Escritora's Pov
—¿Qué sucedió? — preguntó una vez que la puerta se abrió y dejo ver a una cabizbaja Ana y a una preocupada Carolina, quién sostenía a Ana por los hombros, dándole apoyo.
—No lo sé, la encontré en el baño, dijo que se sentía mal y no dijo palabra alguna en el camino — miró de reojo a Alejandra, quién posó su mirada en Ana.
—Ven, te llevaré a... — ni siquiera pudo completar la frase, cuando Ana simplemente se desplomó en el suelo, alterando a ambas. —¡Maldición! Ana, despierta — palmeo suavemente su mejilla, sin dar ningún indico de despertar. —Joder — paso un brazo por debajo de sus rodillas y otro por detrás de su espalda baja y la alzó sin problema alguno, caminando rápidamente hasta las escaleras, subiendo rápidamente y siendo seguido por su madre, quién estaba aún más preocupada que antes.
Alejandra empujó la puerta semi abierta de su habitación y entro rápidamente, recostó a Ana en la cama y posó una mano en su frente, sintiéndola incluso un poco fría.
—Probablemente se le bajó la presión — murmura suave, sin tratar de preocupar aún más a su madre. —Voy a traer un poco de agua, vamos a esperar a que despierte y veremos qué causó que se pusiera de esta forma — miró a Carolina, quién asintió rápidamente. —Ve a casa mamá, yo la cuidaré, te avisaré cualquier cosa que pase, ¿Sí?
—Está bien, sólo avísame cuando despierte — Alejandra asintió y Carolina dejo un casto beso en la frente de ella, para después marcharse, dejándolas solas.
Alejandra soltó un suspiro y miró a Ana. ¿Qué había causado que ella se pusiera de esta manera? Nunca la había visto de esta manera, ni siquiera cuando recién llego, ella se mostraba tímida, sus mejillas no estaban muy rellenas, pero tampoco habia mucha falta de ellas, ni siquiera la hacían ver mal o espantosa, no, al contrario, la hacían ver tierna e inocente y eso fue el detonante perfecto para que Alejandra la quisiera para ella.
Se levantó de la cama, sacudiendo la cabeza y borrando todo pensamiento fuera de común en este momento, tomó un poco de ropa y una toalla, dándole una última mirada y entrando al baño y cerrando la puerta, evitando hacer mucho ruido.
Al salir de la refrescante ducha, camino nuevamente hasta Ana, quién ahora había cambiado de posición y estaba encogida hacia el otro lado, dándole la espalda. Alejandra portando una toalla en su cuerpo, rodeo la cama y miró a Ana, quién tenía una mirada perdida hacia la ventana.
—¿Cómo te sientes? — pregunta, sin dejar de mirarla.
—Bien — contesto sin más. Alejandra frunció el entrecejo y se sentó en la orilla de la cama, mirandola un poco más a detalle.
—¿Por qué te pusiste así? Cuando saliste de la casa ibas bien, incluso estabas sonriente, ¿Qué pasó con eso? — Ana sintió las lágrimas acumularse en sus ojos y simplemente los cerro, evitando que las lágrimas salieran y Alejandra presionará aún más.
—Nada, simplemente me empezó a doler muchísimo la cabeza y me sentí un poco incómoda al ver personas nuevas — respondió sin más.
—Pero...eso no había pasado antes, incluso trabajabas en un bar, constantemente veías a personas desconocidas, ¿También te ponías así? Debieron de despedirte a la primera — Alejandra tenía un punto y había trabajado con inteligencia las palabras.
Ana soltó un suspiro y abrió los ojos, tratando de aguantar el nudo en su garganta y las lágrimas picar sus ojos por salir.
—Fue eso, he pasado mucho tiempo encerrada, quizás fue un momento de ansiedad social, no lo sé, pero así me sentí, ¿Ya? — Alejandra soltó un suspiro, sin querer hacerla exaltar, quizás podría desmayarse de nuevo.
—Bien. Baja a comer algo, estaré en mi despacho, revisando algunos documentos — se levantó y tomo su ropa, entrando nuevamente al baño y vistiendose, para después, marcharse de la habitación, cerrando la puerta al salir.
Finalmente, Ana dejo salir todas aquellas lágrimas que estaba aguantando.
Necesitaba asegurarse de que esto sólo era una idea errónea y que ella estaba equivocada.
