Cap. 35

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Al día siguiente, los estudiantes tenían una presentación importante en sus clases. Los planos y las edificaciones que habían realizado el día anterior en su programa. El trabajo que Betty y Jughead tardaron horas y horas en hacer.

Por eso, claramente Betty era un manojo de nervios.

—Amor... Ya has hecho esto antes— Le recordó Jughead a su novia mientras caminaba con ella por los pasillos. —Bebé... Cálmate. Lo harás bien—

—No lo sé— Respondió Betty, con las manos temblorosas. —¿Y si algo sale mal? ¿Y si le falta algo a mi proyecto?—

Jughead suspiró, deteniéndose y tomándola de ambas manos. —Preciosa... Cuando revisamos nuestros trabajos ayer... ¿Faltó algo?—

—No— Negó Betty.

—Entonces no pasa nada. Todo va a estar bien, confía en mi, princesa— Pidió Jughead, besando su frente.

Betty sonrió y besó sus labios rápidamente. —Eres el mejor. Pero necesito revisar algunas cosas antes o no estaré tranquila—

Jughead soltó una risa. —Está bien. Vamos al salón de clases—

Se dirigieron al salón de clases y ahí, juntos, empezaron a revisar el proyecto en la laptop de Betty.

—¿Ves amor?— Preguntó Jughead, señalando la construcción en la laptop de la ojiverde. —Es perfecto, como tú—

Betty lo miró con una sonrisa. —Si... Todo está... ¡Jug, mi celular!—

—¿Tu celular?— Preguntó Jughead, confundido. —¿Qué pasó con tu...?

—Tengo que buscarlo urgente o alguien más lo tomará— Advirtió Betty, largándose a correr fuera del salón de clases.

—Amor espera— Pidió Jughead, siguiéndola.

Betty corrió hacia los pasillos, buscando con la mirada. —Oh no... ¿Dónde estará?—

Jughead la miró con ternura. —Bebé... ¿Ya buscaste en tu casillero?—

—¿Mi casillero?— Preguntó Betty, acercándose a su casillero y abriéndolo, soltando un profundo suspiro de alivio. —Aqui está— Lo tomó.

Jughead soltó una risa y se acercó a besar su cabeza. —Mi hermosa princesa distraída. Regresemos a lo que hacíamos—

Betty lo miró. —¿Y qué hacíamos?—

—Bebé... Estábamos revisando tu trabajo— Le recordó, divertido.

Betty suspiró, pasándose una mano sobre el rostro. —Cierto... Tantos nervios me ponen muy distraída. Vamos—

Jughead la siguió al salón de clases, pero de ahí vieron salir a Donna Sweet, parecía apurada.

—Donna— La llamó Betty, acercándose. —¿A dónde vas? Las clases están a punto de empezar—

Donna la miró, nerviosa. —¿Enserio? Pues... En ese caso... Debería quedarme. ¿No?—

—¿Ocurre algo, Donna?— Preguntó Jughead, extrañado ante la actitud de la chica.

—No— Negó la chica. —No... Nervios—

—Descuida, estoy igual— Admitió Betty, tomando la mano de su novio y entrando al salón de clases junto a el.

Al entrar al salón de clases, los demás empezaron a llegar y Betty guardó su laptop mientras su novio se sentaba a su lado.

—Donna estaba muy rara— Murmuró Betty, acercándose a Jughead.

—Si... Es muy raro, no peleó con nosotros— Opinó Jughead. —Pero bueno... Hoy todos estamos nerviosos—

•SÓLO POR TÍ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora