Betty Cooper es una joven universitaria con padres estrictos y una vida supuestamente perfecta y Jughead Jones es el chico callado y solitario que se enfrentará a muchas cosas sólo por ella. Pero... ¿Podrá su amor triunfar cuando todo está en su con...
Dos meses más pasaron y Jackson tenía cinco meses de edad, lo que significaba que desde que cumpliera seis Betty se iba a integrar al mundo laboral porque no veía la hora de empezar a trabajar.
Pero había un problema: ¿Quien cuidaría a Jackson?
Sus abuelos trabajaban también, así que Jughead se comunicó con sus padres para buscar una solución a ese problema.
Hoy en la tarde Betty y Jughead estaban en casa de los Jones con su pequeño mientras a éste sus abuelos lo mimaban a más no poder.
—Ahí va el bebé— Dijo JB, levantando al pequeño por los aires mientras este reía sin parar.
—Cariño lo vas a marear, dámelo— Exigió Gladys, tomando al bebé en sus brazos y mirándolo con amor. —¿Quién es el niño más consentido de la abuelita? Tu lo eres mi amor, tu lo eres—
Betty y Jughead se miraron con una sonrisa y continuaron disfrutando aquella imagen de su hijo siendo muy amado por su familia paterna, como lo fue desde el primer momento.
—¿A qué hora llega la niñera de Jack?— Preguntó Jughead, impaciente.
—Viene en camino hijo— Aseguró Gladys. —Tranquilo—
En ese preciso momento el bebé empezó a llorar y ese fue el sonido de alerta de Betty.
—Ay bebé...— Lo llamó Betty, acercándose. —Te acabo de alimentar—
—Descuida Betty, yo lo resuelvo—Aseguró Fp, acercándose al bebé y tomándolo en sus brazos con una sonrisa. —Hola pequeño. ¿Quieres salir a ver mariposas? Vamos— Lo llevó al jardín.
—Mamá creo que ya llegó la niñera de mi sobrino— Avisó JB, mirando por una de las ventanas.
Llegó un lindo auto rojo a la casa Jones, se estacionó y de ahí bajó una señora de algunos cincuenta años, muy alegre y sonriente.
JB abrió los ojos como platos y empezó a dar saltos. —¡No puede ser, es Estrella!—
—¿Qué?— Preguntó Jughead, alerta, corriendo hacia la ventana. —¡No puede ser, sí es ella!—
Betty miró a Jughead y JB, confundida y luego miró a Gladys. —¿Quien es Estrella?—
Gladys sonrió. —Fue la niñera de mis hijos cuando estaban pequeños. Ya sabes... Fp y yo siempre estamos muy ocupados y necesitábamos a alguien de confianza que los cuidara—
Betty asintió y volvió a prestar atención a la escena, especialmente cuando aquella adorable señora entró a la casa y abrazó a Jughead y a Jellybean con mucho amor.
—Pero qué grandes están mis tesoros— Admitió Estrella, mirándolos a ambos con amor.
—Te extrañamos mucho— Dijo JB con un puchero.
—No puedo creer que estés aquí— Admitió Jughead, contento. —Hace tiempo no te veíamos—
—Vine porque el deber llama de nuevo— Dijo Estrella. —Hay un nuevo integrante de la familia que me necesita—
—Hola Estrella— La saludó Gladys, acercándose a abrazarla. —Que gusto tan grande tenerte nuevamente aquí—
—El gusto es todo mío querida— Contestó la mayor con una sonrisa para luego mirar a Betty, quien permanecía en silencio. —Hola cariño. ¿Cuál es tu nombre?—
—Soy Betty Cooper, mucho gusto— La saludó Betty con un beso en la mejilla.
—Estrella, ella es mi nuera y la hermosa madre de mi nieto— La presentó Gladys.
—¿Ella es la mamá del niño?— Preguntó Estrella, maravillada. —Ven aquí linda— Le dijo, abrazándola con fuerza y mirándola atentamente. —Pero qué hermosa es. El bebé debe tener excelentes genes. ¿Dónde está el bebito?—
—¿Nos llamaban?— Preguntó Fp, acercándose con el bebé en sus brazos.
Estrella chilló y se acercó a Fp, quitándole al niño y tomándolo en sus brazos. —¡No puede ser, pero qué criatura tan encantadora!—
Y si... Encontraron a la niñera perfecta para bebé Jackson. Una persona de confianza y cercana a la familia.
En pocas semanas, Betty empezaría a trabajar y eso la llenaba de emoción y nervios a la vez.
—Listo, dormí al bebé— Avisó Jughead, acercándose a su novia con el pequeño bien dormido entre sus brazos.
Betty soltó una risa, mirándolo. —Damelo, lo llevaré a su cuarto. Ha batallado mucho contra el sueño pero al final perdió—
Jughead sonrió, dejando al bebé en brazos de Betty. —Menos mal y le agradó Estrella. Ella estará conviviendo con él para que valla acostumbrandose—
Betty suspiró, empezando a caminar hacia la habitación de su pequeño. —Me siento un poquito mal por dejar mi maternidad de lado para trabajar pero es que es mi más grande sueño— Admitió, entrando a la habitación del bebé y dejándolo en la cuna. —Quiero cambiar al mundo—
—Y está bien— La apoyó Jughead, mirándola. —Aunque si fuera por mí sabes perfectamente que puedes disfrutar tu maternidad pero se lo mucho que te has esforzado para graduarte con mucha ansiedad, estrés, embarazada... Pero lo lograste. Vas a hacer eso y mucho más—
Betty lo miró con amor. —¿Entonces no soy egoísta por dejar a mi bebé con alguien más para trabajar?—
—Claro que no— Negó Jughead, sonriéndole. —No importa la decisión que tomes, no dejas de ser una gran mamá—
Betty sonrió, mirando a su bebé profundamente dormido en su cuna y luego a Jughead, acercándose a su oído. —Ahora quiero que vallamos a nuestra habitación y me des como cajón que no cierra— Susurró.
Jughead sonrió con maldad, tomando su mano. —Sus deseos son órdenes señorita—
En quince minutos apenas, los dos estaban en su habitación sin nada de ropa, Betty al borde de la cama con las piernas abiertas de par en par, con su novio metido entre sus piernas haciendo lo que ella solicitó... Dándole como cajón que no cierra.
—Ah... Si... Juggie... Más...— Gimió ella, fuera de control, cerrando los ojos con fuerza.
—Maldicion nena...— Gruñó Jughead, dándole más duro mientras le besaba el cuello. —¿Así te gusta?— Preguntó, enterrándose en su interior más rápido. —Responde...
Ella respondió con gemidos que casi parecieron gritos hasta que llegó al orgasmo y más aún cuando su novio se corrió dentro de ella y ella lo sintió, volviéndose loca del placer.
Cuando terminaron, se tumbaron en la cama, Jughead quedando encima de ella y besándola de manera hambrienta, los dos totalmente desnudos y dispuestos a coger la noche entera si eso era posible.
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