•¿Soltera y fugitiva?•

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Capítulo 15.
_______________We are the walking dead.

"Testamento.
A mis seres queridos: Les dejo la vida."

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El hospital de Atlanta se erigía frente a ellos, una estructura imponente y casi fantasmal en medio de una ciudad casi abandonada de vida humana.
Carol y Daryl había estado siguiendo el rastro de Beth durante días, y finalmente la habían localizado.

Rose estaba al lado de Maggie, quien no paraba de sonreír al saber que su hermana, su único familiar de sangre que le quedaba, aún estaba con vida.

...🧟‍♂️

Dentro del instituto de salud, Rick lideraba la negociación con los oficiales del hospital, dos de ellos ya en su poder tras un enfrentamiento previo. La tensión en el aire era palpable. Carol, aún débil tras su propia captura, observaba todo desde una silla de rueda improvisada, con los ojos cansados. Rose permanecía cerca de Daryl, notando cómo su mano temblaba ligeramente sobre el asa de su ballesta; Ella quería cogerle la mano y darle calma pero sentía que eso empeoraría la situación.

Luego de que Rose llegara a la iglesia, Daryl estaba furiosos con ella y no de una forma silenciosa, desgraciadamente.

Flashback.

La puerta de la iglesia crujió cuando Rose la empujó, exhausta tras el largo viaje desde Washington. Habían vuelto tan pronto como Eugene confesó su mentira, pero todo ese trayecto se sentía ahora vacío, intrascendente. Su mente estaba agotada, y lo único que deseaba era ver a Daryl, asegurarse de que él estaba bien. Sin embargo, cuando sus ojos se encontraron, algo se quebró en el aire.

Daryl estaba apoyado contra una pared, los brazos cruzados sobre el pecho y el ceño fruncido en una expresión que no presagiaba nada bueno. La furia contenida en su mirada era como una daga, y cada paso que Rose daba hacia él parecía empeorar la tensión que se acumulaba en la sala. De repente, la mochila sobre sus hombros se sintió liviana en comparación con el peso de su nerviosismo. Dudó un momento, desviando la vista hacia Rick, buscando una salida, pero no había escapatoria.

-Veilmont, ven aquí,- la voz de Daryl salió afilada, como un látigo que cortaba el aire. No había lugar para más preguntas, y ella avanzó un poco, intentando no provocar una explosión.

-Daryl...- comenzó, esperando que él se acercara, que el silencio entre ellos fuera solo la sorpresa de verla regresar.

Pero él no se movió. Su expresión se mantuvo igual de dura, el ceño fruncido, sin suavizar en lo más mínimo. Hizo un gesto con la cabeza para que se acercara, como si ya no hubiera lugar para negociar.

-¿Dónde demonios estuviste?- preguntó, su voz baja pero con un filo peligroso, como si cada palabra estuviera cargada de una ira acumulada por demasiado tiempo.

•Entre flechas y latidos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora