Escritora's Pov
Ana jadeo de dolor al pasar el algodón con alcohol sobre la herida en su pómulo, parecía una raspada, pero más bien, era una herida que el fuete de cuero le había hecho. Dejo que sus lágrimas bajarán por sus mejillas y se perdieran en su mentón. Le dolía el cuerpo, sus brazos, su rostro y piernas, se sentía humillada y utilizada, como si fuera una basura tan fácil de aplastarla, pisotearla y tirarla como si no valiera nada.
Nunca se imagino tener que aguantar estos tratos para tener un poco de dinero y con ello, ayudar a su madre con el tratamiento en el asiló, pero se lo debía, cuido de ella cuando más lo necesitaba y no podía dejarla sola ahora que lo necesitaba.
Mordió su labio inferior y con delicadeza, quitó el top blanco, dejando a la vista sus brazos y hombros. No pudo evitarlo y las lagrimas empezaron a salir de nuevo, pero ahora, sollozando con fuerza.
Sus brazos estaban golpeados y llenos de marcas moradas, sentía dolor. Seco sus lágrimas al escuchar unos pasos caminar hacia la habitación, sorbio su nariz y se mantuvo sería para esperar a alguien que ya sabía que venía en camino.
Sus teorías fueron asertivas, cuando Alejandra entro a la habitación, mirándola y sosteniendo el teléfono de ella en una mano, Ana trato de sonreír.
-A-Ama, ¿Qué se le ofrece? - pregunto, con voz suave y tranquila, tratando de no alterarla o hacerla ponerse agresiva de nuevo.
-¿Quién es este idiota? - tira el teléfono al suelo, Ana dudo un poco pero al final, se agachó y lo tomó, mirando en la pantalla el nombre de su ex jefe.
-A-Ama... él es mi ex jefe, yo trabajaba para él en un bar, él me corrió del trabajo porque iba a cerrar el bar, pero no sé porque me ha contactado y desconozco su situación actual con el bar, amo - pronunció, haciendo que el entrecejo de Alejandra se frunciera.
¿Acaso ella había golpeado a su sumisa por un error tan estúpido como ese? Alejandra sintió una punzada en el pecho. Posó su mirada en los brazos, piernas y rostro de Ana, llenos de moretones y sangre un poco seca.
La mente de Alejandra simplemente le recalcó lo estúpida e indulgente que había sido al no haber investigado correctamente los hechos.
Quiso mirarla y pedirle una disculpa, pero, había algo dentro de ella, que se negaba a aceptar su culpa, algo que sentía que si decía un lo siento, la haría sentirse humillada, débil y expuesta. Fue entonces, que recordó lo sucedido con aquella persona que había pensado que era realmente importante e indicada para ella.
Desvío la mirada a la ventana que estaba detrás de su sumisa, parpadeó como si nada, su rostro siguió siendo indiferente.
-Limpia las heridas, odio que sangren cuando las tocó, me causa... - sus ojos conectaron con los de Ana, quien mantenía unos ojos brillosos por las lágrimas y obscuros por el dolor y todo aquel sentimiento de sentirse humillada. Alejandra parpadeó repetidas veces y regreso su vista a la ventana. -Simplemente cúralas.
Fue todo lo que menciono, para después, darse la vuelta e irse de aquella habitación. Dejando a una Ana rota, humillada y lastimada; llorando por dejarse mantener de esa manera.
Sólo un poco más Ana. Aguanta un poco más.
Se dió ánimos, mientras que con dificultad, iba por el botiquín de primeros auxilios y curar las heridas.
Pero lo que ninguna de las dos sabía, es que un pasado estaba por ser desenterrado. Justamente, yendo a tocar la puerta de esa enorme mansión, con un sólo propósito.

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365
Fiksi Penggemar¿Hasta donde estarías dispuesta a llegar por 3 millones de dólares?