Escritora's Pov
—Estos son los salones que tenemos disponibles para realizar cualquier evento en cinco días, ustedes pueden decirnos que es lo que se necesita exactamente, nosotros lo conseguiremos y adornaremos el salón como ustedes desean u ordenen — el joven sonrió de manera amable.
—Pues...no hemos venido a rentar un salón, más bien, el paquete que ofrece estos, leí en un folleto que ustedes pueden organizarlos arreglos y llevar mesas, manteles y flores, todo eso hasta el lugar donde vaya a ser la ceremonia — el joven asintió comprendiendo el pedido de Alejandra, quién mantenía unida su mano con la de Ana.
—Oh, sí, manejamos esos paquetes también, ¿Desean algo como eso en su casa? — Alejandra asintió, con una sonrisa de lado.
—Quiero el paquete completo para poder llevar la ceremonia a cabo y la fiesta ahí mismo; mi jardín es muy grande, puede hacer una división, la mitad para la ceremonia y la otra mitad para el festejo, ¿Se puede?
—¡Pero claro que se puede! Sólo necesita llenar algún datos necesarios y que paquete quiere elegir — Alejandra asintió y miró a Ana.
—Iré a llenar los datos que necesitan, pagaré por adelantado, tú puedes escoger el paquete que quieras de decoración con el señor Marco, ¿Verdad? — miró al hombre que estaba un poco detrás de ellos, Ana posó su mirada en aquel hombre y sonrió leve.
—C-Claro que sí, sería un honor — Ana le devolvió la sonrisa tan amable y simpática que le dedicó.
—Entonces ve, yo me quedo a escoger los arreglos con el señor Marco — Alejandra asintió, dejo un beso rápido en los labios de Ana y se marchó junto al chico que los atendió.
Después de haber ido a hacer un ultrasonido (el primero), del bebé de Ana, se encontraron con Marco, quien tuvo que ir dos veces al baño a llorar por ver de manera más cerca y real a Ana, su pequeña niña, quién se encontraba embarazada de Alejandra; Marco tuvo una charla con Alejandra en los baños, dejando a una Alejandra con una adolorida costilla y una amenaza sobre ella. Ana se sentía muy cómoda alrededor de ese hombre, quién la había tratado muy amable, respetuosamente y con caballerosidad.
—Señor Marco, acérquese, me gustaría que también me ayudará a escoger la decoración — Marco quiso decir que iría al baño para poder llorar de felicidad y nostalgia, pero se vería muy raro, además, haría esperar a su hija.
—C-Claro — sonrió de manera nerviosa y se acercó tímido hasta su lado, mirando el álbum de fotos que Ana mantenía en sus manos.
Ambos se quedaron en silencio, admirando los detalles y el paquete que ofrecían en la primera hoja.
—Uh, ¿Qué opina de este paquete? — preguntó una sonriente Ana, quién necesitaba una opinión extra para poder escogerlo en definitiva.
—E-Es muy...b-bonito — sin poder retenerla, una lágrima se deslizó sobre su mejilla y su voz salió rota, alarmando rápidamente a Ana, quién no dudo en dejar el álbum en dónde estaba y mirarlo con un poco de tristeza.
—No lloré por favor, me hace sentir triste — pronunció, con un ligero puchero en sus labios.
—Lo siento, en v-verdad lo siento, pero...s-siempre soñé con mi hija y-y compartir e-este momento t-tan especial — mordió internamente sus labios, para dejar de llorar, pero no pudo hacerlo.
—¿Su hija? ¿Tiene una hija, señor Marco? — él asintió rápidamente.
—S-Sí...pero e-ella no lo sabe, n-no sé si ella podría a-aceptarme como su p-padre — Ana aplanó sus labios y lo miró un poco apenada, ¿Qué debía decir? Ella no tenía experiencia con esos temas, pero no quería que él creyera que su hija lo odiaba o algo así.
—Señor Marco, por lo que veo, usted es un gran hombre y no creo que su hija vaya a rechazarlo, puede que no entienda muy bien las razones por las que ella no lo conozca, pero sé que ella podrá entenderlo y si no lo hace, se perdería de un gran padre; lamentablemente, mis padres murieron en un accidente de auto cuando yo era pequeña, crecí con mi abuela, pero...hace unas semanas que, desgraciadamente f-fallecio, ella...ella era lo único que me quedaba — Ana se limpio rápidamente una lágrima que había salido sin su permiso de su ojo y sonrió como si nada, sorprendiendo a Marco. —Pero sé que e-ella, está feliz en dónde quiera que esté...ella y mis padres.
Marco, soportando el dolor de su corazón, abrazo a Ana, sin importar absolutamente nada; pero para su sorpresa, Ana también lo abrazo, y lloro en su pecho, mientras que él, deja salir las lágrimas de tristeza.
¿Qué tanto había sufrido su pequeña?
Miró a lo lejos a jennie, quién aplanó sus labios y asintió con la cabeza, indicándole apoyo silencioso.
Porque pudo darle consuelo a un padre que perdió a su amor...su primer amor.
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