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                                                                                     Escritora's Pov

Ana mordía su labio inferior con fuerza, mientras sus piernas temblaban al subir cada escalón para llegar a la habitación roja, ni siquiera cuando hizo su primera entrevista de trabajo estaba tan nerviosa, como ahora.

-A-Ama y-yo...

-Dices alguna palabra u oración estúpida, y no me dejaras de otra que golpearte frente a las invitadas - Ana tembló.

-S-Señora...n-no quiero e-esto, e-es demasiado - su cintura fue apretada por Alejandra, quien se había molestado por esas simples palabras, a veces no entendía a Ana, se suponía que no le gusta que la traten mal, pero ella le daba razones para hacerlo.

Alejandra la puso frente a ella y tomo su mandíbula con fuerza, haciendo que Ana jadeara.

-Al parecer te gusta verme enojada, se supone que te di una orden, ¿Por qué estás llevándome la contraria? - Ana trato de soltarse de su agarré, pero fue tomada del cabello con brusquedad y para nada delicado. -¿Así lo quieres? Bien, así será - Alejandra empezó a jalarla de su cabellera al llegar al piso de arriba, mientras que las otras dos invitadas, miraban con atención aquel trato. La chica sintió su polla palpitar al ver a la pelinegra ser llevada de esa manera.

-Ama, ¿Quiere que me porte de esa manera? No sería un problema que me tomé de los cabellos - giro a ver a su sumisa y sonrió, joder, la amaba tanto, incluso se dejaba tratar como ella quisiera y amaba eso.

-Después, cuando estemos en casa, ¿Sí, preciosa? - la chica asintió y se aferró al brazo de su Ama, mientras seguían a Alejandra, quien entró primero al cuarto rojo, llevando casi arrastrando a su sumisa, Ana.

Ana tembló con fuerza cuando fue arrojada al suelo y Alejandra a pasos pesados y molestos, camino hasta un carrito de metal, dónde agarro un fuete, el mismo que utilizo para golpearla la primera vez. Retrocedió aún sentada en el suelo, mirando los ojos de Alejandra.

-N-No señora...p-por favor, por favor - Alejandra sonrió al ver cómo las lágrimas de Ana salían de sus ojos y resbalaban por sus mejillas, sintiendo el miedo que ella desprendía ante ella. Le excitaba.

-Déjala Alejandra, nos vas a quitar la diversión - la chica entro, seguido de su sumisa, quien sintió un poco de lastima al ver a Ana en esas condiciones, quiso acercarse, pero supo que le iría mal si ella se atrevía a hacer eso, así que sólo desvió su mirada y se mantuvo al margen.

-Tienes razón...ya habrá tiempo para castigarla - sonrió. -Bien, cierren la puerta y que el show comience.

Ana temió por su integridad mental al ver cómo la puerta se cerraba y ponían seguro, evitando que alguien saliera del cuarto sin su autorización. Ana se levantó lentamente y seco sus lágrimas.

-¿Qué te parece si empiezan ellas? - opina la otra sujeta.

-Excelente idea, Jane - tanto como Alejandra y Jane, caminaron hasta el sofá rojo de cuero, se sentaron y se acomodaron, mirando a ambas chicas. -Empiecen.

La castaña asintió y le sonrió a su amo, mientras que Ana, mantenía la mirada en el piso, sus manos jugueteando en su regazo. No sabía que hacer.

-Tranquila, yo te ayudo - vio el rostro de la chica sonreírle y sin más, empezar a acercarse a ella, con intención a besarla. Cuando sus labios tocaron los de ella, tuvo ganas de empujarla y gritar que no podía hacer esto, era mucho para ella, pero la rubia tomó su nuca y evito que se separará.

Ana gimió de la sorpresa al sentir como era empujada hacia ella, y al final, simplemente continúo con aquel beso, aunque, cabe decir que no lo sintió diferente, después de todo, eran labios de una persona.

365Donde viven las historias. Descúbrelo ahora