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La música se vuelve un eco difuso mientras me dejo llevar, sumergiéndome más en la fiesta y en las emociones que revolotean por mi cabeza. Siento la mirada de mis amigos de vez en cuando, pero no me detengo. No quiero escuchar otra advertencia, ni un consejo bien intencionado. En este instante, lo único que necesito es evadirme de todo, incluso de mí misma.

Después de un rato, noto que Fai se ha acercado a mí, con una expresión seria pero amigable. Nos sentamos en la arena, donde el sonido del mar se mezcla con la música en la distancia.

–Kelsey, ¿qué pasa? –pregunta con suavidad.

Le doy un trago a mi copa, girando la cabeza para no mirarlo directamente. Sé que él es uno de los pocos en este grupo que entiende realmente cómo me siento, pero no estoy segura de querer hablar de esto.

–Nada. Estoy aquí para divertirme, como todos –le contesto, casi como si tratara de convencerme a mí misma.

Fai suelta una risa ligera, pero luego se pone serio.

–Sabes que no es solo eso. Mira, entiendo que te afecte lo de Justin... pero no creo que te estés haciendo ningún favor con esto. –Señala el vaso en mi mano y luego al grupo que sigue bailando–. Solo te digo... no te pongas en una situación que luego lamentes.

Respiro profundo, tratando de no mostrar el nudo que se me forma en la garganta.

–Sé cuidarme sola, Fai –respondo con firmeza.

Él suspira y me mira con una mezcla de preocupación y afecto.

–Sí, claro. Solo intenta recordar eso, ¿sí?

Asiento, pero la verdad es que sus palabras apenas logran calar. Estoy cansada de que todos intenten analizar mis emociones, de que asuman que saben cómo me siento. Nadie entiende lo difícil que es lidiar con la distancia, con los rumores y con la inseguridad de lo que siento por Justin.

Vuelvo a la fiesta con determinación, y antes de darme cuenta, la noche se vuelve un torbellino de risas y movimiento. En algún momento, termino hablando con Lil Za, quien me cuenta anécdotas ridículas de la gira. Intento reírme, pero el ruido de fondo se siente cada vez más lejano, como si el mundo alrededor de mí comenzara a difuminarse.

Jordyn se me acerca con un trago en la mano y una sonrisa cómplice.

–Oye, ¿qué opinas de la idea de Zack con las habitaciones? Me muero de risa –dice, dándome un empujón amistoso.

–Es un idiota –murmuro, rodando los ojos–. No sé qué le hizo pensar que era buena idea emparejarme con Justin en una villa.

Ella me observa, divertida.

–Sabes que es Zack. Seguramente pensó que era gracioso... o, bueno, puede que esté tratando de jugar a ser casamentero. Además, tú sabes que Justin... bueno, ya sabes –me lanza una mirada significativa, y aunque no lo dice, sé que está insinuando el tema de nuestros sentimientos.

Siento una punzada en el estómago. Todo el mundo parece tener una opinión sobre nosotros, sobre "lo que realmente queremos". No puedo escapar de la presión, ni siquiera aquí.

Mientras hablamos, noto que Bella y Gigi han dejado de bailar y se acercan a un rincón de la terraza, donde las luces son más tenues. Ambas parecen preocupadas. Algo en su actitud me hace ponerme alerta.

Me acerco discretamente y escucho lo que Bella le susurra a Gigi.

–Lo sé, pero... no sé si deberíamos decirle a Kelsey. Está algo fuera de sí hoy –dice Bella, con la voz apagada.

Mis sentidos se agudizan. Sé que están hablando de mí, y la irritación sube rápidamente a la superficie.

–¿Qué pasa? ¿Qué es eso que no pueden decirme? –interrumpo, cruzándome de brazos.

Gigi y Bella se miran, incómodas. Gigi me mira con cautela antes de responder.

–Es solo que... hemos visto más cosas sobre Justin en redes. Hay fotos de él saliendo del hotel en Sydney con una chica.

Mi corazón se hunde, aunque trato de mantener una expresión neutral.

–¿Y qué? No es como si estuviéramos casados –respondo, con un tono frío que no siento en absoluto.

Gigi intenta darme una palmadita en el brazo, pero me aparto. Ella suspira y me lanza una mirada compasiva.

–Solo queremos que estés bien, Kels. Quizá es mejor que no le des importancia a esto... y que no lo uses para justificar cosas que no quieres hacer.

Su comentario me enciende. ¿Todos piensan que estoy "jugando con fuego"? ¿Que no sé lo que quiero?

–Dejen de decirme qué debería o no hacer –respondo, sintiendo cómo la ira se mezcla con la confusión. Siento las miradas de los demás en mí, y la presión aumenta.

De repente, el sonido de risas y voces se vuelve insoportable. Sin decir una palabra más, me alejo de todos y camino hacia el muelle, tratando de calmarme.

La noche ha caído por completo, y el sonido de las olas me envuelve en una calma forzada. Me siento al borde del muelle, mirando el reflejo de la luna en el agua. Mi mente sigue girando con todas las emociones contradictorias: la rabia, el dolor, la tristeza y el agotamiento.

Escucho pasos detrás de mí y suspiro, esperando que sea Zack o Fai tratando de darme más consejos. Pero al girarme, veo que es Kendall, quien camina hacia mí con una expresión tranquila.

–¿Puedo sentarme? –pregunta, y asiento sin decir nada.

Kendall se sienta a mi lado, y nos quedamos en silencio unos minutos. Ella siempre ha tenido esa habilidad para saber cuándo necesito espacio. Agradezco no tener que explicarle todo lo que pasa por mi cabeza.

Finalmente, Kendall habla, con voz suave.

–Kelsey... sé que todo esto es complicado. Todos tienen sus opiniones, sus consejos, pero al final del día, nadie realmente entiende lo que sientes más que tú.

Me encojo de hombros, sintiéndome demasiado vulnerable para responder. Kendall sigue, mirando al agua.

–Yo sé cómo se siente estar en el centro de todo y a la vez sentir que nadie realmente entiende lo que estás viviendo. Pero... también sé que, a veces, no hay forma de que los demás puedan ayudarnos. Es un camino que solo uno puede recorrer.

Me quedo en silencio, procesando sus palabras. Es como si Kendall hubiera leído directamente lo que llevo dentro.

–No tienes que justificar tus decisiones ni a ellos ni a Justin ni a nadie –continúa–. Solo asegúrate de que lo que hagas sea porque te hace bien, no porque buscas una reacción de alguien más.

Sus palabras resuenan en mí como un eco. Quizá es lo que necesitaba escuchar. Finalmente, siento que puedo respirar, que la tormenta en mi interior se calma un poco.

Kendall me da un abrazo suave, y yo lo acepto. Por primera vez en toda la noche, siento una pizca de alivio.

–Gracias –susurro, y ella me da una sonrisa tranquila.

Pasamos unos minutos más en silencio, mirando el océano, y siento que, aunque todo siga siendo complicado, tengo un poco más de claridad.

Damn Jenner (Justin Bieber)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora