El desayuno comenzó en un ambiente relajado, con todos recuperándose de la noche anterior. Yo estaba concentrada en mi café, recordando lo incómoda que había sido la noche con Justin durmiendo en la misma cama y sin decir ni una palabra, cuando Kendall se aclaró la garganta, captando la atención de todos.—He estado pensando... —comenzó, y sus ojos brillaban con esa chispa de emoción que ponía cada vez que planeaba algo fuera de lo común—. Estamos en Bora Bora, ¿no? ¿Por qué no aprovechamos para hacer algo más que estar en la playa? Se me ocurrió que podríamos explorar la selva y acampar una noche.
La propuesta cayó como una bomba en la mesa. Todos intercambiaron miradas sorprendidas, mientras que Kylie y yo nos miramos en sincronía, levantando las cejas.
—¿Acampar? —repetí, como si fuera la palabra más absurda que había escuchado en años—. Kendall, estamos en una villa de lujo. ¿Por qué iríamos a dormir en la tierra, rodeados de bichos?
Kylie asintió, respaldando mi punto de vista.
—Exacto. ¿No es una tontería? Lo tenemos todo aquí: comida, camas cómodas, aire acondicionado. No veo la necesidad de... —gesticuló exageradamente con las manos—, ser uno con la naturaleza.
Kendall rodó los ojos, claramente acostumbrada a nuestra resistencia a sus planes. Sin embargo, antes de que pudiera responder, Madison, que hasta ahora había estado en silencio, intervino.
—Creo que es una gran idea —dijo Madison, mirando a Kendall con entusiasmo—. Es algo diferente y, bueno, podríamos aprovechar para desconectar, ¿no? Estar en contacto con la naturaleza puede ser... refrescante.
Justin, que estaba sentado frente a mí, sonrió y asintió casi de inmediato, dándole la razón a Madison.
—Estoy de acuerdo —dijo, mirándome de reojo, aunque sin dirigirme la palabra directamente—. Es algo distinto, ¿por qué no probar?
Me crucé de brazos y puse los ojos en blanco, haciendo una mueca para mostrar mi desaprobación sin disimulo. Por supuesto, Justin iba a apoyar cualquier cosa que dijera Madison. Era como si lo hiciera a propósito.
Kendall, sin embargo, ignoró mis gestos y continuó, contenta de tener la aprobación de la mayoría.
—¡Genial! —exclamó, emocionada—. La villa ya tiene tiendas de campaña y todo lo necesario para acampar. Solo tenemos que preparar nuestras mochilas y salir en un par de horas.
Resoplé, dándome por vencida. Parecía que no tenía escapatoria, así que terminé mi café con resignación mientras escuchaba a los demás emocionarse con la idea.
Horas después, comenzamos nuestra caminata por la selva. El calor era sofocante, y la humedad hacía que cada paso fuera más agotador de lo que debería. Apenas llevábamos unos minutos de caminata cuando un ruido extraño, como el de un insecto gigante, me hizo dar un respingo.
—¿Qué fue eso? —pregunté alarmada, mirando a mi alrededor con los ojos abiertos como platos.
Tyga soltó una carcajada.
—Relájate, Kelsey. Es solo un insecto.
—Sí, bueno, ese insecto suena como si tuviera intenciones de devorarme viva —murmuré, intentando mantener la calma mientras los demás reían.
El camino continuaba estrechándose, y cada paso parecía ser un encuentro cercano con algún nuevo habitante de la selva. Unas mariposas enormes pasaron volando a nuestro lado, y aunque debería haber sido algo bonito, su tamaño me asustó aún más.
—¡Ah! ¿Viste eso? —exclamé, deteniéndome en seco mientras las mariposas pasaban.
—Kels, son solo mariposas —dijo Bella, riéndose—. No te van a hacer nada.
Suspiré, tratando de mantener la compostura, pero no ayudaba que la selva estuviera llena de ruidos y criaturas que nunca había visto. Cada vez que alguien pisaba una rama seca y hacía ruido, daba un pequeño salto, lo que provocaba risas de los demás.
Más adelante, el grupo se detuvo un momento para beber agua y descansar. Justin, que iba liderando junto a Zack, ni siquiera se giró para mirarme. Era como si no existiera, y esa indiferencia, en lugar de darme un respiro, me hacía sentir más nerviosa. Observé cómo hablaba con Madison, explicándole algo sobre las plantas que encontrábamos en el camino, y el nudo en mi estómago se hizo más grande.
Kendall se acercó a mí con una sonrisa, ajena a mi frustración.
—¿Qué te parece? ¿No es increíble? —dijo, respirando profundamente como si estuviera absorbiendo la energía de la naturaleza.
—Increíble es una palabra... —murmuré, quitándome un insecto de la pierna y haciendo una mueca de disgusto—. Esto es lo más cerca que he estado de renunciar a mis tacones para siempre.
Kendall soltó una carcajada, dándome un golpe amistoso en el brazo.
—Vamos, admite que te está gustando un poco.
—Si por "gustar" te refieres a aguantar una invasión de bichos y soportar el calor del infierno, entonces sí, me encanta.
El grupo se echó a reír, y aunque intenté mantener mi expresión de fastidio, una sonrisa pequeña se me escapó. Sin embargo, cada vez que Justin reía o miraba hacia otro lado, sentía una punzada de resentimiento.
Finalmente, cuando el sol comenzaba a ponerse, llegamos al lugar donde íbamos a acampar. Era un claro en medio de la selva, rodeado de árboles altos y cubierto de hojas caídas. La vista era impresionante, y aunque no lo admitiera en voz alta, una pequeña parte de mí se sintió fascinada.
—Bueno, manos a la obra —dijo Kendall, descargando su mochila y comenzando a repartir las tiendas de campaña.
Zayn tomó una de las tiendas, mirándola con escepticismo.
—¿Alguien sabe cómo montar esto? Porque yo, ni idea.
Me crucé de brazos, mirando la tienda como si fuera un rompecabezas imposible.
—¿No hay alguien de la villa que pueda venir a montarlas por nosotros?
Tyga se echó a reír.
—Venga, Kelsey, es solo una tienda de campaña. No puede ser tan difícil.
Fruncí el ceño, sin ningún entusiasmo por la idea de tener que montar mi propio "dormitorio" en medio de la selva. Pero entonces Zack intervino con una propuesta que parecía haber pensado desde el principio.
—Podemos hacer las tiendas como las habitaciones de la villa —sugirió—. Así cada uno está con su compañero. Pero Madison dormirá conmigo.
Sentí cómo la incomodidad crecía en mi estómago. Eso significaba que, al igual que en la villa, Justin y yo compartiríamos la tienda. Claro, como si la noche anterior no hubiera sido lo suficientemente incómoda.
—¿En serio tenemos que hacer esto? —murmuré, mirando la tienda como si fuera un castigo.
Zayn se acercó a mí con una sonrisa burlona.
—Venga, Kels, no seas tan dramática. A lo mejor descubres que te gusta esto de acampar.
Solté un suspiro frustrado y comencé a ayudar a los demás a montar las tiendas, aunque sin mucho éxito. Cada vez que intentaba encajar una pieza, parecía que algo iba mal, y más de una vez terminé pidiendo ayuda a Tyga o a Zayn. Los chicos parecían divertirse con mi falta de habilidades, riéndose cada vez que hacía un comentario sarcástico sobre la "belleza de la naturaleza".
Cuando por fin terminamos, el cielo estaba cubierto de estrellas, y todos nos sentamos en torno a una fogata improvisada que Kendall había encendido. La conversación fluía, llena de risas y chistes, mientras pasábamos la botella de vino que habíamos traído. Traté de relajarme y disfrutar el momento, pero cada vez que miraba a Justin, su indiferencia me recordaba el abismo que ahora nos separaba.
Mientras los demás seguían hablando, perdí la cuenta de cuántas veces Justin me había ignorado, y ese vacío en mi pecho se hacía más profundo. Era como si cada risa, cada mirada que él dirigía a los demás, fuera un recordatorio de todo lo que había perdido.
Al final de la noche, cuando todos nos retiramos a nuestras tiendas, sabía que iba a ser otra noche sin dormir, con la presencia de Justin a mi lado y el peso de nuestras palabras sin resolver llenando el silencio.
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Damn Jenner (Justin Bieber)
Фанфик-¿Como le dices a alguien que nunca estuvo que se quede? -El siempre estuvo Kelsey, pero tú nunca lo viste.