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Capítulo 32
________________We are the walking dead.

"Todo comenzó con una mujer que despertó del coma."

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-El único día que tenías que estar al lado de mi cama, desapareces- dijo una voz conocida, cargada de un tono juguetón que hizo que Daryl se detuviera en seco.

-El único día que tenías que estar al lado de mi cama, desapareces- dijo una voz conocida, cargada de un tono juguetón que hizo que Daryl se detuviera en seco

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Daryl, quien hasta entonces intentaba concentrarse en reparar el vehículo frente a él, levantó la cabeza de golpe. Al principio pensó que su mente le estaba jugando una mala pasada, pero allí estaba ella. Parada frente a él, con esa sonrisa bonita que tanto amaba y que le había faltado todo ese tiempo.

No lo dudó ni por un segundo. En un movimiento impulsivo, dejó caer la herramienta que sostenía y corrió hacia ella. Sus brazos la rodearon con fuerza, como si temiera que pudiera desvanecerse en cualquier momento. Hundió el rostro en su cuello, aferrándose a la sensación de que era real, que estaba ahí, con él.

-Pensé que...- murmuró contra su piel, incapaz de terminar la frase. El nudo en su garganta hablaba por sí solo.

Rose sonrió aún más, envolviéndolo en un abrazo igual de firme. Sus dedos se entrelazaron en el cabello de Daryl mientras lo sostenía, como si con ese simple gesto pudiera curar todas las heridas de ambos.

-Estoy aquí, Dixon. No me voy a ningún lado- dijo ella suavemente, su voz casi un susurro, como si esas palabras fueran la cura para todas sus dudas y miedos.

Daryl cerró los ojos por un momento, asimilando lo que ella decía. Pero al instante, la preocupación volvió a invadirlo. Se separó de ella con rapidez, sus manos levantándose en un gesto involuntario de disculpa.

-Perdón, perdón- murmuró, su voz un tanto temblorosa, dándose cuenta de lo fuerte que la había abrazado, casi con desesperación. Retrocedió un paso, evaluando su rostro con una mirada llena de culpa. -Deben de dolerte los puntos.

Ella sonrió con ternura, esa sonrisa que siempre lograba calmarlo, y negó con la cabeza.

-Estoy bien, Daryl -respondió, tomando suavemente su mano, como si quisiera recordarle que no tenía que preocuparse tanto. -podrías romperme un hueso y sería feliz.

•Entre flechas y latidos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora