Capítulo 37: Alturas y Miedos

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El ruido constante del aeropuerto envolvía a Ethan, Klara, Irina y Susie mientras esperaban su vuelo. Los anuncios de embarque, el murmullo de la gente y el sonido lejano de maletas rodando creaban un ambiente caótico, pero era Klara quien se veía especialmente fuera de lugar. Estaba sentada al borde de la silla, moviendo una de sus piernas de forma constante, con la mirada fija en el suelo.

—Necesito un cigarrillo —murmuró Klara, con el ceño fruncido y las manos inquietas buscando algo en los bolsillos.

Ethan, que hasta entonces parecía relajado, levantó la vista de su teléfono y la miró con desaprobación.

—Klara, sabes que no puedes fumar en un aeropuerto —dijo, con un tono firme.

Klara resopló, haciendo evidente su frustración. Sin decir más, se levantó de golpe y se dirigió hacia los baños.

Irina la siguió con la mirada, con una leve preocupación asomando en su expresión. Había notado desde que llegaron que Klara estaba más inquieta de lo habitual. "Debe ser el hecho de regresar a su país", pensó Irina, sintiendo una punzada de empatía. No podía imaginar lo que significaba para Klara volver a enfrentarse a tantos recuerdos, y lo entendía.

Antes de que pudiera reflexionar más, la voz de Susie la sacó de sus pensamientos.

—Oye, Ethan... ¿Qué le pasa a Klara? Se ve súper nerviosa —preguntó Susie en voz baja, inclinándose hacia él con curiosidad.

Ethan soltó un suspiro y se pasó una mano por el cabello antes de responder.

—Le tiene miedo a volar —dijo simplemente—. Por eso está así de nerviosa.

Irina levantó las cejas, sorprendida. No era lo que esperaba escuchar. Miró de nuevo hacia el pasillo donde Klara había desaparecido, con una nueva comprensión. Era fácil olvidarse de que, detrás de la fachada siempre dura de Klara, también había miedos.

Casi una hora después, tras pasar por los controles de seguridad y todo el ajetreo del embarque, los cuatro finalmente se encontraron dentro del avión. Irina dejó escapar un suspiro de alivio al hundirse en su asiento junto a la ventanilla, mientras Klara se acomodaba a su lado, todavía inquieta. Ethan y Susie, sentados justo frente a ellas, parecían más tranquilos; Susie ya estaba charlando animadamente con Ethan sobre algo trivial, como si no se diera cuenta de la tensión que emanaba de Klara.

Irina echó un vistazo a Klara, quien estaba completamente callada, con las manos apretadas sobre su regazo. Era raro verla así. Klara no era del tipo que dejaba que sus nervios se mostraran tan abiertamente. Pero ahí estaba, con los hombros tensos y la mandíbula apretada.

—¿Estás bien? —preguntó Irina en voz baja, inclinándose un poco hacia ella.

Klara cerró los ojos por un momento y exhaló profundamente, pero no respondió de inmediato. Finalmente, asintió con la cabeza, aunque su expresión seguía tensa.

—Odio volar —admitió en un susurro, casi como si le costara decirlo en voz alta—. Nunca me ha gustado.

—Si empiezas a ponerte nerviosa, solo mira a Susie. Ella parece estar disfrutando esto como si fuera un paseo en el parque —dijo Irina, tratando de distraerla.

Ambas miraron hacia adelante. Susie estaba completamente entretenida, haciéndole preguntas a Ethan, quien respondía pacientemente, aunque parecía más centrado en cerrar los ojos para intentar dormir.

—Es una ventaja ser así de despreocupada —comentó Klara con una leve sonrisa—. A veces envidio esa forma de ver la vida.

—Ya somos dos.

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