•El arte de conectar en tiempos difíciles•
En un mundo devastado por los muertos vivientes, Daryl y Rose encuentran consuelo en el otro. Unidos por la lucha por sobrevivir, enfrentan tanto las amenazas externas como sus propios miedos y sentimientos...
Capítulo 21. _______________We are the walking dead.
"Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida." Neruda
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-No creí encontrarte aquí- murmuró Daryl, acercándose a la silueta femenina.
Estaban junto a un estanque, sus aguas cristalinas apenas moviéndose en una calma poco común en ese mundo caótico. El sol, en descenso, proyectaba tonos dorados y cálidos entre los árboles, tiñendo todo a su alrededor de una luz suave y etérea. Parecía un lugar intocado por el apocalipsis, una rareza de paz en un mundo devastado, como si el horror de los caminantes nunca hubiera alcanzado ese rincón escondido.
Rose giró lentamente, sorprendida por su presencia. Había venido hasta ese rincón en busca de un respiro, de un momento para recordar cómo se sentía estar en paz, aunque fuera solo por un instante. La vista de Daryl le arrancó una pequeña sonrisa, aunque intentó ocultarla al mirar hacia el agua.
-Tampoco pensé que vendrías- respondió, cruzando los brazos mientras observaba el reflejo de las hojas sobre la superficie del estanque. -Creí que te mantenías alejado del agua.
Daryl encogió los hombros, sin apartar la mirada de ella.
-Bueno, no soy tan fan del agua, pero tampoco soy un maldito gato- respondió, tratando de sonar despreocupado, mientras se mantenía en su posición, firme y desafiante.
Rose soltó una risita y negó con la cabeza, sus ojos brillando con diversión.
-Eso todavía está en debate, Dixon. A veces pareces más gato que otra cosa: siempre desapareces cuando menos te lo esperas.
Él rodó los ojos, pero una sonrisa juguetona, casi imperceptible, se asomó en sus labios.
-Quizá porque siempre estás husmeando donde nadie te llamó- replicó, con un toque de sarcasmo.
Rose lo miró con una mezcla de diversión y desafío, levantando una ceja.
-¿Así que, si yo desapareciera cada dos por tres, como lo haces tú, te parecería normal?- preguntó, sin perder la oportunidad de devolverle la jugada.
Daryl se quedó en silencio, su sonrisa desvaneciéndose levemente. Miró el agua, como si de repente el reflejo en el estanque tuviera alguna respuesta. Después de unos segundos, volvió a mirarla.
-Bueno... supongo que no me gustaría que hicieras eso- dijo, en voz baja, su tono más serio de lo que pretendía.
Rose soltó una risita y se levantó del tronco donde estaba sentada. Con un movimiento juguetón, comenzó a deslizar su camisa hacia arriba, quitándosela con una sonrisa traviesa.
