Capítulo 50: Llamando a la Guerrera Italiana

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Carla se sentó al borde de la cama de Stefania, mirándola con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Había un torbellino de pensamientos en su cabeza. Su amiga, la indomable Stefania Spampinato, estaba allí, quieta y en silencio, algo que simplemente no encajaba con su personalidad.

"Vamos, Spampinato, deja de hacerte la bella durmiente y despiértate," murmuró Carla, entre la seriedad y el intento de romper la tensión con un toque de humor. "Te necesito aquí, y no solo para que me expliques cómo es eso que te besaste con Savre. ¡Sí, lo escuché! La tienes a tus pies. Así que, o te despiertas ya, o voy y me la quedo yo."

Hubo un silencio pesado en la habitación, interrumpido solo por el suave zumbido de las máquinas. Carla se inclinó un poco más, tomando la mano de Stefania y entrelazando sus dedos. "Vamos, Spampinato... Yo sé que tú no eres de las que se rinden así de fácil. Despierta, quiero respuestas. ¿Qué pasó entre tú y esa rubia testaruda? Porque, aunque ella no lo admita, está loca por ti. Necesito saber todo el chisme, amiga, y no pienso esperar a que lo sueñes. ¡Despiértate ya o me la robo!"

Dentro de su mente, Stefania escuchaba las palabras de Carla como un eco distante. Era como si todo ocurriera detrás de una cortina de niebla, pero el tono juguetón y provocador de su amiga la estaba llamando de vuelta, empujándola a romper esa barrera que la mantenía en ese estado indefinido.

Carla suspiró y cambió su tono a uno más serio, con preocupación palpable en cada palabra. "Spampinato, tienes que despertar," dijo con urgencia. "Tu chica está sufriendo... y no solo por tu estado. Su padre le ha pegado ya dos veces, ha lastimado su rostro." Carla hizo una pausa, mirando el rostro inerte de Stefania. "Así que tienes que despertar y sacarla de ese lugar. Ella necesita a alguien que la proteja y, seamos honestas, tú eres la única que puede enfrentarse a ese hombre , si es que asi se puede llamar a ese mafioso, cobarde.

Stefania sintió que algo dentro de ella se agitaba. Las palabras de Carla se colaban entre sus pensamientos confusos, como pequeñas descargas que la empujaban a regresar. La imagen de Danielle sufriendo a manos de su padre la llenó de furia y determinación. No iba a quedarse allí sin hacer nada mientras todo sucedía a su alrededor.

Carla continuó, ahora con un tono más suave pero insistente. "Sé que estás escuchando, Spampinato. Sé que estás luchando por volver. Y créeme, necesitas hacerlo porque esta historia entre tú y Savre tiene un capítulo muy importante que escribir. Pero necesito a mi amiga de vuelta, con su carácter italiano, lista para pelear por lo que quiere."

Dentro de su estado nebuloso, Stefania hizo un esfuerzo enorme. Quería responder, quería decirle a Carla que no se atreviera a meterse con Danielle, quería abrir los ojos y hacer frente a la vida que la esperaba. La rabia y el deseo de proteger a Danielle se mezclaban con el impulso de regresar.

¡Esa es, Spampinato! ¡Esa es la guerrera que conozco! Vamos, sigue luchando," exclamó Carla, sintiendo un pequeño movimiento en los dedos de Stefania. El corazón de Carla se aceleró y, por un segundo, contuvo la respiración. "Vamos, amiga. Ella te necesita. ¡Despiértate y pelea por esa rubia !

Stefania sentía que una ola de energía la recorría. Su cuerpo estaba comenzando a responder, a despertarse de ese letargo. Las palabras de Carla, sus bromas, sus provocaciones y, sobre todo, la noticia de que Danielle estaba siendo lastimada, estaban logrando sacarla del oscuro abismo en el que había estado. No podía dejar que Carla se saliera con la suya ni dejar a Danielle sola. Tenía que despertar y protegerla.

Carla apretó la mano de Stefania con más fuerza, sus ojos llenándose de esperanza. "Vamos, amiga, despiértate. Tienes a Savre y a todos nosotros esperando a que regreses. Ella necesita que la saques de ahí, necesita que estés a su lado. No puedes dejar que ese hombre la siga lastimando."

Y allí, en la cama del hospital, Stefania luchaba por romper la neblina, por abrir los ojos. Sabía que Carla la estaba desafiando, y no podía resistirse a responder. Con cada palabra de su amiga, sentía que regresaba un poco más. La guerrera italiana estaba despertando, lista para enfrentar todo lo que se venía y para luchar por la mujer que se había robado su corazón.

Rivalidad -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora