Escritora's Pov
Un suspiro abandona sus labios al recordar la reciente llamada que ha recibido de su padre, quien había estado marcando hasta agotar le la paciencia y con pesadez, contestar su teléfono.
"Beyonce regreso a USA, está felizmente casada y con un hijo; ¿No crees que es hora de que mínimo me presentes a alguien?"
Quiso negarse, por supuesto que quiso, pero entonces, su padre atacó con un movimiento demasiado bajo para su gusto.
"Despídete de la empresa si no lo haces".
Fue lo suficiente para que Alejandra colgará y su mente empezará a crear algún plan o engañó. Recargo su espalda en la silla, mientras pensaba en alguna idea para cumplir con aquella idea tonta que su padre tenía.
Claramente, no era lo único que tenía a Alejandra pensando de esa manera, sino, el hecho de que Beyonce regreso a USA. Se sintió tan asqueada tan sólo de repetir su nombre en la cabeza.
-Nunca debiste regresar - piensa en voz alta, sin ser consciente de una presencia ahí.
-Uh, ¿Quiere que me vaya, ama? - una delicada y femenina voz la hizo sobresaltarse y girar rápidamente la cabeza en busca de aquella voz. Su mirada se encontró con la de Ana, quien estaba sentada en el piso, frente a la enorme biblioteca de libros que tenía en su oficina.
-¿Qué? ¿Desde cuándo estás ahí? - pregunta, reincorporándose en la silla y mirando las descubiertas piernas de la pelinegra, quien sólo llevaba un shorts de mezclilla corto, junto con una remera pegada a su torso, dándole una increíble vista. Tan preciosa.
-Oh, pues... usted dijo que limpiará la biblioteca, que no puede trabajar en un lugar tan polvoso y realmente es lo que estoy haciendo, ama - le sonrió tenue, ganándose una mirada confundida de Alejandra.
-¿Estás feliz? - pregunta, levantándose de la silla y caminando hacia ella, con pasos cortos. Ana borro la pequeña sonrisa y se levantó rápidamente del suelo alfombrado. Apretó el trapo con el que limpiaba los estantes y miró expectante a Alejandra, quien sonrió al ver la cara de miedo de Ana. -Responde; ¿Estás feliz?
Una mano subió delicadamente y acunó su mejilla, haciendo que Ana jadeara y Alejandra sonriera al ver su reacción.
-Lo estoy - confesó, temiendo que su voz saliera temblorosa y arruinara su valentía.
-¿Disfrutaste ahorcarme y manejarme a tu antojo ayer? - pregunta, ahora, bajando lentamente su mano hasta llegar a su precioso, delicado y delgado cuello, empezando a ejercer un poco de presión, pero no la suficiente para hacerla perder oxígeno.
-S-Sí, ama - Alejandra sonrió, se inclino y no dudo en atrapar los labios de Ana con los suyos, mientras que ella, tiro aquel sucio trapo y pegó un brinco, enredando sus piernas en la cintura de Alejandra y esta, tomando sus muslos para evitar que ella cayera.
Sin importar mucho, Alejandra pego bruscamente la espalda de Ana en los estantes de la biblioteca, haciéndola gemir de dolor. El beso continúo, mientras que Alejandra luchaba por llevar la ventaja de aquel beso, sorprendentemente, Ana termino haciéndolo. Alejandra no se negó, porque de algún manera, le excitaba que Ana estuviera en la misma sintonía que ella.
Ana se soltó del agarré de Alejandra y volvió a poner los pies en el piso y rompió el beso con Alejandra.
-Ama, ha estado un poco...estresada hoy, ¿Cierto? - la castaña no sabía de dónde había sacado tanto descaro aquella bonita pelinegra, pero realmente le gustaba más esta faceta que la llorona y débil Ana.
-Demasiado.
Sólo fueron basta aquellas palabras para que Ana tomara suavemente su mano y la guiará de nuevo a su silla, justo detrás de su escritorio, la hizo sentarse y sin pensarlo mucho, se puso de rodillas frente a ella.
-La ayudaré, Ama.
Sus delgados dedos se dirigieron al botón del el pantalón de Alejandra, la bragueta y finalmente, bajo su pantalón junto a su bóxer, dejando libre la erección bastante dura y palpitante frente a ella. Ana sonrió y miró con picardía a Alejandra, quien tenía los labios entre abiertos, esperando a que Ana metiera su miembro en su boca y soltar el primer gemido.
Cuando eso ocurrió, Alejandra gimió fuerte y ronco, sintiéndose aún mejor de lo que pensó que sería. Sus manos picaban por tomar fuerte del cabello a Ana y hacerla ahogarse con su polla, pero simplemente lo apretó en puños.
Ana sacaba y metía el pene en su boca, chupando y pagando su lengua por la punta del glande, haciendo delirar a Alejandra, quien no tardaría en correrse.
Ana miró el rostro de Alejandra y sintió palpitar el miembro dentro de su boca y supo que era hora.
Saco rápidamente el miembro de Alejandra de su boca y se puso de pie ante la mirada molesta de Alejandra, quien estaba a punto de explotar, pero no lo había logrado. Ana quitó sus shorts rápidamente y sus bragas, sin pensarlo mucho, tomo miembro de Alejandra y se auto penetró, subiéndose a ahorcadas encima suya. Ana poso sus manos en el pecho de Alejandra, quien abrió la boca, dejando salir un gemido ronco y bastante fuerte, ya que seguía muy sensible de su pene y ante aquella intromisión repentina, las paredes de Ana lo recibieron tan bien.
La pelinegra no dudo en empezar a saltar sobre ella, y sin preguntar, llevo sus manos al cuello de Alejandra, quien echó un poco la cabeza hacia atrás, dándole una silenciosa autorización.
Ana empezó a ejercer presión en el cuello ajeno, sintió su respiración acelerarse al sentir como el pene de ella, llegaba a su punto, sintió un fuerte espasmo, ajustando el agarre en Alejandra, quien también estaba a nada de llegar, mientras su respiración estaba siendo anulada por la preciosa y jadeante pelinegra que tenía encima suyo.
-¡Ahhh! - el gemido de Ana fue escuchado por toda la habitación, soltó el cuello y Alejandra y fue entonces, que ambas ya se habían corrido.
Alejandra sentía espasmos en su vientre, haciendo que su miembro soltará todo su semen dentro de Ana, quien estaba igual que ella.
Y volvió a ver aquella preciosa y sublime imagen de Ana. Y sin pensar más, dijo:
-Preciosa, necesito un favor.
