**Capítulo 25: La Reina de la Pista**

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El sol brillaba intensamente sobre el circuito de Los Ángeles, mientras los motores rugían con una furia contenida, listos para desatarse en la carrera más esperada de la temporada. Stefania estaba en la pole position, con su Ford Mustang negro mate con detalles en azul y el número 91 brillando con orgullo en el capó. Detrás de ella, Danielle ocupaba la segunda posición, al volante de su Camaro negro mate con rojo, luciendo el número 19. Las dos rivales se habían enfrentado en innumerables ocasiones, pero esta vez, el ambiente era diferente, cargado de tensión, emociones contenidas y algo más, algo que ambas sabían que estaba ahí pero no querían admitir.

El sonido del semáforo cambiando de rojo a verde fue la señal para que los pilotos pisaran el acelerador con toda su fuerza. Los autos se lanzaron hacia adelante con una velocidad vertiginosa, el asfalto rugiendo bajo los neumáticos.

Desde el primer momento, la carrera fue una batalla entre Stefania y Danielle, ninguna dispuesta a ceder ni un centímetro. Stefania mantuvo la delantera en las primeras vueltas, aprovechando cada curva y recta para consolidar su posición. Sin embargo, Danielle no se quedó atrás. Con una precisión calculada, empezó a acortar la distancia, pegándose al parachoques trasero del Mustang.

Cada vuelta era una danza peligrosa de adelantamientos, frenadas al límite, y maniobras arriesgadas. El público estaba al borde de sus asientos, incapaz de predecir quién saldría victoriosa. Cada vez que una tomaba la delantera, la otra respondía con una contraofensiva igual de feroz. Era una lucha de titanes, una batalla donde no había lugar para el error.

**Última Vuelta**

Cuando la carrera llegó a su última vuelta, la tensión alcanzó su punto máximo. Stefania y Danielle estaban codo a codo, a centímetros de distancia, sus autos prácticamente tocándose mientras se dirigían a la recta final. El rugido de los motores era ensordecedor, y las dos mujeres tenían sus miradas fijas en la meta, decididas a cruzarla primero.

Pero en el último segundo, Danielle encontró una pequeña brecha, una oportunidad mínima que aprovechó con la destreza que la caracterizaba. El Camaro negro mate se adelantó, cruzando la línea de meta apenas un suspiro antes que el Mustang de Stefania. Danielle había ganado.

**Protocolo y Emociones**

El público estalló en vítores, la emoción palpable en el aire. Mientras Danielle bajaba de su auto, una mezcla de orgullo y euforia la inundaba. Había demostrado que aún era la reina de la pista. Stefania, por su parte, salió de su Mustang con la respiración agitada, su cuerpo vibrando con la adrenalina de la carrera. Había perdido, pero la emoción del desafío la mantenía en pie.

Danielle no perdió tiempo. Con pasos firmes, se dirigió hacia Stefania, una sonrisa de satisfacción en sus labios. "Te lo dije, Spampinato. Yo soy la reina de la pista," dijo, sus palabras llenas de confianza y provocación.

Stefania la miró, sus ojos brillando con una mezcla de admiración y desafío. "Hoy ganaste, Savre, pero no creas que esto ha terminado. No te lo voy a poner fácil la próxima vez."

Danielle se acercó más, invadiendo el espacio personal de Stefania, hasta que sus rostros estaban a solo centímetros de distancia. "No quiero que me lo pongas fácil," susurró Danielle, sus palabras llenas de un doble sentido que no pasó desapercibido.

La tensión entre ellas era electrizante. Sin decir más, las dos se lanzaron una hacia la otra, sus labios encontrándose en un beso cargado de pasión y rabia contenida. No había suavidad en ese beso, solo un deseo crudo, una necesidad de demostrar algo más allá de las palabras.

Las manos de Stefania se aferraron a la cintura de Danielle, tirando de ella con fuerza, mientras Danielle respondía con igual intensidad. La fricción entre ellas era palpable, el calor de sus cuerpos alimentando el fuego que ardía desde hace semanas. Sin soltarla, Stefania la llevó hacia un rincón más apartado, donde el ruido de la pista se desvaneció, dejando solo sus respiraciones entrecortadas y el sonido de sus labios encontrándose una y otra vez.

**El Momento Apasionado**

Lo que comenzó como un beso de desafío rápidamente se transformó en algo más profundo y primitivo. Stefania empujó a Danielle contra la pared, sus manos recorriendo su espalda, sintiendo cada músculo tenso bajo la tela de su traje de carreras. Danielle soltó un gemido bajo, incapaz de controlar la mezcla de emociones que Stefania despertaba en ella.

"No eres tan fría como intentas parecer," murmuró Stefania contra su cuello, sus labios viajando por la piel expuesta.

Danielle arqueó la espalda, sus manos buscando el cabello de Stefania, tirando ligeramente mientras su respiración se volvía más errática. "Y tú no eres tan odiosa como finges ser," respondió con un tono desafiante, aunque sus palabras perdieron fuerza cuando Stefania mordió suavemente su cuello, arrancándole un suspiro involuntario.

El deseo entre ellas se desbordó, llevándolas a un frenesí en el que los besos y las caricias se intensificaron, borrando cualquier rastro de rivalidad. No había espacio para dudas o arrepentimientos en ese momento, solo una necesidad imperiosa de sentir, de reclamar lo que ambas habían estado negando por tanto tiempo.

El clímax de su pasión llegó rápidamente, y cuando todo terminó, ambas quedaron jadeando, sus cuerpos temblando mientras se miraban fijamente. En los ojos de Danielle, Stefania vio una chispa de algo más allá de la rivalidad. Una conexión que iba más allá de la pista de carreras, algo que ninguna de las dos estaba lista para admitir, pero que ahora era innegable.

Stefania se separó ligeramente, aún recuperando el aliento. "Si quieres más, Savre, sabes dónde encontrarme," dijo con una sonrisa juguetona, pero sus ojos delataban algo más profundo.

Danielle, aún recuperándose de la intensidad del momento, asintió levemente, sin palabras para expresar lo que estaba sintiendo. Solo una cosa era segura: nada volvería a ser igual entre ellas.

La pista de carreras había sido solo el comienzo de algo mucho más grande y peligroso, y ambas lo sabían.

que les parece? 

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