•¿El fin?•

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Capítulo 27.
________________We are the walking dead.

"Nací en el caos y moriré en el caos."
A quien le corresponda.

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Parte de Alexandria estaba en ruinas. Los muros habían cedido, algunas casas eran escombros dispersos en el suelo, y la horda había arrasado con gran parte a su paso. Tal caos había dejado su marca de forma notoria: Carl yacía en una cama, su rostro desfigurado en sangre tras perder uno de sus ojos, mientras Dennis trataba de estabilizarlo.

Daryl entró apresurado a la casa de Rick, su mirada rebuscando en cada rincón con urgencia. Encontró a su amigo cubierto de sangre de caminantes, apenas consiente de su alrededor vigilando a su hijo.

-¿Dónde está?.- Preguntó con su voz grave, cargada de tensión. No esperó una respuesta. Subió las escaleras de dos en dos, revisando habitación tras habitación, su ansiedad creciendo tras cada puerta vacía.

-¿Quién no está?.- Preguntó Rick cuando lo vio bajar por la escaleras.

-Rose, no está.- Apenas pudo terminar la frase antes de salir de nuevo hacia el exterior, el pánico latiendo en su corazón como un tambor.

Ya en el exterior comenzó a gritar su nombre, sin importancia a los caminantes. -¡Rose! ¡ROSE!.
El aire estaba cargado de humo y desesperación, pero Dixon no se detenía. Rose tenía que estar viva, en algún lugar de ese infierno.

...🧟‍♀️

El aire olía a humedad y tierra fresca. La penumbra del bosque envolvía a Rose, atada a un árbol con las manos detrás de la espalda. Sus muñecas sangraban por la fricción de las cuerdas ásperas, pero el dolor era un ruido lejano comparado con el caos en su mente.

Frente a ella, un hombre de aspecto mugroso la observaba con una calma inquietante. Su rostro estaba iluminado por el débil resplandor de la fogata, y una sonrisa torcida se asomaba en sus labios.

-Eres más fuerte de lo que pensé, Rose- murmuró, inclinándose hacia ella con un cuchillo en la mano -Pero todos tienen un punto de quiebre.

-¿Cómo sabes mi nombre?.- preguntó, esforzándose por mantener la calma en su voz.

-Te he estado vigilando. Sé muchas cosas sobre ti... y sobre tu grupo- respondió con una sonrisa amenazante, sus palabras teñidas de un peligro latente.

Rose respiraba con dificultad, su pecho subía y bajaba como si el aire mismo estuviera envenenado. Llevaba quizás días inconsciente, sin comer, y cada movimiento del cuchillo del hombre le recordaba lo cerca que estaba de su propia muerte.

-¿Qué esperas lograr con esto?- logró articular, su voz apenas un susurro.

El hombre ladeó la cabeza, como un niño confundido ante una pregunta difícil.

•Entre flechas y latidos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora