Capítulo 31: La Búsqueda de la Redención

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El rugido de la ambulancia era un eco desesperado en la noche mientras Stefania, inconsciente y gravemente herida, era transportada al hospital. Luca, su hermano, estaba a su lado, aferrado a su mano con una intensidad desesperada. La ambulancia avanzaba rápidamente, atravesando las calles de Los Ángeles con las luces parpadeantes y el sonido estridente llenando el aire.

"¡Vamos, Stefania! No te rindas," gritaba Luca, sus palabras cargadas de angustia. "Eres fuerte, tienes que luchar. ¡No te dejes ir!"

El rostro de Stefania estaba pálido, y las heridas eran visibles, incluso a través de las vendas y las máscaras de oxígeno. El impacto había sido brutal: huesos rotos, posibles daños internos y una conmoción cerebral que podía tener consecuencias graves. Los paramédicos trabajaban con habilidad y rapidez, intentando estabilizarla mientras Luca intentaba mantener la esperanza en medio de la desesperación.

En un rincón de la pista, Danielle estaba abrumada. El caos del accidente la había dejado atónita. Cuando los equipos de emergencia se llevaron a Stefania, Danielle miró a su alrededor, desorientada y sin saber qué hacer. La prensa, el público, y su propio equipo estaban en shock, pero Danielle se sentía vacía y perdida.

Sin pensarlo dos veces, Danielle se subió a su Lamborghini, aún en su ropa de piloto, y siguió la ambulancia a toda velocidad. No le importó lo que dijeran su padre, su equipo o el público. Solo quería asegurarse de que Stefania estuviera bien. La carretera parecía interminable, y el peso de la culpa la abrumaba.

"¡Demonios! ¡Demonios!" murmuraba Danielle mientras manejaba, la ansiedad y el remordimiento en sus ojos. "¡No podía hacer nada! ¿Por qué no me dejaron salir del auto? ¡Maldita sea!"

Danielle sintió una punzada de dolor al recordar que la primera en llegar al lugar del accidente había sido Stefania, la misma persona a quien ella había rechazado y enfrentado en la pista. La culpa se le hacía insoportable, y su propia preocupación por las modificaciones no autorizadas en su Camaro sólo aumentaba el peso de su arrepentimiento. Las modificaciones inesperadas en su auto la habían dejado atrapada, y ahora, en su mente, se mezclaban preguntas sin respuesta.

Cuando llegaron al hospital, la situación se volvió aún más tensa. Danielle, sin importarle la ropa en la que estaba, corrió hacia la entrada del área de emergencia. Allí, encontró a Luca, que estaba de pie junto a las puertas, esperando noticias de su hermana.

"¡¿Qué haces aquí?! ¡Lárgate!" gritó Luca, su rostro rojo de furia. "¡No tienes nada que hacer aquí!"

Danielle estaba confundida, y la tensión en el ambiente era palpable. "¿Por qué me estás echando? ¡Yo no quise que esto pasara! Solo quería asegurarme de que Stefania esté bien."

"No es momento para tus juegos o para tus palabras vacías," respondió Luca con voz temblorosa, pero llena de enojo. "Mi hermana está en peligro y tú eres una de las razones por las que está en esta situación. ¡Si no te importaba antes, ahora vete! No necesitamos tu compasión de última hora."

Danielle sintió un golpe en el pecho al escuchar esas palabras. "¿Cómo puedes decir eso? Yo no sabía nada. No quería que esto pasara, yo—"

"¡Mi hermana te salvó, y ahora está en este estado por culpa de las carreras y todo lo que involucran! ¡Vete de aquí antes de que haga algo de lo que pueda arrepentirme!" Luca estaba al borde del colapso, y sus palabras eran como cuchillos afilados.

Danielle se quedó paralizada, sin saber cómo reaccionar. La culpa la estaba devorando, y la realidad de la situación la abrumaba. Mientras se alejaba del área de emergencia, sintió lágrimas calientes deslizarse por sus mejillas. No había ninguna explicación que pudiera justificar lo que estaba pasando, y el dolor por no poder hacer nada por Stefania era una carga que sentía como una losa de piedra en su corazón.

En el interior del hospital, Luca y los médicos se enfrentaban al desafío de estabilizar a Stefania, mientras Danielle, atrapada en sus propios pensamientos y sentimientos de culpa, intentaba comprender la magnitud de lo que había sucedido. Sin saber que el verdadero culpable detrás del accidente era su propio padre, Danielle se sumía en una tormenta de emociones y arrepentimientos.

La noche avanzaba lentamente mientras el destino de Stefania pendía de un hilo, y las vidas de todos los involucrados estaban a punto de cambiar para siempre.

Rivalidad -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora