Damn Jenner (Justin Bieber)

25.

*Zack Bia's Birthday.

La noche en las colinas de Los Ángeles estaba fría, y la fiesta estaba en pleno apogeo cuando llegué. Era uno de esos eventos donde cada rincón estaba lleno de caras conocidas y secretos murmurados, de esos que los medios jamás descubrirían. Una reunión privada en una mansión de luces suaves y risas que parecían resonar hasta en las paredes.

Kylie me atrapó al entrar y me abrazó como si fuera el reencuentro del año. –¡Al fin llegas! Vamos, te están esperando.–

A su lado estaban Kendall y Gigi, ambas radiantes, compartiendo miradas cómplices que no lograba descifrar. Sabía que Justin también estaría allí, pero cuando lo busqué entre la multitud, mis ojos tropezaron con algo que no esperaba: Hailey pegada a él, sus manos entrelazadas con las de él como si estuvieran solos en el mundo. Mi estómago se tensó.

–Relájate, Kelsey– murmuró Bella a mi lado, observando hacia el mismo punto. –Ya sabes cómo es esto.–

–Lo sé, pero no me gusta ver cómo juega a dos bandas. Es como si lo hiciera adrede.–

–Entonces diviértete tú también. Tienes opciones, cariño.– Bella me guiñó un ojo y señaló hacia un chico que reconocí vagamente de otras fiestas. Su nombre era Dylan, alguien con fama de playboy, que no pertenecía a nuestro círculo, pero que siempre se hacía notar.

Decidida a demostrarme que podía disfrutar de la noche sin pensar en él, me acerqué a Dylan y comenzamos a charlar. Sabía que Justin estaba observando desde el otro lado de la sala. Sentí su mirada fija en mí, una presión casi tangible que me hacía consciente de cada movimiento.

Dylan sonrió y se inclinó hacia mí. –¿Quieres bailar?– preguntó, sosteniendo mi mano. Acepté, y ambos nos dirigimos a la pista de baile improvisada. Sabía que esto iba a enloquecer a Justin, pero en ese momento no me importaba. Si él iba a jugar con mis emociones, yo podía hacer lo mismo.

Nos movíamos al ritmo de la música, y Dylan no perdió tiempo para acercarse un poco más de lo necesario. Su mano en mi cintura y sus palabras susurradas lograban su objetivo: sabía que Justin estaba mirando, y estaba furioso. Era evidente.

No pasó mucho antes de que sintiera su presencia cerca. Cuando levanté la mirada, allí estaba él, con los ojos oscuros y fijos en mí. Estaba furioso, y su mirada lo delataba, aunque intentara ocultarlo.

–¿Puedo?– interrumpió Justin, mirando a Dylan con una expresión desafiante.

Dylan me miró, y con un gesto en el que claramente se estaba divirtiendo, se encogió de hombros y se retiró. Apenas había dado dos pasos cuando Justin se acercó aún más a mí, sus manos firmemente en mi cintura.

–¿Qué crees que haces, Kelsey?– murmuró, su tono bajo y cargado de tensión.

–Yo solo me estaba divirtiendo. ¿No se supone que eso es lo que hacen las personas en una fiesta?– respondí, tratando de sonar despreocupada.

–¿Divirtiéndote con él? No sabía que eras tan... abierta con todo el mundo.– Su tono estaba lleno de sarcasmo, y noté cómo sus manos se apretaban con más fuerza.

–¿De verdad vas a hablarme de eso cuando has estado pegado a Hailey toda la noche?– contesté, con una sonrisa falsa. –¿O es que te molesta que haga lo mismo que tú?–

Justin apretó la mandíbula, pero antes de que pudiera responder, Kendall y Kylie se acercaron, interrumpiendo la tensión con su entusiasmo.

–¡Vamos, ustedes dos, estamos todos esperando por ustedes para el brindis!– dijo Kendall, lanzándonos una mirada sospechosa, consciente de la electricidad entre nosotros.