Capítulo 26: Secretos compartidos

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El suave tintineo de la campanilla sobre la puerta marcó la salida de la cafetería. Afuera, el aire fresco las recibió de nuevo, despejando todo rastro del calor acogedor del interior. Mientras caminaban hacia la camioneta de Klara, el bullicio matutino de la ciudad comenzaba a llenar el ambiente, con gente apresurándose a comenzar su día.

—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó Klara mientras sacaba las llaves del bolsillo de su chaqueta y comenzaba a girarla en su dedo.

Susie, con su habitual energía, estaba a punto de responder. Abrió la boca, como si ya tuviera una idea en mente, pero de pronto su expresión cambió, como si recordara algo importante.

—¡Oh, no! Tengo clases de ballet hoy... —exclamó, llevando las manos a su cabeza—. Casi me olvido por completo.

Irina, que hasta entonces había caminado en silencio, dejó escapar una pequeña risa, divertida por la reacción de Susie.

—Entonces supongo que nuestro plan se detiene aquí... —dijo Irina, mirando de reojo a Klara.

—Bueno, al menos ya sabes qué hacer. Pero no te preocupes, pulguita. Podemos hacer algo otro día —dijo Klara, mientras señalaba la camioneta—. Vamos, te llevo para que no llegues tarde.

Las tres subieron a la camioneta, y tras arrancar el motor, Klara comenzó a conducir en dirección al salón de ballet. El sonido del motor acompañaba el suave movimiento del vehículo mientras se adentraban en las calles.

—Pon algo de música —sugirió Susie, rompiendo el breve silencio que se había formado.

—Yo lo hago, pero tendrán que soportar mi gusto musical —advirtió mientras estiraba una mano hacia el estéreo y lo encendía.

Una canción de rock alternativo empezó a retumbar suavemente desde los altavoces. Irina, en silencio, miró de reojo a Klara, intrigada por su elección musical, mientras Susie fruncía ligeramente el ceño, como si intentara encontrarle el gusto.

—¿Esto es lo que escuchas? —preguntó Susie, con curiosidad.

—Sí, ¿por qué? —respondió Klara con una sonrisa juguetona, mientras aumentaba un poco el volumen—. Nada como algo de buen rock para despertarse.

—Prefiero el pop, pero no suena mal —dijo Susie, extendiendo su mano hacia el estéreo y pasando a la siguiente canción—. ¡Un momento! Esta canción sí la conozco.

Los primeros acordes de "Dynamite" de Scorpions comenzaron a sonar, provocando que Susie comenzara a mover su cabeza poco a poco mientras iba reconociendo la canción.

—¡Esta sí que la canto! —exclamó Susie con entusiasmo, comenzando a cantar con el poco ingles que dominaba. Y sin perder el ritmo, Klara sonrió, cantando junto a ella.

Ambas se sumergieron en la música, moviendo sus cabezas al ritmo de la canción mientras Klara golpeaba el volante al compás de la batería. La energía en la camioneta subió como una ola, algo que Irina no había esperado.

Observando a ambas, se quedó momentáneamente sorprendida, asomándose una sonrisa divertida en sus labios. No solo por el hecho de que Susie cantara con tanta intensidad, sino especialmente porque Klara, siempre tan calmada y despreocupada, estaba tan animada y metida en la música, casi irreconocible.

Entonces, de pronto, algo en el ambiente la impulsó a unirse. Con una voz segura y sin perder el ritmo, Irina, que hasta hacía un momento estaba en silencio, comenzó a cantar junto a ellas, sin perderse ni una sola palabra.

Klara miró a Irina de reojo, claramente sorprendida por su participación, pero no dejó de cantar. Las tres seguían moviendo la cabeza al ritmo de la música, completamente inmersas en la energía del momento. De vez en cuando, algunas risas se escapaban cuando alguna de ellas se confundía con la letra, ya que ninguna parecía dominar del todo el inglés.

Orgullo de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora