Betty Cooper es una joven universitaria con padres estrictos y una vida supuestamente perfecta y Jughead Jones es el chico callado y solitario que se enfrentará a muchas cosas sólo por ella. Pero... ¿Podrá su amor triunfar cuando todo está en su con...
Sus primeras horas con un recién nacido en el hospital fueron extrañas; De repente ya no eran dos, si no tres. De repente tenían a un pequeño ser humano a su cargo y de repente ya no se trataba solo de ellos.
Ahora ese pequeño formaría parte de sus vidas para siempre.
Ya estaba amaneciendo y después de hacer vigilia casi toda la noche con el pequeño Jackson, Jughead lo tenía entre sus brazos mientras Betty descansaba sobre la camilla, admirándolo.
—Hola pequeño Jack— Le habló Jughead con una sonrisa. —Ya casi nos vamos a casa. Estoy seguro de que te va a encantar tu habitación—
El bebé tenía los ojitos cerrados, pero cuando escuchó la voz de su papá sonrió ampliamente, haciendo sonreír a Jughead.
—Te amo, hijo— Murmuró Jughead, dejando un pequeño beso en la frente del niño.
—Buenos días— Habló Alice, entrando a la habitación con una sonrisa. —¿Cómo descansaron?—
—¿Descansar?— Preguntó Jughead con diversión. —Aqui nadie descansó. Me estoy haciendo cargo de Jack mientras Betty duerme un rato—
—Hola mamá— Saludó Betty, bostezando y sentándose sobre la camilla.
—Hola hija— La saludó Alice, acercándose a dejar un beso en la mejilla de su hija y acercándose a su nieto. —Hola mi vida. ¿Cómo está el bebito?—
Entonces Jackson empezó a llorar, pero no era culpa de Alice. Tenía rato sin tomar del pecho de su madre.
—Tiene hambre— Dijo de inmediato Betty. —Pásamelo—
—Tiene hambre cada media hora— Admitió Jughead, dejando al bebé en brazos de su novia. —No puede negar que es mi hijo—
Betty acomodó al bebé entre sus brazos y trató de buscar el ángulo perfecto para amamantar a su hijo, pero recién estaba aprendiendo y aún se le hacía difícil.
—Dejame ayudarte linda— Pidió Alice, ayudando a su hija a acomodar a su bebé para alimentarlo. —¿No te importa si Jughead te mira?— Preguntó, mirando al ojiazul. —¿Jughead?—
Jughead estaba profundamente dormido sobre el asiento en el que estaba. Estaba agotado y casi al igual que Betty descansó pocas horas, pendiente de ella y del niño.
Betty sonrió, viéndolo dormir. —Dejalo mamá, está exhausto. Estuvo cuidando de mi y del bebé toda la noche—
Alice sonrió, mirando a Jughead y luego a su hija. —Lo juzgué tan mal... Él sí tuvo los pantalones para hacerse responsable de ustedes—
—Es el mejor— Afirmó Betty, mirándolo con orgullo mientras amamantaba a su bebé.
Luego de un par de horas más, Jughead pagó las facturas en el hospital, salió de ahí con su novia y su pequeño recién nacido y condujo a casa.
Se sentía raro porque ya eran tres los que se iban a casa y no sólo dos. A pesar del cansancio, la felicidad a comparación era mayor que eso.
Lo que no se esperaban, o por lo menos lo que no se esperaba Betty, era que la iban a recibir a ella y a su bebé como la recibieron; Al llegar, la casa estaba decorada con globos azules y blancos, peluches de todos los tamaños, paquetes de regalos y un gran letrero que decía "Bienvenido Jackson".
—¿Qué?— Habló Betty, entrando a la casa con su bebé en brazos y mirando a su alrededor, incrédula. —¿Qué es todo esto?—
—¡Sorpresa!— Exclamó Verónica, acercándose con una sonrisa. —Me organicé con Jughead y con los chicos para preparar todo esto. ¿Te gusta?—
—¿Y Jughead no me dijo nada?— Preguntó Betty, mirando a su novio con una ceja alzada.
—Si te decía no iba a ser una sorpresa— Se justificó Jughead, encogiéndose de hombros. —Vamos amor—
Cuando Betty se adentró a la casa, vió a todos sus amigos y la hizo muy feliz que desde el principio contó con el apoyo de todos y cada uno y que ahora también querían mucho a su pequeño.
—Es mucho más hermoso de lo que imaginé— Admitió Verónica, mirando al bebé en brazos de Betty con los ojos cristalizados.
Casi todos terminaron llorando cuando vieron al bebé. No se sabía por qué, pero tal vez era porque todos lo esperaron con ansias y con mucho amor y por fin estaba ahí.
—Un mini torombolito— Habló Reggie con diversión.
—Lo siento mucho Betty, no veo casi nada tuyo ahí— Admitió Kevin con diversión.
Betty lo miró. —Sus ojos... Tiene los mismos ojos que yo tenía cuando nací, según mi madre—
—Al menos— Contestó Cheryl, mirando al bebé con una sonrisa. —Eres un príncipe muy hermoso Jackie—
—No le pongas apodos a mi hijo— Bromeó Jughead.
—Tu cállate vago— Exigió Cheryl.
Toni rodó los ojos. —Ellos... — Miró a Betty. —Ojala no saque el carácter de Jughead—
—Sacó lo comelón— Respondió Betty con diversión.
—Si, definitivamente es un Jones— Opinó Sweet pea, divertido.
—Jackson, por favor saca el cerebro de mami y no el de papi— Le pidió Fangs, divertido.
Jughead soltó una risa. —Descuida, Fangs. Hasta yo quiero eso—
Los amigos de Betty y Jughead no se quedaron mucho tiempo ahí. Reconocían que los nuevos padres primerizos debían organizarse con su bebé.
Y más tarde, cuando Betty tomaba un baño y Jughead cuidaba al bebé mientras tanto, los visitó también Fabio, ansioso por conocer al pequeño.
Entonces el rubio lo tomó entre sus brazos y lo admiraba con cariño.
—Es hermoso— Dijo Fabio, con el niño en sus brazos, sin parar de mirarlo. —Cuando mi hijo creció y se fue de la casa, uno de mis mayores sueños era tener nietos. Pero ya sabes lo que pasó después—
Jughead asintió. —Es una pena. Y ahora que tengo un hijo y se el amor tan grande que siente un padre... No puedo ni imaginar ese dolor—
Fabio sonrió levemente. —Es difícil. Te felicito, eres padre. Te daré todo el tiempo que necesites, no te preocupes. Creo firmemente en que se le debe dar más tiempo a los padres para que estén con sus hijos recién nacidos y ayuden a sus parejas con la crianza. Es cosa de dos—
—Si... Muchas gracias Fabio. No encuentro las palabras para agradecerte tanto— Admitió Jughead, feliz.
—Te lo mereces— Respondió Fabio. —Cuando todo esto pase, tengo una propuesta para ti y para cuando tú novia pueda integrarse también—
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.