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Capitulo 31.
________________We are the walking dead.

Semana 3.

_______________________________🧟‍♂️

-Es hora de que empecemos a despedirnos de ella.- comentó Dennis con voz grave, sin mirarlos directamente, como si sus palabras fueran demasiado pesadas para encarar.

Carl, con los ojos llenos de lágrimas, sostenía a Judith en sus brazos, la pequeña niña ajena al dolor que lo atravesaba. Los ojos de Carl se mantenían fijos en el cuerpo de su tía, la expresión de horror y tristeza incapaz de disimularse. La imagen de Rose inmóvil sobre la cama era demasiado real, demasiado dolorosa.

-Es ilógico que todo esto pase por unos cortes- Abraham caminaba de un lado a otro, incapaz de calmar su ansiedad, aún incrédulo ante la situación. Su furia se veía reflejada en cada paso, en cada giro de su cuerpo, como si pudiera cambiar la realidad con solo moverse.

-La daga dañó más de un órgano- respondió Dennis, encogiéndose de hombros, como si no tuviera más que decir al respecto -Es un milagro que tenga signos de vida, si se le puede llamar así.

Daryl permaneció en silencio, observando la escena con una tensión palpable. Sus pensamientos giraban en torno a una sola pregunta: ¿ella se iría? La idea de perderla lo golpeó como un puño en el estómago. Recordó todas las discusiones, cada pelea estúpida que habían tenido por su necedad, por no atreverse a admitir lo que realmente sentía por ella. El arrepentimiento lo consumía, pero no sabía cómo detenerlo.

Maldecía a Aaron, por todas esas veces que le había dicho que se arrepentiría de cómo la trataba, que tarde o temprano tendría que enfrentarse a sus propios errores.

Se maldecía a sí mismo, con cada fibra de su ser.

Maldecía al hombre que la había herido, que la había llevado a ese estado de agonía.

Maldecía a Rose, porque ella era todo lo que él nunca supo apreciar hasta ahora: tan buena, tan generosa, tan decidida, tan... perfecta. Tan molesta, también, tan astuta, tan increíblemente hermosa, con su forma de hacer que cada día a su lado tuviera un propósito, aún en medio del caos. Pero sobre todo, maldecía el hecho de que ahora que todo estaba tan cerca de terminar, ya no había más tiempo para enmendar sus errores.

-Maldita sea- murmuró entre dientes, apretando los puños, su rostro marcado por una lucha interna que parecía no tener fin.

La tensión en el aire se volvía insoportable, y aunque todos sabían que las horas de Rose eran pocas, nadie parecía saber cómo seguir adelante. El silencio pesado se apoderó de la habitación mientras Daryl luchaba con los recuerdos de cada palabra no dicha, cada gesto negligente que ahora le pesaba como una losa sobre el pecho.

Carl, incapaz de seguir mirando, giró hacia el pasillo, llevando a Judith con él. Sus pasos eran lentos, como si quisiera escapar de la tragedia que los rodeaba, pero ni siquiera el alejamiento podía disipar la angustia que se había instalado en el lugar. Abraham se acercó a Dennis, su rostro endurecido por la impotencia, pero también sabía que poco podía hacer. Nada podría devolverle la vida a Rose, nada podría cambiar lo que ya estaba en marcha.

Daryl no se movió, sus ojos clavados en el rostro de Rose. La respiración de ella era débil, apenas perceptible. ¿Por qué no lo vio antes? ¿Por qué no se atrevió a abrir su corazón, a ser la persona que ella necesitaba? La culpa lo atormentaba, como una sombra oscura que se arrastraba detrás de él en cada pensamiento.

Se levantó de repente, como si la decisión lo hubiese golpeado con la misma fuerza con la que lo había golpeado el miedo al futuro sin ella. Caminó hacia el borde de la cama, se agachó junto a ella, y, con las manos temblorosas, acarició su mejilla. Estaba fría, demasiado fría, y eso lo atravesó más que cualquier palabra.

-Perdóname...- susurró, las palabras apenas saliendo, como si su voz no pudiera abarcar todo el arrepentimiento que sentía. La pena le ahogaba el pecho, pero no podía dejarla ir sin intentar, aunque fuera una vez, ser lo que nunca había sido para ella.

Dennis se acercó, viéndolo en silencio, reconociendo la lucha interna de Daryl, pero sabía que no había nada más que hacer. Solo quedaba esperar. Pero las palabras de Daryl lo detuvieron antes de que pudiera dar la vuelta.

El tiempo seguía pasando, lento, como un reloj que no podía detenerse. Pero Daryl ya no se movió de su lado. Ya no iba a hacer nada más que estar allí, esperando el imposible, esperando que la vida, de alguna forma, le diera una segunda oportunidad.

_______________________________🧟‍♀️

797 palabras.
Escrito: 18/11/2024.
Publicado: 18/11/2024.
Hora: 02:05

¡Espero que les haya gusta!.


•Hasta el próximo capítulo.

•Entre flechas y latidos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora