Escritora's Pov
Alejandra soltó un suspiro pesado y miró las puertas frente a ella. Se encontraba frente a la habitación de Ana, quién se mantenía en silencio, causando una sensación de nervios en ella.
Tomó el pomo y lo giró, abriendo la puerta y adentrándose sin muchos rodeos. Su mirada recorrió toda la habitación, la cual se mantenía en perfecto estado y completamente limpia, sus ojos divagaron hasta la cama, en dónde una dormida Ana le daba la espalda.
Cerró la puerta con cuidado, empezó a caminar hacia ella, notando sus ojos cerrados, mejillas un poco sonrojadas y una de sus manos debajo de su mejilla, usándola como una cómoda almohada, mientras que la otra mano, estaba posada en su diminuto y apenas visible, vientre.
Una sensación cálida la recorrió al verla en aquella posición, cuidando del bebé y durmiendo tranquila.
Todas las madrugadas escuchaba su estómago vaciarse en el baño, sintiendo un poco de remordimiento por no estar con ella y ayudarla en pasar aquellos malestares horribles que no la dejaban dormir casi nada durante la noche y un poco en el día.
Con cuidado, se sentó en la orilla de la cama, admirando más su rostro y sintiendo la necesidad de acariciar la sonrojada y esponjosa mejilla, pero deteniéndose al verla moverse.
—Uhm — pestañeo un par de veces, hasta que poco a poco, fue abriendo sus ojos y encontrándose con los de Alejandra, mirándola neutral, inmediatamente Ana se sentó, abrazo sus piernas contra su pecho y jalo la cobija para cubrirse. —¿Q-Qué hace a-aquí? — pregunta, sin poder mantener la mirada en sus ojos.
—¿Cómo has estado? — fue lo único que pregunta, ganándose la atención de ella.
—B-Bien.
El silencio reino en la habitación por unos minutos, en los cuales Alejandra pensó bien sus palabras, pero todas se fueron al diablo a escuchar a Ana.
—Puede recostarse si quiere — señala a un costado de la cama, junto a ella.
—¿No te hará sentir incómoda? — pregunta, levantándose y dejando qué Ana viera el pantalón suelto y la camiseta negra de cuello V que traía, para dormir.
—No...puedes acostarte — ella lo hizo tímidamente y ella tarda un poco en aceptar la invitación.
Alejandra se acostó junto a ella, ambas de costado contrario para poder mirarse en silencio.
—Yo — Alejandra carraspeó su garganta y tomo aire. —Respecto al bebé...
—Quiero abortarlo — respondió Ana, quién bajo su mirada, sintiéndose avergonzada.
—¿Qué? — un pequeño dolorcito se instaló en el pecho de Alejandra, sintiéndose decepcionada y triste con su decisión, claramente, ella podía hacer y realizar lo más conveniente, porque a final de cuentas, era su cuerpo y sus decisiones.
—T-Tú no quieres al bebé, eso es más que seguro y yo...no sé que hacer con uno, seré una mala madre y no quiero eso — mordió su labio inferior y nuevamente busco la mirada de Alejandra, encontrandola rápidamente.
—Quiero al bebé — soltó, ganándose una mirada sorprendida de Ana.
—P-Pero...
—Seamos una familia...una que me negaron hace tiempo y que no pude formar por una traición — Alejandra soltó un suspiro. —Dame la oportunidad de tener a un bebé que realmente me pertenezca y a un amor que me amé...¿Puedes?
Los ojos de Ana brillaron ante la sugerencia de ella, jamás pensó que ella realmente quisiera hacerse cargo del bebé ni que pudiera pedirle que se quedará a su lado y la amará, pero, ¿Ella lo amaba o sólo buscaba lo mismo que ella?
Quizás su primer error en este contrato, fue enamorarse a primera vista.
—Puedo.
