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                  Escritora's Pov

-¿Entonces?

—¿Entonces qué, mamá? — preguntó Alejandra, sin despegar la mirada de los papeles que mantenía en su mano izquierda, mientras que con la derecha, firmaba otros documentos.

—¿Cuándo será su boda? Le pregunté a Ana y dijo que en unas semanas más, no me dió fecha exacta, ¡Y eso me altera! — chilló la mujer, poniendo una cara de frustración, a la cual Alejandra rió quedito.

—Mamá, será en dos semanas, ¿Contenta? — dijo, sin necesidad de mirarla.

—¡Sí! Estamos a domingo, ¡Excelente, tenemos tiempo de sobra para poder empezar los arreglos y reservaciones! ¡Dios, llamaré a Karen, para que empiece a decorar y hacer las invitaciones, pero ya! — Alejandra soltó un suspiro, dejando los papeles en el escritorio y finalmente, posando su mirada en ella, quién estaba sonrojada de la emoción.

—Bien, organizalo todo, invita sólo a personas cercanas a nosotros, algunos socios y bueno, creo que esta más que claro que no quiero a personas no deseadas en mi boda, ¿Verdad? — Carolina asintió con una media sonrisa. —Lleva a Ana contigo, le servirá de distracción y podrá ser ella quién escoja la decoración, tiene buen gusto — alzó levemente los hombros y siguió en lo suyo.

—Está bien, le diré que se arreglé, la llevaré con Karen para empezar las invitaciones, posiblemente mañana veamos algunos salones, organicemos todo y entre el miércoles y jueves, vayamos a escoger su vestido, ya el fin de semana voy contigo y elegimos tu traje para la boda — chilló emocionada. —¡Estoy tan feliz que vayas a casarte! — Alejandra soltó un suspiro y asintió. Carolina se relajo un poco, y le sonrió tenue. —Me alegra ver qué no pienses más en eso, quiero que seas feliz a lado de Ana y bueno...uno o dos nietos no estaría mal — sonrió burlona, haciendo que Jennie levantara la vista de inmediato y abriera sus ojos sorprendidas.

—¡Mamá! Que Ana no te vaya a escuchar, no creo que sea momento aún de tener un bebé, ni siquiera hemos tocado el tema — Carolina sonrió.

—Vamos, no pueden quedarse solos por siempre, tienen que darme nietos — hizo un puchero, haciendo que Alejandra soltará un suspiro.

—Ya veremos mamá, ya veremos.

Y quizás no. Alejandra creía que no iban a pasar más allá de eso, porque se suponía que este matrimonio era sólo un engaño y falsedad para que su madre estuviera más tranquila, al igual que su padre y evitará perder la empresa, pero algo muy dentro de ella, quería tomarse esto en serio y tan sólo con la mención de un bebé suyo, su corazón latió un poco más fuerte que antes, sacando un poco de polvo entre tanto caparazón duro y de cemento que ella misma se había encargado de crear, para evitar caer en el mismo juego y en la misma mentira que años atrás marcaron su vida y su corazón de forma desgarradora.

[ ♣️ ]

Carolina le sonrió en grande a Ana, mientras escogían la decoración de las tarjetas de invitación que darían para la asistencia a su boda.

—¡Estoy muy feliz de que vayan a casarse! — y es qué, Carolina no podía con tanta felicidad, que termino abrazando a Ana, quién sonrió tímida y le regreso el abrazo. —Realmente eres un ángel, cielo, gracias a tí, Alejandra no se ve muy apagada como otras veces — soltó un suspiro y se separó de Ana, quién tenía un poco de sonrojo en sus mejillas. —Extrañaba tanto esta sensación de felicidad por mi hija. Te debo mucho, cariño.

—Usted es una madre genial, y su hija merece ser feliz al igual que usted — Carolina volvió a chillar con fuerza y no dudo en arrastrar a Ana por el lugar.

La gran tienda de diseños para invitaciones, era grande, lujosa y contaba con más de mil diseños para elegir, incluso podía ser diseñado por el cliente y aquello le emocionaba un poco a Ana, le encantaría diseñar ella misma las invitaciones y después, mostrárselo a Alejandra, quizás a ella no le importe mucho, pero ella sería feliz simplemente con hacerlo.

Se dispuso a ver otros diseños, cuando unas terribles náuseas la abordaron por completo, se cubrió la boca y corrió hasta la esquina del lugar, en dónde estaba la puerta de baños, entro como pudo a un cubículo y simplemente cayó de rodillas, lastimandoselas en el proceso; y vomitando todo lo que su estómago cargaba por el momento.

Sus ojos botaron lágrimas del esfuerzo y su estómago se contrajo con fuerza, haciéndola tener una fuerte arcada y termino por sacar todo. Se sentía débil, su cabeza dolía un poco y su párpados estaban un poco pesados, bajo la palanca y se levantó con ayuda de la pared del cubículo, salió y no dudo en enjuagarse la boca en el lavamanos. Levantó su mirada y se encontró con ella misma en el espejo, sintiéndose un poco del asco y viéndose como tal.

Echó su cabello hacia atrás y una idea llegó a su cabeza de golpe, haciéndola quedarse completamente helada en su lugar, discretamente y no queriendo, bajo la mirada a su estómago, viéndolo y notando, que estaba un poco abultado de lo normal. Soltó un jadeo y negó con la cabeza.

No. Esto no podía pasar.

—Cielo, ¿Estás en el baño? Es hora de irnos.

Ana limpió rápidamente su rostro y miró hacia la puerta, la cual sw abrió un poco.

—Ana, ¿Estás bien? Estás pálida, ¿Te sientes mal? — a Ana se le pusieron acuosos los ojos, recordando la posibilidad. —No llores cielo, ¿Qué pasa? — Carolina entro al baño y no dudo en abrazarla por un costado, sin dejar de mirarla.

—Y-Yo...quiero ir a casa, n-no me siento bien — sollozo.

—Está bien, cielo. Vayamos a casa, le diré a Karen que nos envié el diseño que elegiste por correo, ¿Sí?

Ana asintió.

Esto estaba mal.

365Donde viven las historias. Descúbrelo ahora