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                 Escritora's Pov

Marco camino rápidamente hasta la puerta principal, siendo casi taladrada en toques muy fuertes, como si quisieran tirarla. Cosa que no era falsa.

Al llegar, tomo el pomo y lo giró, mirando sorprendido a la persona que está ahí.

-Ana, que gusto verte, ¿Cómo estás? - ella simplemente entro a la casa sin más, dejándolo un poco confundido, pero miró afuera, esperando ver a Alejandra, pero sólo vio al taxi que se iba de su terreno. Frunció el entrecejo. Cerró la puerta y se giró a ella, pegando un pequeño brinco al verla parada casi detrás de él. -Oh, ¿Alejandra no vino? - preguntó curioso y nervioso.

-No - soltó. Marco supo que algo andaba mal, pues no había visto jamás la mirada intimidante y sería de Ana, ni siquiera le daba una media sonrisa. Nada. Y eso le preocupaba.

-Bueno, ¿Sucedió algo? ¿Peleaste con Alejandra? No me digas que fue eso, porque yo...

-¿Tú qué? - lo interrumpió, haciendo que él la mirara por unos minutos y después negó con la cabeza.

-No, nada... sólo qué no tiene que tratarte mal - sonrió un poco nervioso y meneo su mano al mismo tiempo, tratando de relajar el ambiente.

-¿Es eso? - él asintió. -¿O por qué soy tu hija?

El corazón de Marco quiso detenerse por un momento, un ligero pitido se presentó en su canal auditivo y sintió que las piernas le temblaron de nervios y muchos sentimientos revueltos.

-¿Q-Qué? - murmuró, su cuerpo se recargo en la puerta y miró asustado a Ana, quién ya tenía lágrimas en sus ojos y trataba de reprimir las expresiones faciales, manteniéndose sería. -¿Q-Quién te dijo eso? ¿Acaso fue Alejandra? - su voz se elevó sin notarlo, causando molestia en Ana, además de la información que acababa de ser dicha.

-¿Alejandra lo sabía? Maldita idiota - sintió su pecho doler, Alejandra se lo había ocultado y Marco le había mentido. -Te sientes culpable, ¿No es así? - él frunció el entrecejo.

-¿Qué? ¿Por qué dices eso? - se recompuso y se mantuvo parado correctamente, dejando de recargarse de la pared y mirando a Ana, quién soltaba lágrima tras lágrima, pero reprimiendo su expresión facial.

-Te sientes culpable de haber dejado a mamá con todo el paquete, ¿No es así? Tu conciencia te carcome día a día y por eso regresaste, ¡Por eso me buscaste! - gritó, haciendo que su rostro se pusiera rojo y la vena de su cuello resaltará.

-¿Qué? Eso no es verdad, si he venido a buscarte es porque quiero hacer las cosas bien, sé que cometí errores en el pasado, pero trato de enmendarlos ahora, quiero ser el padre que merecías, Ana, por favor - Marco trato de acercarse y tomar su mano, pero ella se alejo de golpe, haciendo que Marco se sintiera tan enfermo de repente.

-No necesito tu lastima ahora - soltó. -¡No tienes el derecho de querer entrar así nada más a mi vida, no cuando no te hiciste responsable de mí, no cuando dejaste sola a mamá! ¡No te permito entrar a mi vida de ninguna manera! - las gruesas y pesadas lágrimas bajaban por las mejillas de Ana, sintiéndose tan llenas de tristeza y enojo. -Mamá murió, mi abuela murió, me quedé sola...y jamás necesite a nadie más para ser feliz, mucho menos a alguien que no es responsable de lo que hace, no con alguien que no se puede llamar padre.

Marco, dejaba salir las lágrimas que habitaban en sus ojos, porque no podía negar que se merecía ese odio de su hija, porque nunca fue valiente al querer enfrentar a su padre. Simplemente se alejo de lo que más amaba sin dar lucha por ello.

-Papá, ¿Qué sucede? ¿Quién es ella? - un chico de cabello castaño, perfil simétrico y bastante alto, termino de bajar de las escaleras noto las lágrimas que su padre tenía y miró a la otra chica, quién estaba aún peor. -¿Papá?

-Taehyung, sube a mi oficina, en un momento voy - Ana miró a el tal Taehyung, notando algunos rasgos físicos iguales a Marco, dejándole una sola opción de saber quién era, además de que él le había llamado "Papá".

Ana soltó un bufido y una risa sin gracia, miró nuevamente a Marco.

-Eres un maldito - soltó. Taehyung inmediatamente al escuchar eso, tiro del brazo de Ana, dejándola frente a él.

-Repite eso de nuevo - Marco cerró sus ojos con fuerza, sin tener fuerza para poder alejar a Taehyung de ella. -¡Vamos, repitelo!

-¡Tu padre es un maldito bastardo! ¡Soy la hija que nunca quiso, abandonó a mi madre por casarse con la tuya! ¿Cuál es tu maldito problema? Tuviste a tus dos padres, tuviste una familia, ¿Y yo que tuve? Nada - soltó. Taehyung apretó su mandíbula, sintiendo molestia al ver cómo ella hablaba de su vida y su desastrosa familia sin saber nada.

-No hables como si conocieras todo de mí, como si supieras todo lo que pasó mi padre para poder estar aquí hoy, buscándote y pidiéndote una oportunidad de estar contigo y ser un padre ejemplar. Eres una mala persona, no entenderás lo que es ser padre ni madre, y espero que cuando tengas un hijo, no seas una mala madre - soltó fríamente.

-¡Ya basta! - Marco se dió cuenta del error que Taehyung cometió al decir eso, ya que vio como Ana borraba toda expresión de su rostro y miraba a un punto perdido en el suelo, mientras sus manos se posaron en su vientre. - ve arriba.

(Si ven nombres extraños es que quiero innovar)

-No, no voy a dejarte con ella.

-¡Mierda qué...! - su orden fue interrumpida por los golpes en su puerta, la cuál no dudo en abrir y ver a la agitada y asustada Alejandra.

-¿Qué pasó? ¿Dónde está? - Marco se hizo a un lado y dejo ver a Ana, quién mantenía su mirada perdida y sus manos en su vientre, Alejandra maldijo y no dudo en correr y abrazarla. -Ana, ¿Estás bien? - la soltó y sostuvo su rostro entre sus manos, tratando de hacer contacto visual, pero ella no lo miraba y murmuraba "Mi bebé" repetidas veces. -¿Qué fue lo que le dijeron? - se giró hacia los dos, notandose molesta.

-Lo siento, no pude detener a Taehyung - Alejandra poso la mirada en él e hizo el ademán de acercarse, pero la mano de Ana tomo la suya, deteniendolo.

-¿Qué pasa, cielo? - inmediatamente la miró.

-L-Llévame a casa, p-por favor - Alejandra asintió y no dudo en cargarla y pasar a lado de Marco.

-Deja las cosas así por ahora, primero necesitamos que ella mejore, te veo después - Marco asintió con pesar a la orden de Alejandra y cerró la puerta.

Mientras que Alejandra subió a Ana al auto y se marcharon de ahí. Alejandra la miró de reojo y noto que su mirada aún estaba perdida y triste.

¿Por qué cuando arreglaba un lado, se desarmaba el otro? No sabía que haría, pero necesitaba tratar de mantener todo en control.

Por ahora.

365Donde viven las historias. Descúbrelo ahora