Capítulo 21: La Chica de Rosado

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El sonido de unos patines resonaba en la pista vacía, el único sonido que rompía la calma del Aurora en esas horas tempranas de la mañana. La luz gris del amanecer nublado entraba por las ventanas altas, iluminando el hielo recién pulido.

Deslizándose a la orilla, Irina se detuvo junto a la barrera y miró la superficie helada frente a ella. Su reflejo de la luz en el hielo parecía tan distante como sus pensamientos, y por un momento, se permitió sentir el peso de los últimos días.

Ethan, que se encontraba en un costado de la pista cerca de donde ella estaba, apoyado sobre la barrera con una libreta en la mano, dijo sin levantar la mirada:

—¿Lista para intentarlo de nuevo?

Irina no respondió de inmediato. Sus dedos ajustaban los cordones de los patines mientras su mirada permanecía fija en el hielo. Lo había dominado tantas veces antes, pero ahora... algo en su interior se tambaleaba. La imagen de Klara seguía rondando en su mente, el cómo dominaba mejor que ella una técnica que, en teoría, no debería manejar tan bien después de tantos años fuera del hielo.

—Hoy será diferente —dijo al fin, con una firmeza que no sentía del todo.

—De acuerdo, entonces continuamos con el calentamiento.

Irina dio una vuelta rápida por la pista antes de detenerse en el centro. No podía evitar preguntarse si Ethan había notado cómo su técnica se veía afectada, cómo cada vez que pensaba en Klara, su concentración se desvanecía. Pero eso no importaba. No podía dejar que nada, ni nadie, la distrajera. No de nuevo.

Irina estaba en medio de un salto cuando la puerta del Aurora se abrió. No prestó atención, concentrada en su entrenamiento. Sus movimientos eran fluidos, pero su expresión no reflejaba satisfacción, sino una batalla interna por la perfección que siempre se le escapaba.

Klara entró silenciosamente, con su chaqueta de cuero crujiendo ligeramente al cerrar la puerta tras de sí. Observó a Irina desde lejos, deteniéndose por un momento en la barrera, evaluando sin decir una palabra. Luego, con pasos tranquilos, se dirigió hacia donde Ethan observaba con atención.

—¿Qué tal lo está haciendo hoy? —preguntó Klara con su tono seco, manteniendo sus manos dentro de la chaqueta y su mirada fija en la pista.

—Mejor que ayer —respondió—. Aunque sigue resistiéndose a algunas correcciones. Lo de siempre.

Klara no dijo nada, con su mirada siguiendo a Irina mientras esta intentaba otro giro, fallando ligeramente.

—No me sorprende —murmuró—. Tiene la cabeza más dura que el hielo.

Irina, al otro lado de la pista, no escuchaba la conversación. Seguía concentrada en su entrenamiento, repitiendo el mismo movimiento una y otra vez, como si pudiera borrar sus errores a base de insistencia.

Klara dejó escapar un suspiro y se giró hacia Ethan, relajando un poco la tensión en sus hombros.

—Gracias por hacerte cargo del Aurora esta mañana —dijo Klara, con un tono más sincero.

—¿Cómo te fue con eso? —preguntó Ethan, dirigiéndole la mirada por unos momentos.

—Parece que voy a necesitar ese certificado para ser entrenadora después de todo.

Ethan levantó una ceja, claramente sorprendido, pero no del todo. Sabía que eventualmente esto pasaría.

—¿Así que al final lo harás? —preguntó, con una leve sonrisa apenas visible en el borde de sus labios.

Klara se encogió de hombros, restando importancia al asunto.

—No me queda de otra. Si no lo hago, nos meteremos en problemas... y la meteremos en problemas a ella —dijo, señalando con la cabeza hacia Irina.

Orgullo de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora