El club estaba abarrotado, con las luces estroboscópicas pintando la pista de baile con colores brillantes y cambiantes. Podía sentir la vibración de la música bajo mis pies, como si fuera parte del ritmo. No estaba del todo segura de cuántas copas había tomado, pero el calor en mi cuerpo y la ligereza en mi cabeza me decían que ya era suficiente para que me importara poco lo que los demás pensaran.Llevaba puesto uno de mis vestidos favoritos: corto, ajustado y negro, con una abertura lateral que dejaba entrever mi pierna. Había escuchado más piropos esa noche de los que podía contar, pero ninguno me interesaba realmente. Aun así, bailaba con cualquiera que me lo pidiera, dejándome llevar por la música y la energía del lugar.
Pero aunque mi cuerpo estaba ahí, mi mente no. Sabía perfectamente quién me observaba desde la barra.
Justin.
Podía sentir sus ojos en mí. Esa mirada que era capaz de desarmarme, como si fuera lo único que importara en el mundo. Me atreví a girarme disimuladamente hacia él, y ahí estaba: apoyado contra la barra, con una copa en la mano, viéndome fijamente. Su cabello rubio caía desordenado sobre su frente, y sus ojos color miel parecían arder bajo las luces del club. Era imposible no notar cómo su mandíbula estaba tensa, como si estuviera luchando contra algo dentro de sí mismo.
"¿Por qué tienes que ser así?", pensé mientras volvía a centrarme en el chico con el que estaba bailando. Pero ni siquiera recordaba su nombre. Todo mi mundo parecía girar en torno a Justin.
—¿Te importa si interrumpo? —escuché de repente.
Giré mi rostro y ahí estaba él, más cerca de lo que esperaba. Su tono era firme, seguro, y no daba espacio para negarse.
El chico con el que estaba levantó las manos, reculando.
—Tranquilo, hermano. Es toda tuya.
Sonreí con burla mientras el chico desaparecía.
—¿Celoso? —pregunté, con una ceja levantada.
Justin me lanzó una mirada que me dejó sin aliento.
—Solo estoy asegurándome de que bailes con alguien que valga la pena.
—¿Y tú decides eso?
—Esta noche, sí.
Ni siquiera tuve tiempo de responder antes de que su mano estuviera en mi cintura, atrayéndome hacia él. La música cambió a algo más lento, más sensual. Pude sentir el calor de su cuerpo, el aroma de su perfume mezclado con el sudor del baile. Era embriagador.
—Deberías dejar de mirarme así —murmuré, con la voz apenas audible.
—¿Cómo?
—Como si quisieras...
—Como si te quisiera a ti —terminó la frase por mí, sin apartar los ojos de los míos.
Su cercanía me hacía difícil pensar. Podía sentir sus manos fuertes, sus músculos tensos bajo la camisa, los tatuajes que tanto me fascinaban asomando por las mangas. Cada uno de ellos parecía contar una historia, y yo quería saberlas todas.
—No deberías decir esas cosas —susurré, pero mi voz sonaba débil, insegura.
—¿Por qué no? Es la verdad.
El ritmo de la música se volvió más lento, y nuestros movimientos siguieron el compás. Nuestros cuerpos estaban tan cerca que podía sentir cada latido de su corazón.
No sé cómo pasó, pero de repente estábamos fuera del club. El aire fresco me golpeó el rostro, despejando un poco mi mente, aunque no lo suficiente como para calmar las emociones que él despertaba en mí.
—¿A dónde vamos? —pregunté mientras caminábamos apresuradamente.
—Confía en mí —dijo, sin mirar atrás.
Nos dirigimos hacia la playa, y cuando nuestros pies tocaron la arena, me detuve, quitándome los tacones.
—No puedo más con esto —dije, más para mí misma que para él.
—¿Con qué?
—Contigo, Justin. Siempre haces esto. Me buscas, me confundes, y luego te alejas como si nada hubiera pasado.
Él se detuvo y se giró para mirarme.
—¿Y tú crees que no es lo mismo para mí? Cada vez que intento acercarme a ti, construyes un muro. Estoy cansado de intentar derribarlo.
—¡Porque tengo miedo! —grité, sin poder contenerme más. Las palabras salieron solas—. Tengo miedo de que esto no funcione, de que me rompas el corazón.
Justin me miró en silencio por un momento antes de dar un paso hacia mí.
—Kelsey, ¿crees que no tengo miedo también? Pero esto... esto que sentimos... es real. Y no podemos seguir fingiendo que no existe.
Me quedé sin palabras. Miré sus ojos, su rostro, su cabello que brillaba bajo la luz de la luna. Era perfecto, y lo odiaba por ello. Odiaba cómo podía hacerme sentir tan vulnerable con solo mirarme.
—No sé cómo hacerlo —admití en voz baja.
—Yo tampoco —respondió—. Pero quiero intentarlo.
Nos sentamos en la arena, con las olas rompiendo suavemente frente a nosotros. Justin tomó mi mano y la sostuvo entre las suyas.
—¿Por qué siempre haces esto más complicado de lo que es? —preguntó.
—Porque soy complicada.
—No. Porque tienes miedo de ser feliz.
Lo miré, sorprendida por sus palabras.
—Justin...
—No más excusas, Kelsey. No más dudas. Quiero que seas mi novia.
Mis ojos se abrieron de par en par.
—¿Qué?
—Lo que oíste. No más juegos, no más barreras. Solo nosotros.
Quise responder, pero las palabras no salían. Sentía mi corazón latiendo con fuerza, como si estuviera a punto de explotar.
—Sé que es difícil para ti —continuó—, pero no podemos seguir así. Estoy harto de esta distancia, de las peleas, de todo.
Lo miré, y por primera vez, sentí que estaba lista para dejar de huir.
—Sí.
—¿Sí?
—Sí, quiero estar contigo.
La sonrisa que apareció en su rostro fue suficiente para hacer que todos mis miedos desaparecieran. Se inclinó hacia mí y me besó, con una intensidad que nunca antes había sentido. Era como si el mundo desapareciera, como si no existiera nada más que nosotros.
Cuando finalmente regresamos a la villa, el grupo nos recibió con preguntas y miradas curiosas.
—¿Dónde estaban? —preguntó Kylie, con los brazos cruzados.
—Explorando —respondí, sin dar más explicaciones.
Justin me lanzó una sonrisa cómplice, y yo no pude evitar devolverle el gesto. Por primera vez en mucho tiempo, sentí que las cosas estaban donde debían estar.
Esa noche, mientras todos celebraban, me di cuenta de que, aunque el camino no sería fácil, estaba lista para enfrentar lo que viniera. Porque al final, estar con Justin era lo único que realmente importaba.

ESTÁS LEYENDO
Damn Jenner (Justin Bieber)
Fanfiction-¿Como le dices a alguien que nunca estuvo que se quede? -El siempre estuvo Kelsey, pero tú nunca lo viste.