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Capítulo 30.
________________We are the walking dead.

Semana 2.

_______________________________🧟‍♂️

-Al menos duerme- comentó Sasha en voz baja, colocando una manta sobre los hombros de Daryl. Estaba completamente torcido en la silla, con la cabeza apoyada sobre el borde de la cama de Rose, su respiración profunda revelando el agotamiento que lo había vencido. -Ni siquiera se ha duchado en días- añadió, con un dejo de preocupación en su tono mientras echaba una mirada a Abraham.

-Eso no tiene nada que ver con Rose- bromeó Abraham, esbozando una sonrisa ligera que no logró esconder la tensión en sus ojos.

Sasha lo miró de reojo, entre frustrada y divertida. -¿En serio? Ahora no es momento para tus estupideces.

-Es que el olor a "Daryl en su estado natural" ya nos está afectando a todos -replicó Abraham, alzando las manos en un gesto defensivo -¿Qué? Hay que aligerar el ambiente, Sashy . Todos estamos al borde.

Sasha negó con la cabeza, aunque no pudo evitar que un pequeño atisbo de sonrisa cruzara su rostro. Sus ojos volvieron a posarse en Daryl, que, a pesar de su posición incómoda, permanecía inmóvil junto a Rose, como si cualquier movimiento pudiera romper algún delicado equilibrio. Con suavidad, retiró un mechón de cabello del rostro del arquero, buscando darle al menos un poco más de comodidad.

-Basta, me pongo celoso- dijo Abraham con fingido dramatismo, cruzándose de brazos y alzando las cejas -Y te aseguro que Rose también lo estaría.

-Eres un idiota- respondió Sasha, con una sonrisa que traía un poco de calidez al ambiente pesado.

Abraham dejó escapar una carcajada suave, pero su mirada seguía cargada de una preocupación latente. Sasha, sin perder el tono ligero, se giró hacia él.

-¿Haces guardia tú?

-Por supuesto - afirmó Abraham, dando un paso hacia ella. Antes de que Sasha pudiera decir algo más, él se inclinó para besarla rápidamente. -Descansa un poco, ¿vale?- le dijo Abraham, su voz baja pero firme.

Sasha asintió, lanzando una última mirada a Daryl y Rose antes de retirarse. Abraham, mientras tanto, arrastró una silla junto a la puerta y se dejó caer en ella, su postura relajada, pero con los ojos atentos, como si cualquier ruido fuera suficiente para ponerlo en pie.

-Dixon, ve a bañarte-murmuró de repente, rompiendo el silencio, aunque su tono conservaba un deje de humor -Si Rose se despierta y te ve así, seguro va a preferir seguir en coma.

Daryl gruñó algo ininteligible, apenas abriendo los ojos. Su rostro lucía agotado, pero su mirada estaba cargada de ese desafío típico suyo, incluso medio dormido.

-Cállate, Ford.- gruñó, antes de recostar la cabeza nuevamente en el borde de la cama.

Abraham esbozó una sonrisa burlona y negó con la cabeza. -Solo digo, hombre. Haces que los caminantes huelan a flores.

Daryl entrecerró los ojos, apenas alzando la cabeza para mirarlo con fastidio, pero no tenía la energía para contestarle. En su lugar, volvió a apoyar la frente sobre el borde de la cama de Rose, aferrándose al lugar como si fuera el único ancla que lo mantenía ahí.

-No te pongas sensible ahora —insistió Abraham, sin perder la oportunidad de meter otro comentario -Sabes que estoy en lo cierto, estoy siendo la voz del pueblo.

-Abraham... cállate de una puta vez- replicó Daryl, su voz áspera y arrastrada, pero sin perder ese tono característico de molestia.

Abraham levantó las manos en un gesto de rendición, aunque una sonrisa socarrona seguía en su rostro. Se acomodó mejor en la silla y cruzó los brazos sobre el pecho. -De acuerdo, como quieras. Pero cuando Rose despierte y te diga lo mismo, no vengas llorando, Dixon.

El silencio volvió a caer en la habitación, interrumpido solo por la respiración constante de Rose y el ligero crujir de la silla de Abraham al moverse. Durante un rato, ninguno de los dos dijo nada, y el peso de la tensión pareció aligerarse solo un poco.

Finalmente, Abraham dejó escapar un suspiro, su tono más tranquilo esta vez. -Mira, amigo... entiendo por qué no quieres moverte. Pero no puedes ayudarla si te derrumbas primero, báñate.

Daryl no respondió de inmediato. Sus dedos se tensaron ligeramente contra la sábana, como si estuviera debatiéndose entre levantarse o quedarse exactamente donde estaba. Después de un largo momento, murmuró:

-No me voy a mover hasta que abra los ojos.

Abraham lo observó en silencio, dejando que las palabras se asentaran. Finalmente, se recostó en la silla y cerró los ojos, aunque mantuvo un oído atento al entorno. -Eres un cabezadura, Dixon. Pero supongo que Rose ya sabía eso cuando te eligió en su chiquito corazón.

_______________________________🧟‍♀️

788 palabras.
Escrito: 18/11/2024.
Publicado: 18/11/2024.
Hora: 01:59.

¡Espero que les haya gusta!.


•Hasta el próximo capítulo.

•Entre flechas y latidos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora