Rivalidad -

Capítulo 22: Desafíos y Confusiones

**Stefania - Casa en Los Ángeles**

Stefania Spampinato no había podido dormir. Cada vez que cerraba los ojos, el beso con Danielle volvía a su mente, junto con el dolor en la mirada de la rubia cuando se separaron. ¿Por qué lo había hecho? Era una pregunta que se repetía sin cesar. Sabía que había arriesgado mucho, no solo por el beso en sí, sino por lo que significaba. ¿Qué significaba? Stefania no estaba segura, pero había algo innegable en lo que había sentido en ese momento: una chispa, un fuego que no había experimentado antes.

Mientras se preparaba un café en su cocina moderna, Stefania no podía evitar sentirse inquieta. Danielle la había rechazado, claro, pero eso no significaba que las cosas estuvieran resueltas. De hecho, ahora todo parecía más complicado. El beso le había despertado sentimientos que no podía ignorar, y aunque Danielle se había mostrado fría y distante, Stefania sabía que había algo más bajo esa superficie dura.

Jeff, su perra, se sentó a sus pies, como si comprendiera la agitación de su dueña. Stefania suspiró y acarició la cabeza del animal, buscando algún tipo de consuelo en el silencio de la mañana.

**Danielle - Hospital**

Por su parte, Danielle Savre estaba decidida a olvidarse de todo lo que había pasado en la visita de Stefania. Miraba fijamente el techo de su habitación en el hospital, tratando de borrar la sensación de los labios de Stefania sobre los suyos, la intensidad del momento. Pero no podía.

El beso había sido un error, una locura que no tenía sentido en su mundo de rivalidad y control. Se lo repetía una y otra vez, pero no podía negar que, por un breve instante, había sentido algo que la aterrorizaba. Algo que se parecía peligrosamente al deseo.

Danielle sabía lo que tenía que hacer: ignorar a Stefania, ser fría, mantener la distancia. Esa italiana no significaba nada para ella. No podía permitir que ese beso se convirtiera en algo más. Hablaría con Stefania solo cuando fuera necesario, y lo haría de la manera más profesional posible. Así era como debía ser.

**Pensamientos en Conflicto**

En los días siguientes, ambas mujeres lucharon con sus emociones. Stefania, siempre impulsiva y apasionada, no podía dejar de pensar en Danielle. Su mente volvía constantemente a los momentos que habían compartido en la pista, en el hospital, y especialmente en el beso. Cada recuerdo era una mezcla de frustración y deseo. Quería entender a Danielle, quería descubrir qué era lo que realmente sentía por ella. ¿Era odio? ¿Era amor? ¿Era algo más?

Danielle, por su parte, estaba decidida a no darle ninguna importancia a Stefania. La consideraba una distracción peligrosa, alguien que podía desestabilizar todo lo que había construido. Pero cuanto más intentaba ignorarla, más pensaba en ella. Había algo en Stefania que no podía simplemente dejar de lado, y eso la enfurecía.

**Stefania y su Plan**

Una tarde, mientras entrenaba en su gimnasio personal, Stefania tomó una decisión. Si Danielle iba a ser fría y distante, ella haría lo contrario. Stefania siempre había sido una mujer que disfrutaba de los desafíos, y esto no sería diferente. Provocaría a Danielle, la llevaría al límite, haría que enfrentara lo que realmente sentía.

"Así que quieres ignorarme, rubia testaruda," murmuró para sí misma mientras golpeaba el saco de boxeo con fuerza. "Pues vamos a ver cuánto tiempo puedes mantener esa fachada."

**En el Circuito de Entrenamiento**

La oportunidad de poner en práctica su plan no tardó en llegar. Apenas unos días después, las dos se encontraron en el circuito de entrenamiento. El ambiente estaba tenso, cada una consciente de la presencia de la otra, pero fingiendo lo contrario.

Stefania fue la primera en romper el silencio. Se acercó a Danielle con una sonrisa desafiante en los labios. "Veo que estás mejor, Savre. Qué bueno verte de pie después de lo del hospital."

Danielle no le devolvió la sonrisa. Mantuvo su mirada firme, sin dejarse afectar por el tono juguetón de Stefania. "Estoy aquí para entrenar, no para charlas innecesarias."

Stefania soltó una risa suave, disfrutando de la reacción contenida de Danielle. "Oh, vamos. ¿No podemos hablar un poco entre rivales? Después de todo, hemos compartido algunos... momentos interesantes, ¿no?"

Danielle apretó los labios, tratando de no morder el anzuelo. "No tengo tiempo para tus juegos, Spampinato. ¿Por qué no te enfocas en tus entrenamientos y dejas de perder el tiempo?"

Stefania dio un paso más cerca, sus ojos brillando con determinación. "¿Perder el tiempo? No lo creo. De hecho, creo que nunca he estado tan enfocada en algo... o en alguien."

Danielle frunció el ceño, tratando de mantener su compostura. "No sé qué crees que estás haciendo, pero no va a funcionar. No me interesan tus provocaciones."

"¿No?" Stefania levantó una ceja, divertida por la tensión que veía en los ojos de Danielle. "Eso no es lo que parecía la otra noche. Parecía que había algo más... algo que tal vez aún no estás lista para admitir."

"¡Basta!" Danielle alzó la voz, cortando las palabras de Stefania. Sus ojos brillaban con una mezcla de ira y algo más profundo que ella misma no quería reconocer. "¡No quiero hablar de eso! Fue un error, un momento de debilidad, y no significa nada."

Stefania la miró fijamente, sintiendo una oleada de compasión mezclada con su determinación. "Puede que tú lo veas como un error, Danielle, pero yo no lo hago. Y no voy a dejar que lo olvides tan fácilmente."

Danielle se dio la vuelta, dispuesta a alejarse, pero Stefania la detuvo, agarrándola suavemente del brazo. "Sabes que hay algo más aquí, algo más que odio o rivalidad. Y yo no voy a rendirme hasta que lo enfrentes."

Danielle se zafó del agarre, su corazón latiendo con fuerza. "No hay nada que enfrentar. Tú no significas nada para mí, y cuanto antes lo entiendas, mejor."

Pero mientras se alejaba, Stefania no pudo evitar sonreír. Sabía que había logrado penetrar la fachada de Danielle, al menos un poco. La batalla entre ellas no había terminado; apenas estaba comenzando. Y Stefania, con su naturaleza competitiva y su espíritu indomable, no tenía intención de rendirse.