Escritora's Pov
—Lamento tener que cancelarte de última hora, realmente el clima no está ayudando mucho el día de hoy, nuevamente, una disculpa — su voz salió un poco apagada y arrepentía.
—No te preocupes Ana, sé que es un tema ajeno a tí, además, es mejor quedarnos en casa, dijeron que las lluvias iban a aumentar a un ochenta y cinco porciento, puede ser peligroso salir.
—Sí, lo escuché en las noticias. Pero bueno, también avísale a el señor Marco, ya que habíamos quedado en vernos y hablar, mencionale que la cita cambio y vamos a vernos hasta mañana, depende de como esté el día, ¿Sí? — Ana miro a Alejandra bajar las escaleras, con su traje puesto y su maletín en la mano, ella señaló hacia afuera, haciendo que ella mirara por la ventana y notará la intensa lluvia que caía afuera.
—Está bien, no te preocupes, le explicaré la situación.
—Gracias, entonces, nos vemos mañana, gracias Tay.
—No, para nada, gracias a tí. Hasta entonces.
Ana colgó y dejo el teléfono en la mesita de centro, se levantó y miró a Alejandra.
—¿Irás a trabajar? — preguntó, Alejandra asintió y no dudo en caminar hasta ella y posar sus manos en la cadera femenina.
—Tengo. Los socios estan un poco apurados con unos trámites que necesitan para poder empezar a trabajar, también, necesito empezar el proyecto que ya lleva casi un año, yo no suelo durar mucho con los proyectos, así que debo darme prisa y ponerme en marcha — explica, acariciando suavemente la cadera de Ana, quién hizo un tierno puchero.
—Pero, dijeron que las lluvias aumentarían, puede ser peligroso — Alejandra sonrió y negó con la cabeza, se inclinó rápidamente y dejo un casto beso en los labios de Ana, quién sonrió por dicha acción.
—Estaré bien, manéjare con mucho cuidado. Quizás hoy vengo temprano, realmente quiero pasarla acurrucado a tu lado y tomando una deliciosa taza de chocolate caliente — Alejandra sonrió y asintió.
—Lo tendré listo para tu llegada — Alejandra asintió, beso nuevamente sus labios y se separó de ella.
—Me voy, llegó tarde.
Alejandra salió de casa, siendo ayudada por el mayordomo, quién la llevo hasta su auto con un paraguas, para después, regresar a la cocina y Alejandra que se marchara. Ana soltó un suspiro al verla a través de la ventana desaparecer en su auto.
Caminó hasta el sofá, en dónde tenía estambre y un lindo suéter color vino siendo tejido. Aún le faltaba mucho para ser terminado, pero para Ana, era un gran avancé.
Continúo tejiendo con aquellos palitos y formando un poco más de aquel que seria un lindo regalo para la pequeña.
Justo cuando iba por su dobles para crear las mangas, un escándalo en la puerta la hizo detenerse, fruncir el entrecejo, dejar las cosas en el sofá y caminar hasta donde se escuchaba el bullicio.
—¡No puede entrar, la señora Rocha no está y lo tiene prohibido!
—¡Voy a entrar porque está fue mi maldita casa y no me importa que Alejandra no esté!
Ana frunció el entrecejo molesta al reconocer aquella voz y sopesar las palabras que habían sido dichas.
—Señor — el mayordomo giró su cabeza hacia atrás, justo donde estaba Ana, mirando a la mujer que estaba un poco mojada por la lluvia. —¿Sucede algo?
—Señora Rocha, esta mujer intenta entrar por la fuerza, su esposa prohibió dejarla entrar, lamento el escándalo y haberla abrumado, la sacaré de inmediato — el mayordomo hizo ademán de agarrarla del brazo para sacarla, pero Ana interrumpió.
—Espera — el hombre la volvió a mirar, esperando órdenes. ANA miro a la mujer y alzó una ceja. —¿A qué venías? — preguntó.
—A hablar contigo — Ana entrecerro un poco los ojos, notando un brillo singular en los de ella. Beyoncé sonrió. —Quisiera...decirte algo.
Ana sabía que no debía de confiar para nada en esa bruja, pero realmente le causaba intriga saber que era lo que tenía que decir. Miró un poco desconfiaba y asintió.
—Señor, déjela pasar — ordenó.
—P-Pero, señora Rocha, la señora dijo que...
—No te preocupes, ella se irá rápido, sólo deja que hablemos — el mayordomo, con pesadez, asintió y la dejo pasar y seguir a Ana hasta la sala. Cuándo Ana llegó a la sala, guardo el estambre y lo que llevaba avanzado, teniendo la mirada de Beyoncé en ella, quién con sus tacones, camino hasta el sofá, pero Ana la detuvo al ver sus intenciones de sentarse. —No te sientes, mojaras mis sillones y dudo mucho que puedas pagarlos — Beyoncé tomo aire completamente ofendida y humillada, así que simplemente, se quedó parada a un costado del sofá. —Bien, ¿Qué tenías que decirme, con tanta urgencia?
Beyoncé sonrió, haciendo que sus labios rojos formarán casi una macabra sonrisa. Algo que alertó completamente a Ana.
—Oye, ¿Aún no se cansa de tí? — Ana la miró con aburrimiento.
—¿Es lo único que ibas a decir? Mejor vete, tengo cosas mejores que hacer que estar escuchando idioteces tuyas — ordenó. Beyoncé sonrió.
—Pensé que después de haber perdido a u hijo, te iba a cambiar — aquello encendió completamente sus alarmas.
—Pensaste mal.
—Vamos Ana, sabes que ella no va a soportar que una mujer no pueda darle hijos, eso es lo que todo mujer desea, pero...¿Y si en este momento se está follando a su secretaria o alguna empleada? — las imágenes que se le vinieron a la cabeza a Ana fueron completamente desagradables.
—Deja de meter tus inseguridades en mí, ¿O qué? ¿Acaso tu esposo ya no te satisface? — el rostro de Beyoncé perdió toda burla. —O mejor dicho, ¿Ya no lo satisfaces? — Beyoncé dió un paso con molestia hacia Ana, quién se mantenía sentada en el sofá, sin crear mucho drama.
—¡Cállate, no sabes nada! ¡Ese bueno para nada tuvo que ser mi esposo a fuerza! — Ana la miró.
—Te lo merecías y tú misma te lo buscaste — contesto, finalmente, Ana se puso de pie y camino hasta ella, quedando frente a frente. —Después de todo, no mereces un final feliz, no después de ser como eres y haber hecho lo que hiciste.
Los ojos de Beyoncé ardían en furia, expresandola con lágrimas de enojo. Ana se dió la vuelta y empezó a caminar hacia el recibidor, para pedirle que se fuera, pero Beyoncé la detuvo con unas palabras que le rompieron, nuevamente, el corazón.
—¡No me arrepentiré jamás de haberte hecho perder a ese bastardo! — Ana se detuvo de golpe, casi escuchando sus propios latidos. Con un movimiento casi lento, se giró hacia Beyoncé, quién tenía una sonrisa en el rostro.
—¿Q-Qué?
—Alejandra no merece un final feliz.
Ooooooooh
