Betty Cooper es una joven universitaria con padres estrictos y una vida supuestamente perfecta y Jughead Jones es el chico callado y solitario que se enfrentará a muchas cosas sólo por ella. Pero... ¿Podrá su amor triunfar cuando todo está en su con...
—¿Qué?— Preguntó Betty, mirándolo, confundida. —¿Por qué? Jug... Será mejor que me expliques qué está pasando— Exigió.
Jughead suspiró, sin mirarla. —No tengo ganas de explicarte nada. No estoy de humor. Por favor, por favor aléjate. Es enserio— Exigió, dándole la espalda.
Betty lo miró con incredulidad y con sus ojos empezando a inundarse de lágrimas, pero no pensaba dejar que Jughead se fuera y ya.
—¡Jughead!— Lo volvió a llamar, tomando su mano. —Detente, tenemos que...
—¿¡Qué parte de que me dejes en paz no entendiste!?— Le gritó, harto, girándose a mirarla una vez más.
Betty se quedó estática mientras sentía una presión crecer en su pecho y las lágrimas bajar por sus mejillas. Jughead nunca jamás le había gritado y se estaba comportando como si fuese otro sin una razón conocida.
Jughead la miró, dándose cuenta de lo que provocó en ella y suspiró. —Betts... Lo siento. No quiero lastimarte. Solo aléjate, por favor— Pidió, volviendo a darle la espalda.
Betty tenia ganas de correr a él, besarlo y pedirle nuevamente una explicación, pero no lo hizo. No quería que el volviese a gritarle, no quería incomodarlo.
Pronto las clases iban a empezar y Betty entró al salón de clases temprano, pendiente a que Jughead entrara para hablar con el.
Entonces Jughead también entró, con sus auriculares puestos, sin mirar a nadie y Betty se sentó en su puesto.
Jughead también, él se sentaba junto a ella en clases pero no la miró, la ignoró por completo y solo sacó su cuaderno de apuntes.
Betty golpeó la mesa, llamando por fin la atención de su novio. —¡Maldición, Jughead! ¡Somos adultos y como adultos debemos hablar las cosas! ¡No puedes ser cortante conmigo de repente sin darme una explicación!—
Jughead suspiró, mirándola. —De acuerdo. Nos vemos al terminar las clases en nuestra oficina. ¿Contenta?—
Betty asintió sin decir nada más y pronto llegaron los demás estudiantes y posteriormente llegó la maestra que daría la clase.
La ojiverde nunca estuvo tan distraída en una clase, pero hoy fue así. Su novio se estaba comportando muy raro y ella aún no sabía por qué.
La clase fue eterna, pero cuando por fin terminó, Jughead fue directo a su oficina y Betty también. El momento tan esperado para Betty había llegado y era hora de hablar las cosas.
—Sera mejor que tengas una muy buena explicación— Exigió Betty, cruzando los brazos.
Jughead tomó aire y sus ojos se cristalizaron. —La que debe tener una muy buena explicación eres tu, Betty. Te ví con Archie—
Betty alzó una ceja. —¿Qué?—
—Te ví cuando lo besaste, cuando él te besó— Aseguró Jughead, con la voz entrecortada. —Maldicion... ¡Hasta puso sus manos encima tuyo! ¡Yo te lo entregué todo, Betty!—
—Jughead, eso no es cierto— Negó Betty. —Archie me siguió y me besó a la fuerza. Yo...
—No, Betty. No...— Negó Jughead, dolido. —Se que Archie te gustaba y aún te gusta. Pero me hubieras dicho antes para no entrometerme con ustedes—
—¡Jughead él me besó a la fuerza, contra mi voluntad, escúchame!— Exigió la rubia.
—¡No, Betty!— Negó Jughead, derramando una lágrima. —¡Si hubiese sido a la fuerza te hubieras separado pero seguiste y dejaste que pusiera sus manos en tí! ¿¡Desde cuándo Betty!? ¿¡Desde cuándo!?—
Betty negó, llorando, acercándose a acariciar la mejilla del chico. —Jughead tienes que creerme, yo te amo a ti, eres mi novio—
—¿Hasta que Archie cambie de opinión y quiera estar contigo?— Preguntó, llorando también. —Betty... Por si no te has dado cuenta yo no encajo en casi ningún lado y no me interesa hacerlo. En cambio tú... Maldición... Eres perfecta en casi todo—
—No... No Jughead... ¡Claro que no! ¡Estás confundido, yo no lo besé!— Aclaró Betty, alterada.
—Sabes que te amo y lo único que quiero es que seas feliz— Dijo Jughead. —Y si eso implica que yo esté fuera del mapa entonces lo acepto— Besó su frente.
Betty negó, llorando. —Jughead... ¡Jughead!— Lo llamó.
Jughead solo le dió la espalda, salió de la oficina y se retiró, dejando a Betty ahí, llorando en silencio.
Jughead no le creía. Tenía sus razones, pero ella era su novia, lo quería demasiado y nunca le mentiría.
Betty salió del edificio llorando, dirigiéndose a su auto para irse a casa cuando el causante de todos sus problemas se le acercó.
—Oye... Betty detente— Pidió Archie, acercándose a ella y tomando su mano. —¿Qué tienes? ¿Qué ocurre?—
Betty lo fulminó con la mirada y lo empujó con fuerza. —¡Eres un imbécil, te odio Archie te odio!—
—Oye cálmate— Pidió Archie, tomándola de los hombros. —¿Ahora qué hice?—
—¡Grandísimo idiota, te voy a arrancar las bolas maldito!— Gritó Betty, dándole una cachetada.
Archie se tocó la mejilla golpeada y la miró. —Oye relájate. Yo no hice nada—
—¿Qué está ocurriendo aquí?— Preguntó Verónica, acercándose a Betty junto a Reggie y abrazándola. —B... Tranquila, estoy contigo—
—Oye pelirrojo...— Lo llamó Reggie, acercándose y tomándolo de la camiseta. —Ya te dije que si volvía a verte cerca de Betty eres hombre muerto—
—Yo no le estaba haciendo nada— Se justificó Archie, con miedo.
—¡Me besaste a la fuerza!— Gritó Betty, con rabia. —¡Mi novio te vio cuando lo hiciste y ahora cree que fue a propósito! ¡Eres un idiota, cobarde poco hombre!—
—B... No vale la pena, ya tranquilízate— Pidió Verónica, volviendo a abrazarla.
—Betty... Si quieres lo golpeo por tí— Se ofreció Reggie.
Verónica lo miró mal. —Reggie...
—Yo solo decía— Contestó el chico, encogiéndose de hombros.
—Esto no se va a quedar así— Advirtió Betty, mirando mal al pelirrojo y retirándose a su auto, llorando.
Betty no estaba dispuesta a dejar que Archie se saliera con la suya. Subió a su auto y condujo directo a la casa de su novio, dispuesta a arreglar las cosas. No sabía cómo, pero quería hacerlo.
Llegó a la casa de los Jones, se dió cuenta de que su novio sí estaba porque vió su moto estacionada y bajó del auto para ir a tocar la puerta principal.
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