•SÓLO POR TÍ•

Cap. 91

Un mes más tarde las cosas empezaban a mejorar. Jughead continuó con su trabajo de medio tiempo y lo estaba haciendo tan bien que parecía ya un profesional con varios años de experiencia. Por esa razón, le aumentaron la cantidad de dinero que le pagaban, lo cual era muy favorable para el y para sustentar a su pequeña familia.

Betty estaba menos deprimida, los Jones la cuidaban demasiado y se encargaron de hacer que se sintiera en casa.

En cuanto a su embarazo, ya se le notaba la pancita de tres meses de gestación y empezó a usar ropa holgada para que nadie se diera cuenta, porque aún habían demasiadas personas que no sabían sobre su embarazo.

Las cosas marchaban bien, pero habían algunos obstáculos para atravesar aún.

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En la casa Jones, Jughead, Betty y Jellybean se estaban preparando para irse a sus actividades cotidianas, pero antes, Betty estaba mirando su vientre ligeramente abultado en el gran espejo de la habitación de su novio.

—¡No puede ser! ¡Es mi sobrino haciendo su aparición!— Chilló JB, mirando el vientre de su cuñada, maravillada.

Betty sonrió, tocando con cuidado su vientre mientras se miraba al espejo. —Mi bebé está creciendo—

—Hola muchachos— Saludó Gladys, entrando a la habitación y mirando a Betty con una sonrisa de amor maternal. —Que hermosa panza—

—No se cuanto tiempo pueda seguir escondiendolo— Admitió Betty, preocupada.

—Amor, tarde o temprano todos sabrán esto— Aseguró Jughead, acercándose a su novia por detrás y abrazando con mucho cuidado su vientre. —Valla... Mi hijo está creciendo, estoy ansioso por verlo de nuevo en la próxima ecografía—

—Niños, se les hará tarde— Les recordó Gladys. —Recuerden que Fp y yo no llegaremos a casa hasta tarde. Jellybean se va conmigo al despacho después de la secundaria—

—¡Sí!— Celebró JB, contenta.

—Ustedes estarán solos en la casa hasta tarde— Le dijo Gladys a Betty y Jughead. —Hijo... Cuidalos mucho por favor—

—Son mi propia familia, es mi deber— Admitió Jughead con una sonrisa.

Después de eso, los chicos se fueron a sus respectivos lugares correspondientes y en la universidad, Betty andaba tomada de manos con su novio y se vistió con pantalones deportivos y una sudadera rosa grande para tapar la pancita de embarazada de tres meses que se le empezaba a notar.

Saludaron a sus amigos, fueron a tomar sus clases y todo estaba transcurriendo normal, pero había un problema.

Empezaba a hacer calor y Betty no estaba soportando tener sudadera puesta. Pero si se la quitaba, se le iba a notar su embarazo.

En eso pensaba cuando estaban en la cafetería. Los síntomas del embarazo disminuyeron, por lo que ya no le daba náuseas la comida.

Pero estaba empezando a hacer calor.

Todos estaban hablando animadamente, pero ella no se estaba concentrando porque moría del calor y no se quería quitar la sudadera.

—Betts... Amor... ¿Estás bien?— Le preguntó Jughead en voz baja.

Betty negó, mirándolo. —Yo...

—Betty...— La llamó Verónica. —¿Qué ocurre?—

—Oigan... Aún estamos esperando eso tan importante que nos van a decir— Avisó Kevin.