danielle:** *"Oh, me encantaría ver con qué piensas responder, pero te advierto, no será fácil ganarme... en ningún terreno."*
Macarena, observando la escena, soltó una risa suave.
—Ah, ya veo. Así que es así como se llevan.
Danielle sonrió, guardando el teléfono y alzando la ceja.
—Es complicado, Maca, pero tal vez tienes razón. No puedo seguir evitando esto. Aunque... será difícil.
Macarena se levantó, dándole una palmada en el hombro.
—Todo lo bueno es difícil, Dani. Pero si ella te hace sentir todo esto, quizás valga la pena intentarlo.
El teléfono vibró nuevamente en sus manos. Otro mensaje de Stefania.
**Stefania:** *"¿Sabes qué? Te dejo con esa duda... pero ten cuidado, Danielle. Cuando llegue el momento, no serás tú quien se ría último."*
Danielle sintió cómo el pulso le aceleraba mientras leía esas palabras. La carrera por delante no solo sería en la pista.
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Rivalidad -
FanfictionEn el mundo de las carreras, dos mujeres se enfrentan en una batalla que va más allá de la pista. Stefania Spampinato, una prometedora corredora italiana, llega a Los Ángeles con la misión de vencer a Danielle Savre, la campeona local. Mientras sus...