Capítulo 38. el protagonista del día

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Juanjo se vio sumido en un día lleno de nubes y algodón. Aunque hubiera parecido que la intensidad del maño durante toda la semana era demasiado sospechosa,  la realidad es que no tenía ni la más remota idea. No sabía lo que estaban tramando Martin y Almudena. Reflejo de ello fue su boca abierta, sus pupilas dilatadas de sorpresa y los segundos que tardó en reaccionar mirando en todas las direcciones del chalet de Martin. Estaba en shock. 

Nunca le habían hecho una fiesta sorpresa. Tampoco había celebrado su cumpleaños con mucha gente. La realidad es que siempre acababa soplando las velas en su casa con su mejor amiga sentada a su lado en el sofá. Un escenario poco usual para adolescentes que se pasaban el día de fiesta en fiesta. El maño siempre prefirió ver una película abrazado a su mejor amiga, compartiendo una tarta de chocolate que su madre realizaba cada año con mucha ilusión. Juanjo era feliz con la sencillez del momento. 

Aún recuerda la primera vez que la invitó a su cumpleaños. Un pequeño Juanjo a punto de cumplir los ocho años temblaba de miedo al ver a su reciente mejor amiga aparecer correteando por la calle hacia el Conservatorio. Nunca antes había querido invitar a nadie a su cumpleaños, solo lo celebraba con sus padres y su hermana. Esta era la primera vez que invitaba a un amigo a casa. Por eso su madre no dudó en animarle a pedírselo.

El maño sostenía entre sus pequeñas manos un cartón de colores que había decorado la tarde anterior como invitación para su cumpleaños. Pensaba que era una buena idea para pedírselo, lo había visto en las películas y su madre le había ayudado a echar la purpurina y pegar los recortes de cartulina de diferentes colores pues aún no dominaba en exceso las tijeras. No había quedado perfecto pero esa invitación caló hondo en el corazón de la rubia, que sigue manteniéndola colgada en "el corcho de las cosas importantes" de su dormitorio.

-Mira cariño por ahí viene Almudena - sonrió su madre empujándole suavemente incitándole a acercarse a su mejor amiga.

-Hola Juanji - dijo la rubia con una sonrisa en su boca y sus dos trenzas reposando por su pecho - ¿qué llevas en la mano? - preguntó curiosa.

Sus madres se pusieron a hablar, dejándoles espacio. Aunque la realidad es que estaban analizando sus movimientos muertas de ternura. La verdad es que ambas habían hecho buenas migas ya para ese momento del curso y de vez en cuando también tomaban un café juntas mientras esperaban a que sus hijos salieran de sus respectivas clases.

Juanjo tenía las mejillas más rojas de lo habitual cuando le tendió a su mejor amiga la cartulina. La rubia analizó el papel con los labios entreabiertos fruto de la sorpresa. Para el maño los segundos en los que tardó en reaccionar fueron eternos, juraría que habían pasado horas cuando la pequeña se lanzó a abrazarle por el cuello dejando un delicado beso en su mejilla.

-Claro que quiero ir a tu cumpleaños Juanji, seguro que lo pasamos genial. ¡Me encanta la tarta de chocolate!

Y asi fue desde los ocho años hasta los diecinueve que la rubia compartía un trozo de tarta de chocolate con su mejor amigo. Ambos siempre acababan pringados en chocolate la nariz, en honor a la foto que ambos tenían puesta como su respectivo fondo de pantalla  en su primer cumpleaños juntos. Era una foto muy especial para ambos y también su favorita, en la que Almudena estaba sentada en las piernas del maño partiéndose de risa con toda la cara embadurnada en cacao. 

Pero antes de llegar al momento de la tarta, volvamos al principio... 

Una vez que Juanjo reaccionó al shock inicial, Martin le colocó una corona en la cabeza y Álex se tiró en su espalda para tirarle al suelo, rodeándole el cuello con un espumillón brillante rojo. Todo el pelo brillaba en confeti y brillantina de varios colores distintos.

CONTRA LAS CUERDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora