Capítulo 29: Un Día Especial

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Irina se detuvo en medio de la pista, respirando agitadamente mientras se inclinaba hacia adelante, apoyando sus manos sobre las rodillas. Cerró los ojos, intentando recuperar el aliento poco a poco, aunque sentía cómo sus músculos protestaban en forma de calambres.

—Muy bien, princesa —exclamó Klara desde el borde de la pista.

Irina soltó una risa corta, aún sin aliento, y se enderezó despacio, deslizándose con calma hacia Klara.

—Gracias... pero creo que estoy a punto de morir —dijo Irina, forzando una sonrisa mientras sus labios formaban una mueca de cansancio.

Klara sonrió y extendió una botella de agua hacia ella. Irina la tomó con gratitud y bebió un largo trago. Con la mano libre, se acomodó un mechón de cabello que se había pegado a su mejilla por el sudor, soltando después un suspiro.

—Me duelen todos los músculos, y ni siquiera llegué a hacer todos los movimientos completos —comentó, apoyando un brazo en la barrera y dejándose caer ligeramente sobre ella.

—Sí, es un programa intenso. Recuerdo que cuando lo practicaba en su momento, terminaba tirada en el hielo después de cada sesión.

—Klara, si era agotador para ti cuando tenías 15 años, imagina cómo es para mí ahora... —replicó Irina, soltando una risa suave.

—¿La edad no perdona, verdad? —bromeó Klara, aun sonriendo—. En todo caso, no te quejes tanto, que todavía tienes un montón de energía. Además, apenas tienes 17 años, eres demasiado joven aún. Preocúpate cuando llegues a los 25, ahí es cuando realmente empieza a sentirse el peso.

Irina dejó escapar una risa, todavía recuperando el aliento, y miró la pista unos segundos, pensativa.

—Supongo que tienes razón —murmuró, encogiéndose de hombros—. Pero, aun así, este programa... nunca había trabajado tan duro en algo.

Klara asintió, mirándola con una expresión más seria.

—Si te sirve de algo, lo estás haciendo mejor cada vez.

Irina respiró hondo y asintió, dibujando una pequeña sonrisa antes de levantar la vista.

—Dame cinco minutos y estaré lista para continuar.

—Eso es lo que quería oír.

—A todo esto... —comenzó Irina, mirando primero la pista y luego recorriendo con la mirada el resto del Aurora—. ¿Dónde están Ethan y Susie?

—Susie tuvo que acompañar a su abuela a hacer unas compras, no podía venir a entrenar hoy. Y Ethan, si no recuerdo mal, dijo que tenía que ocuparse de unos asuntos... creo que algo relacionado con el alquiler de este lugar —respondió Klara, encogiéndose de hombros.

Irina asintió, pensativa.

—Ya veo. Me he acostumbrado tanto a la presencia de Susie que, sin ella aquí, se siente demasiado silencioso.

—Sí, ella anima bastante este lugar cuando está presente —dijo Klara, sonriendo levemente.

Irina sonrió también, dejándose llevar por el silencio por un momento. Luego, tomó una respiración profunda y se dispuso a regresar a la pista.

—Espera, Irina —dijo Klara, deteniéndola.

Irina se giró, un poco sorprendida por la seriedad en la voz de Klara.

—¿Hmm? ¿Qué pasa?

—¿Esta noche tienes planes?

Al escuchar la pregunta, parpadeo un par de veces confundida antes de responder.

Orgullo de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora