*Vacaciones familiares.
*Bali.Bali. Tan solo escuchar el nombre de este paraíso hacía que mis ojos brillaran y que olvidara, al menos un poco, el caos que dejé en Las Vegas. Pero aunque la vista de playas cristalinas y palmeras mecidas por el viento me envolvía, mi mente parecía atada a algo o, mejor dicho, a alguien.
Desde el momento en que llegamos, la vibra familiar, tan caótica y única como siempre, hizo que el viaje pareciera un episodio de Keeping Up with the Kardashians. Todos estaban listos para unas vacaciones épicas, y yo intentaba que no se notara lo que realmente sentía por dentro.
Estábamos en nuestra villa privada, y desde el primer segundo todo fue una mezcla de sol, risas y peleas entre Tyga y Scott sobre quién tenía el bronceado más oscuro. Kris, por supuesto, había programado "actividades de familia" para unirnos aún más.
—¿Qué actividad familiar crees que Kris tiene para nosotros hoy? —pregunté a Kendall mientras nos aplicábamos protector solar en la terraza, mirando el mar.
—Algo como, ya sabes, un "momento zen" con la familia. Bali y Kris son como el sueño de cualquier influencer: vibes por todos lados —respondió ella, riéndose mientras miraba a Kylie, que se hacía selfies para Instagram.
—Kendall, espero que te comportes hoy —dijo Kris, entrando con su característico tono entre dulce y controlador—. Bali es un viaje de sanación.
—¿Sanación? —dijo Kim en tono sarcástico mientras se ajustaba sus gafas de sol—. ¿O es una excusa para hacernos posar juntas?
Mason y Penélope corrían alrededor de todos nosotros, riéndose y salpicándonos con agua de la piscina, mientras North le mostraba sus mejores poses a la cámara de mi teléfono. Parecía una escena idílica, pero mi mente seguía volviendo a Justin. Lo evitaba tan bien como podía, aunque no era fácil cuando mi teléfono vibraba constantemente con sus mensajes sin leer. Lo bloqueé, sí, pero no quería decir que no me doliera.
—¡Vamos, chicas! —gritó Kris, con una energía que solo ella tenía—. Nos esperan en la playa para nuestra ceremonia de purificación con un chamán balinés. Esto es muy espiritual.
Nos encaminamos hacia la playa, todas vestidas con túnicas blancas y coronas de flores, como si fuéramos las chicas del cartel de un spa exclusivo. Los hombres estaban en traje de baño, bromeando sobre quién sería el "más purificado" después del ritual.
Mientras el chamán nos pedía cerrar los ojos y concentrarnos en nuestras energías, yo estaba a años luz de esa playa en Bali. En mi mente, todavía veía a Justin mirándome, con esa expresión de frustración en Las Vegas, y recordaba su voz diciendo que yo era suya. ¿Suya? La palabra me retumbaba en la cabeza y me daba una mezcla de ira y... algo que no quería nombrar.
Después de la ceremonia, nos instalamos en una zona lounge en la playa. Kris, claro, decidió que era momento de hacer una ronda de "confesiones familiares" y quería que todos compartiéramos algo que estuviéramos "ocultando."
—Bueno, no es que tenga algo que ocultar, pero... —dijo Kylie, mientras echaba un vistazo a su teléfono, claramente evitando la pregunta.
Scott soltó una carcajada—. Vamos, todos tenemos secretos. Por ejemplo, yo puedo decir que me comí el último paquete de chocolates en el avión.
Kris giró su mirada hacia mí, como si su radar de "Kelsey tiene secretos" se activara.
—¿Y tú, Kels? ¿Algo que compartir?
—No... no realmente —respondí, intentando que sonara casual, aunque las miradas de mis hermanas se fijaron en mí como si acabara de decir la peor mentira del mundo.
—Vamos, Kelsey, dinos algo jugoso —dijo Kendall con una sonrisa traviesa.
—Pues... si quieres saber, chicos, me siento muy en paz estando aquí —dije en tono zen, tratando de esquivar sus preguntas—. Siento que este viaje es justo lo que necesito.
Kim levantó una ceja—. Sabes que no te creemos, ¿verdad?
Todas se rieron, y aunque intentaban tomárselo en broma, en mi interior sentía que cada risa era una sutil presión para que hablara de lo que en realidad estaba pasando. Sabía que no podía ocultar a Justin para siempre, pero esta vez, Bali y mi paz mental eran mi prioridad. Justin tendría que esperar.
Al día siguiente, fuimos al mercado local. Era una explosión de colores, aromas y risas. Penélope y North estaban fascinadas con cada cosa que veían, y Kris nos recordaba no perder de vista a los pequeños.
—¿No es increíble estar tan lejos de todo? —preguntó Kim, mientras Kendall negociaba una pulsera con un vendedor.
—Sí, definitivamente es otro mundo —contesté, mirando mi teléfono. Lo desbloqueé, y ahí estaba... otro mensaje de Justin.
Bieber:
¿Estás feliz sin mí? Porque yo no.
Suspiré y bloqueé la pantalla, intentando reprimir el torbellino de emociones que ese mensaje desataba. Aun así, las palabras se quedaron grabadas en mi mente, haciéndome sentir que, aunque estuviera a miles de kilómetros, Justin seguía justo ahí, en el fondo de mi mente.
Para cuando volvimos a la villa, me sentía agotada emocionalmente. Me dejé caer en la cama y cerré los ojos, tratando de aclarar mis pensamientos, pero todo lo que veía era su rostro, sus ojos mirándome con esa mezcla de dolor y deseo.
Esa noche, nos reunimos todos en la terraza para ver la puesta de sol. El cielo estaba pintado de tonos rosados y naranjas, y el ambiente era tan sereno que por un momento me olvidé de mis propios problemas. Pero entonces, Scott comenzó a hablar.
—Ok, chicos, ¿quién quiere una noche de confesiones? Vamos, esto es Bali, y estamos entre familia.
Corey alzó una ceja y miró a Kris—. Cariño, ¿crees que esto es una buena idea?
—Por supuesto, Corey —respondió Kris, con ese tono de autoridad que nadie cuestiona—. Una confesión no hace daño a nadie.
Las miradas se volvieron hacia mí otra vez, como si todas quisieran descifrar el enigma que me rodeaba desde que llegamos. Yo intenté mantenerme imperturbable, pero el esfuerzo de pretender estaba acabando conmigo.
—No quiero presionar, pero siento que Kelsey tiene algo que decirnos —dijo Kim, con una expresión que mezclaba curiosidad y cariño.
Sabía que no podía seguir evitando el tema para siempre, pero también sabía que esta vez no estaba lista para compartir mi corazón roto. Así que, con una sonrisa fingida, respondí—: Quizás, pero algunos secretos son mejores guardados.
Kendall soltó una carcajada y levantó su copa—. Brindo por eso.
Todos reímos, y la noche continuó entre bromas, risas y un montón de selfies que Kim y Kylie publicaron en sus historias.
Pero, en el fondo, sabía que mis pensamientos no se quedarían en Bali. Justin estaba en mi mente, como un fantasma persistente, y aunque intentara olvidarlo, cada mensaje suyo, cada recuerdo de su voz en Las Vegas, me mantenía atrapada en un laberinto sin salida.
Cuando todos se retiraron a sus habitaciones, me quedé sola en la terraza, mirando las estrellas. Me pregunté si alguna vez podría dejar de pensar en él, si alguna vez Justin sería solo un capítulo más en mi vida.
Suspiré y miré el mar, sintiéndome extrañamente conectada a él, como si el sonido de las olas entendiera lo que no me atrevía a decir en voz alta.
Quizás no importaba dónde estuviera, en Bali o en Los Ángeles, porque en el fondo, sabía que en algún lugar del mundo, Justin estaba pensando en mí también.
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Damn Jenner (Justin Bieber)
Fanfiction-¿Como le dices a alguien que nunca estuvo que se quede? -El siempre estuvo Kelsey, pero tú nunca lo viste.