•El arte de conectar en tiempos difíciles•
En un mundo devastado por los muertos vivientes, Daryl y Rose encuentran consuelo en el otro. Unidos por la lucha por sobrevivir, enfrentan tanto las amenazas externas como sus propios miedos y sentimientos...
Capítulo 28. ________________We are the walking dead.
Primeros días.
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-Debes descansar, hermano.- dijo Rick con voz firme, sus manos posándose en los hombros de Daryl, apretándolos con suavidad pero con la intención de hacerle sentir que lo decía en serio.
Daryl estaba sentado en una silla, los ojos hundidos por el agotamiento. Grandes ojeras marcaban su rostro y su cuerpo parecía estar al borde del colapso, pero su mirada seguía fija en Rose, que yacía en la cama, inmóvil. El silencio en la habitación solo lo hacía sentir más pesado.
-No puedo irme- respondió Daryl, su voz grave y cargada de desesperación -Tal vez necesiten más sangre, no puedo dejarla sola ahora.
Rick respiró hondo y negó con la cabeza, mirando a su amigo con preocupación.
-Daryl, te han sacado litros- dijo con un tono que no admitía discusión -Necesitas descansar, dormir... o no vas a poder hacer nada por ella.
Pero Daryl no parecía escuchar. Sus ojos no se apartaban de Rose, y su mano, temblorosa, se deslizó hacia la de ella, apretándola como si su toque pudiera devolverle la vida.
-Está pálida...-susurró, sin dejar de mirarla, como si al hablar en voz baja pudiera evitar el miedo que lo atenazaba -Lleva días en coma, Rick. Días... y yo sigo aquí, sin poder hacer nada.
Rick lo miró por un momento, sintiendo el dolor en la voz de Daryl. Sabía lo que eso significaba, pero también sabía que nadie podía luchar contra lo que no podían controlar.
-A veces no hay nada que hacer más que esperar- dijo Rick, tratando de ser firme pero sabiendo que no había consuelo en esas palabras, estaba perdiendo a su amiga -Hay que estar preparado para todo.
Daryl cerró los ojos con fuerza, como si esas palabras fueran un golpe directo. Cuando los abrió nuevamente, su rostro estaba lleno de tensión, sus labios apretados.
-Ella no puede morir, Rick- dijo con voz quebrada, como si admitirlo en voz alta fuera una forma de rendirse -No, no puede.
