En la zona del Kiss and Cry, Irina estaba sentada entre Ethan y Klara, aun respirando un poco agitada mientras se secaba algunas gotas de sudor de la frente con un pañuelo.
—¿Cansada? —preguntó Klara, captando la atención de Irina, quien asintió con una sonrisa.
—Cuando llegue al hotel, voy a dormir todo el día —respondió, riendo con alivio.
Mientras esperaban la puntuación de los jueces, una repetición en cámara lenta de la actuación de Irina se proyectó en la pantalla. Le costaba asimilar que había ejecutado todos esos saltos complejos sin el más mínimo fallo. Y aún más sorprendente para ella era verse en esa pantalla, interpretando con una expresividad en la parte artística que jamás había alcanzado antes. Sin duda, la guía de Ethan y Klara se reflejaba en cada uno de los movimientos de ese programa.
—Oh, y felicidades. Acabas de dejar tu marca en el patinaje.
—¿De qué hablas? —preguntó Irina, parpadeando, aún confundida por la mezcla de emociones y el cansancio.
—¿Lo preguntas en serio? —Klara sonrió de lado—. Eres la primera en lograr un cuádruple Axel en competencia femenina.
Irina se quedó en silencio, procesando lentamente las palabras de Klara. Con la mente aún atrapada en la rutina recién completada y los nervios del momento, había olvidado por completo ese detalle. Sus ojos se movieron de Klara a Ethan, quien sonreía y asentía, divertido por la sorpresa en el rostro de Irina. Al comprender lo que había logrado, una risa nerviosa escapó de sus labios, mientras sentía el calor de las lágrimas acumulándose en sus ojos.
—No sé cómo reaccionar... —murmuró, con su voz quebrada entre la risa y las lágrimas que ahora rodaban por sus mejillas.
Klara, al notar su emoción, la rodeó en un abrazo profundo, apretándola contra su pecho. Ethan colocó una mano firme en la espalda de Irina, como una silenciosa muestra de apoyo. En ese instante, el peso de lo que había logrado se hizo real: había dejado una marca en el deporte que amaba, algo que iba más allá de cualquier medalla.
—No lo volveré a hacer ese salto —murmuró con una pequeña risa, intentando romper la intensidad del momento.
Ethan y Klara soltaron una risa suave, y el abrazo se volvió aún más cálido, como si en ese pequeño círculo de apoyo y orgullo Irina pudiera entender, finalmente, la grandeza de lo que había logrado.
Finalmente, la puntuación apareció en la pantalla, y la expresión de Irina pasó de felicidad a sorpresa. No porque fuera baja, sino porque era increíblemente alta. A pesar de estar acostumbrada a buenos puntajes, este superaba cualquier marca anterior, estableciendo un nuevo récord personal.
—¿Primer lugar? —preguntó, confundida, lo que provocó una risa en Ethan y Klara.
—¿Qué te pasa hoy? Claro que es el primer lugar —respondió Ethan, dándole unas palmadas en el hombro.
—Felicidades por superarte, princesa —agregó Klara, con una sonrisa.
Irina parpadeó un par de veces, asimilando finalmente el momento, y de repente soltó un largo suspiro de alivio, acompañado de una gran sonrisa. Soltó una risa llena de alegría y, sin poder contenerse, abrazó primero a Ethan y luego a Klara, quienes le devolvieron el gesto con calidez.
—Disfrútalo. Este momento es solo tuyo —le dijo Klara, con un brillo de orgullo en los ojos.
Irina asintió, mirando de nuevo la puntuación en la pantalla y luego al público que no dejaba de aplaudir. En ese instante, todo el sacrificio y las frustraciones del pasado parecían haberse desvanecido, dejando en su lugar una paz y una satisfacción que jamás había sentido en otra competición.
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Orgullo de Invierno
Ficción GeneralIrina es una patinadora artística rusa, cuyo talento brilla en la escena nacional y regional, pero su impresionante habilidad viene acompañada de una arrogancia y orgullo que la han dejado sin entrenadores dispuestos a soportar su actitud. Tras perd...