La lluvia persistía sobre Liverpool al día siguiente, una cortina gris que cubría la ciudad con un aire melancólico. Brielle había pasado la noche inquieta, su mente atrapada entre la discusión con John y la conexión tácita que había sentido con Cynthia. Pero sobre todo, estaba George. Siempre George.Al día siguiente se despertó y el abrigo seguía allí, colgado en la silla de su escritorio. Por más que intentara ignorarlo, cada vez que lo miraba sentía una punzada en el pecho. No podía dejar de pensar en su olor, en cómo él lo había colocado sobre sus hombros con aquel gesto tan suyo, cálido y protector.
—¡Brielle! —gritó John desde la planta baja—. ¡Voy a salir un rato! No me esperes para almorzar.
Brielle respondió con un simple “¡Vale!” y esperó a escuchar la puerta cerrarse antes de salir de su habitación. Necesitaba aire, pero no quería enfrentarse a John o a sus preguntas inquisitivas.
La tarde la llevó al parque cercano, donde las hojas caían lentamente con cada ráfaga de viento. Se sentó en una banca bajo un árbol, dejando que el leve sonido de la llovizna sobre las hojas la envolviera. Estaba tan absorta en sus pensamientos que no escuchó los pasos que se acercaban.
—Sabía que te encontraría aquí.
Su corazón dio un vuelco al reconocer la voz de George. Al levantar la vista, lo encontró con las manos en los bolsillos, su cabello cayéndole desordenadamente sobre la frente.
—¿Qué haces aquí? —preguntó, aunque la emoción en su voz era innegable.
George se encogió de hombros, como si la respuesta fuera obvia.
—Te vi salir de casa. Quería asegurarme de que estuvieras bien.
Brielle negó con la cabeza, una pequeña sonrisa jugando en sus labios.
—Siempre haciendo de caballero, ¿no?
Él rio suavemente, pero su expresión se tornó seria al mirarla más de cerca.
—¿Estás bien de verdad, Brielle?
Ella apartó la mirada, sus dedos jugueteando nerviosamente con un mechón de su cabello.
—No lo sé. Todo parece estar patas arriba últimamente. John... tú... yo misma.
George se sentó a su lado, dejando un pequeño espacio entre ambos.
—No tienes que cargar con todo sola, ¿sabes?
—No quiero meterte más en esto, George. Ya suficiente tienes con... bueno, con todo lo demás.
George tomó un profundo respiro, como si estuviera reuniendo valor.
—Brielle, si algo me importa más que la música, eres tú.
La confesión quedó suspendida en el aire, tan pesada como la humedad de la lluvia. Brielle lo miró, su corazón martilleando con fuerza.
—No digas eso —murmuró, casi como una súplica—. Si John...
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/ Confuso Amor ?
Romance"... Es complicado" - Brielle se dice a si misma al ver el retrato de George junto a su "enamorada", Pattie.