Damn Jenner (Justin Bieber)

54.

*Bora Bora.
*Dias después.

La brisa salada y cálida me recibe cuando bajamos del jet. Bora Bora se extiende ante nosotros como un cuadro perfecto, con su arena blanca y agua turquesa que brilla como si estuviera hecho de cristales. En cualquier otra circunstancia, esto sería el paraíso... pero, claro, siempre hay algo que lo complica.

Estoy aquí con el squad, todos emocionados por la semana de descanso en este resort privado que hemos reservado. Kendall, Kylie, Gigi, Bella, Fai, Tyga, Jordyn, Lil Za, Zack, Abel... básicamente todos los de siempre. Todos menos Justin, quien sigue en su gira. Pensar en él me da un cosquilleo incómodo, una mezcla entre ansiedad y enojo.

Subimos a unos carritos que nos llevan al área de las villas. El lugar es una maravilla: villas privadas con techos de paja, enormes ventanales, y terrazas que miran al océano. Pero mientras el resto está maravillado, yo no puedo quitarme la idea de Justin de la cabeza. Y todo gracias a un maldito rumor que escuché en el avión.

–Escuché que Justin fue visto con una chica en su concierto de anoche en Sydney –le comentó Lil Za a Zack mientras subíamos al avión.

Lo dijo tan casual, como si no tuviera la menor idea del impacto que eso tendría en mí.

Tratando de disimular mi incomodidad, solo fingí que estaba ocupada revisando mi celular, pero cada palabra se quedó en mi mente, dándome vueltas, hasta que el cosquilleo de los celos se convirtió en un fuego.

Finalmente, el carrito se detiene, y Zack da una palmada para llamar nuestra atención.

–Ok, chicos, organización rápida. Vamos a asignar las habitaciones. Yo me encargué de esto, así que no se vale quejarse –dice con una sonrisa burlona.

Me cruzo de brazos, preparándome para lo peor. Conociéndolo, sé que Zack estará a punto de hacerme alguna jugada.

–Gigi y Zayn, ustedes en la villa uno –empieza a decir, y la pareja sonríe y asiente mientras toman sus maletas.

–Bella y Abel, villa dos –continúa Zack. Bella le lanza una sonrisa coqueta a Abel, quien la toma de la mano.

–Kylie y Tyga, villa tres.

–Perfecto –responde Kylie con una sonrisa satisfecha, y Tyga solo asiente, mirando alrededor con sus gafas de sol puestas.

–Lil Za y yo, villa cuatro.

Lil Za le da un puño a Zack y ambos sueltan una carcajada.

–Kendall y Hailey, villa cinco –dice Zack.

Kendall pone los ojos en blanco, y Hailey se ríe de su reacción mientras ambas empiezan a caminar hacia la villa.

–Y Fai con Jordyn en la seis –agrega Zack, mirando hacia ellos.

–Todo bien –responde Fai mientras abraza a Jordyn, que está emocionada.

Zack hace una pausa, y veo cómo su mirada traviesa se posa en mí.

–Y Kelsey y Justin... villa siete.

La mirada que le lanzo podría derretir acero.

–¿Perdón? –suelto, sin siquiera molestarme en disimular el tono cortante en mi voz.

–Así como escuchaste, princesa –me responde Zack, con una sonrisa que sé que ha practicado para molestarme.

–¡Justin ni siquiera está aquí, Zack! –me quejo, mirándolo con incredulidad.

Él se encoge de hombros, como si esto fuera lo más normal del mundo.

–Cuando llegue, será su villa también. Además, sé que lo prefieres a él antes que a cualquiera de nosotros –dice, divertido. Lil Za se ríe de su comentario, y yo bufo, cruzándome de brazos.

–Sabes que puedo tirar tus maletas al océano y hacer que nadie las encuentre, ¿verdad? –amenazo, aunque Zack simplemente se ríe.

–Vamos, Kelsey, ni te molestes en ocultarlo –insiste él, en ese tono que logra sacarme de mis casillas. Siento que todos me miran, esperando mi reacción.

Decido no seguir la conversación, porque sé que Zack no me tomará en serio. Recojo mi maleta y camino hacia la villa asignada, tratando de no mostrar cuánto me molesta esto... y tratando de no pensar en ese rumor de Justin con otra chica.

Una vez que entro a la villa, lanzo la maleta en la esquina y me dejo caer en la cama con un suspiro. La habitación es increíble, pero no puedo disfrutarla. Me quedo mirando el techo, mientras mi mente no para de atormentarse con la imagen de Justin con alguien más.

¿Es que no me afecta suficiente estar aquí sola mientras él sigue en su gira? Y ahora, con esos rumores... Ugh.

Unos minutos después, decido unirme al grupo en la playa. Al menos distraerme un poco debería ayudarme a salir de mi cabeza.

La playa está increíble, con un par de cabañas, sillas de playa y mesitas con bebidas. La música suena de fondo, y todos ya están instalados, disfrutando del sol y del mar. Tomo un trago de la bebida que me ofrecen, y luego me acerco a Kylie, que está recostada junto a Tyga.

–¿Ya te acomodaste? –me pregunta, lanzándome una mirada curiosa.

–Sí, aunque Zack tiene un pésimo sentido del humor –respondo con una mueca.

Kylie se ríe y me da una palmadita en el brazo.

–Sabes que lo hace para molestarte, Kels. Relájate.

Trato de hacerlo, pero en el fondo, el fastidio y la incomodidad no me dejan. Tomo otro sorbo de mi bebida y trato de perderme en la conversación de los demás, pero cada risa y cada momento feliz me recuerda que estoy sola, mientras Justin... quién sabe qué está haciendo. No entiendo como acabó todo de vuelta al principio, nos dijimos lo que sentíamos el uno al otro. ¿Acaso eso no cambiaba las cosas?

En un impulso, decido que no voy a seguir en esta dinámica. Me termino la bebida de un solo trago y me levanto.

–Voy por otra –digo, y me dirijo a la barra para servirme una segunda copa. Y luego una tercera.

La música se vuelve más intensa, el grupo comienza a bailar, y yo me dejo llevar. Quizá si me sumerjo lo suficiente en la fiesta, en el ruido y en la diversión, pueda olvidar a Justin y todo lo que implica.

A media noche, estoy bailando con Fai y Lil Za cuando siento una mano en mi hombro. Es Jordyn.

–Oye, Kels, ¿todo bien? –pregunta con una mirada preocupada.

–Perfectamente –respondo, aunque la sonrisa que le doy no la convence.

–Solo... no juegues con fuego, ¿ok? –me susurra, tratando de ser comprensiva.

–No estoy jugando con fuego –contesto, aunque el tono en mi voz suena a desafío. Jordyn me mira, dudando.

–Sabes que te apoyamos en todo, pero cuidado con lo que haces solo por desquitarte –dice, y luego se aleja, dejándome sola con mis pensamientos.

Su advertencia debería detenerme, pero en lugar de eso, me hace querer seguir. Siento el impulso de hacer algo que llame la atención de Justin, algo que lo haga darse cuenta de que no soy un simple capricho pasajero.

Sigo bailando, dejando que la música y la fiesta llenen el vacío que él ha dejado. El aire es caliente, la arena está bajo mis pies, y la luna brilla sobre el mar, pero todo me parece un poco más sombrío sin él aquí.

Y aunque sé que probablemente me arrepentiré al día siguiente, en este momento, nada más parece importar.