capítulo 49 : Confesiones y Confrontaciones

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Danielle se encontraba nuevamente en la habitación de Stefania, la 1991. La quietud de la habitación contrastaba con el torbellino de emociones que sentía dentro de ella. Stefania yacía inmóvil en la cama, sus movimientos eran pequeños y casi imperceptibles. La luz tenue del atardecer se filtraba a través de las persianas, creando un ambiente casi místico. Danielle, aún con el peso de la conversación que había tenido con Luca, se acercó lentamente a la cama de Stefania. El sonido de los monitores cardíacos marcaba un ritmo constante, mientras los latidos de su propio corazón se aceleraban al acercarse a ella.

Con cuidado, tomó la mano de Stefania entre las suyas, sintiendo el calor leve que aún irradiaba. La miró con una mezcla de desesperación y ternura, intentando encontrar las palabras correctas, aunque sabía que no había un "correcto" en este momento.

—Yo no debería decirte qué hacer, Stefania —susurró, su voz temblando ligeramente—. Tú me enamoraste, creo... pero no sé amar, no sé querer, no sé dar cariño. Y tú lo hiciste muy bien, mejor de lo que jamás podría haber imaginado. Pero mereces algo mejor que una rival... mereces a alguien que pueda darte todo eso sin miedo.

Danielle hizo una pausa, tragando el nudo que se había formado en su garganta. Las emociones reprimidas durante tanto tiempo luchaban por salir, pero ella intentaba mantener el control, como siempre lo hacía.

—He intentado todo para alejarme, para convencerme de que esto no es real, que es solo la competencia o el calor del momento... pero es imposible. Entiende que sola no puedo, Stefania. Despierta, por favor, vuelve a volverme loca en la pista, a robarme besos y miradas... Necesito que estés aquí, que me confrontes, que me hagas sentir viva.

Danielle se inclinó ligeramente hacia adelante, su rostro a solo centímetros del de Stefania. Su corazón palpitaba con fuerza, luchando contra la barrera invisible que la separaba de lo que realmente deseaba. Sus labios se acercaron a los de Stefania, tan cerca que casi podía sentir su aliento, aunque era débil.

De repente, la puerta se abrió bruscamente y Carla entró en la habitación. Su mirada se clavó en Danielle, y sus ojos se entrecerraron al darse cuenta de la escena frente a ella.

—¿Qué haces, Savre? —preguntó Carla con un tono de desaprobación, acercándose rápidamente—. Por lo menos pide consentimiento y que esté consciente... eso que haces es de cobarde.

Danielle se alejó de Stefania de inmediato, su rostro se puso rojo de vergüenza. El peso de las palabras de Carla la golpeó con fuerza, haciéndola sentir expuesta y vulnerable. La tensión en la habitación era palpable, y el silencio que siguió fue casi ensordecedor.

—¿De qué besos hablabas hace un momento? —continuó Carla, cruzándose de brazos y observando a Danielle con desconfianza.

Danielle bajó la cabeza, incapaz de sostener la mirada de Carla. Las emociones que habían estado al borde de desbordarse ahora la envolvían en una mezcla de vergüenza y desesperación. Sin decir una palabra, se dio la vuelta y salió rápidamente de la habitación, dejando a Carla y Stefania en silencio.

Al cerrar la puerta detrás de ella, Danielle apoyó su espalda contra la pared del pasillo, tratando de recuperar la compostura. Las palabras que había pronunciado momentos antes resonaban en su mente, cada una como un golpe a su ya frágil control emocional. No podía negar lo que sentía, pero al mismo tiempo, se sentía más perdida que nunca.

Dentro de la habitación, Carla se acercó a Stefania, observando su rostro sereno. Con un suspiro, se sentó en la silla junto a la cama, tomando la mano de su amiga con cuidado.

—Vamos, Stefania... es hora de que despiertes —murmuró Carla, con una mezcla de

 preocupación y determinación en su voz—. Hay alguien aquí que te necesita más de lo que imagina, aunque le cueste admitirlo.

El atardecer continuaba, y las sombras se alargaban, envolviendo la habitación en una penumbra que parecía reflejar la incertidumbre que llenaba el corazón de Danielle. Afuera, el mundo seguía girando, pero para Danielle, el tiempo parecía haberse detenido, atrapándola en un limbo de emociones contradictorias y decisiones que aún no sabía cómo tomar.

hoy quise compartirles unos caps mas :) 

gracias por leer :)

Rivalidad -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora