•El arte de conectar en tiempos difíciles•
En un mundo devastado por los muertos vivientes, Daryl y Rose encuentran consuelo en el otro. Unidos por la lucha por sobrevivir, enfrentan tanto las amenazas externas como sus propios miedos y sentimientos...
Capítulo 38. ________________We are the walking dead.
"Consumiendo todo el aire de mis pulmones, arrancando toda la piel de mis huesos. Estoy preparado para sacrificar mi vida, con gusto lo haría dos veces" -Mercy Shawn Mendes.
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El sol empezaba a ocultarse en el horizonte, bañando el cielo de Alexandria en tonos naranjas y púrpuras. Rose estaba sentada en el porche de una de las casas, apoyada cómodamente contra un cojín mientras observaba la calma del asentamiento. Su vientre, ya demasiado abultado, era un recordatorio constante de lo que venía en camino.
Abraham apareció desde la esquina con una botella de agua en la mano y una sonrisa relajada en el rostro. Su imponente figura y su andar seguro lo hacían destacar entre los demás, pero había algo en su expresión hoy que parecía más ligero.
-¿Qué tal, futura mamá?- dijo mientras se acercaba, señalando el vientre con un movimiento de su botella -¿Todo bien ahí abajo?
Rose sonrió, inclinando la cabeza.
-Todo bien. Aunque creo que alguien aquí está practicando para un campeonato de boxeo. -Señaló su vientre justo cuando el bebé dio una pequeña patada, como si confirmara sus palabras.
Abraham soltó una carcajada y se sentó a su lado en el porche, apoyando los codos en las rodillas mientras observaba el horizonte.
-Bueno, si es tan fuerte como parece, puede que tengamos a un próximo campeón del apocalipsis. -Se volvió hacia ella con una sonrisa traviesa -¿Ya decidiste cómo lo vas a llamar? ¿O esperas que Daryl le ponga un nombre como "Flecha" o algo igual de rudo?.
Rose no pudo evitar reírse ante la ocurrencia.
-No hemos hablado mucho de nombres. Y Daryl... bueno, no sé si tiene muchas opiniones sobre eso.- Se encogió de hombros, restándole importancia, aunque en el fondo sabía que la conversación con él sobre el bebé seguía siendo un terreno incierto.
Abraham notó su tono y decidió suavizar el ambiente.
-Bueno, cuando nazca tu hijo, seré el padrino. -Colocó su mano grande y áspera sobre el vientre de Rose justo cuando el bebé volvió a patear. Sus ojos se iluminaron de asombro y alegría genuina -Vaya, este pequeño tiene potencia. Pero ojo, ratita, si se parece a Daryl, ahí me perdiste.
Rose soltó una carcajada, cubriéndose la cara con la mano mientras negaba con la cabeza.
-¡Abraham!- dijo, entre risas -Eso es cruel, incluso para ti.
-Cruel, pero honesto.- Abraham se encogió de hombros, aunque su sonrisa seguía presente. Luego se recostó un poco, adoptando un tono más serio -Hablando en serio, Rose, ¿estás bien con todo esto? Te noto rara.
