Terminé los exámenes y con ello el segundo curso de instituto, al fin era libre, pero no lo empecé muy animada precisamente ya que una de mis amigas se tuvo que mudar a otra ciudad. Por un momento me imaginé qué pasaría si Javier también se fuera, de sólo pensarlo ya sentía angustia.
De nuevo retomé mi horario del verano, salía con mis amigas por la mañana, mientras que por la tarde, me iba a mi finca con mi familia, donde tenía una piscina la cual adoraba especialmente los días de más calor y podía pasar horas y horas en ella.
Javier me dijo preocupado: Si te vas por la mañana con tus amigas y por la tarde te vas a tu finca... ¿cuándo nos veremos? y tenía razón. Si no lo mantuvieramos tan en secreto, todo sería más fácil.
Un día me encontraba paseando tranquilamente por mi finca cuando de repente noto pisadas detrás mía, antes de girar la cabeza para ver quién era, alguien me abrazó por detrás y me susurró: Te echo mucho de menos, Aurorita.
Obviamente, resultó ser Javier, a quien respondí algo alarmada:—¿¡estás loco!? ¿Qué haces aquí?
—Sí, loco de amor por ti —dice sonriente— a partir de ahora te visitaré siempre que pueda, y no aceptaré un no por respuesta, porque sin ti, muero.
Aveces se pasa de pasteloso, pero diría que esa era una de las cualidades que más me gustaban de él.
—¡ay, so cursi! —exclamo completamente colorada—
Mi cumpleaños siempre es al comenzar el verano, por ello lo celebré primero con mis amigas en un restaurante y después con mi familia en un centro comercial comiendo pizza ¿qué mejor manera de celebrarlo que con pizza?, en fin, ¿por dónde iba? Ah sí, con Javier no tenía pensado celebrarlo, de hecho, creo que hasta se le había olvidado ya que no me había llamado para felicitarme ni nada, estaba en mis adentros algo molesta, pero procuré ocultarlo.
Nos encontrabamos paseando el día después de mi cumpleaños por los campos cercanos a mi finca, él no mencionó en ningún momento mi cumpleaños, yo cada vez estaba más molesta y me costaba más ocultarlo, hasta que paramos a descansar en la sombra de un gran árbol. Éste me dijo que observara el cielo un momento, yo, aunque extrañada, lo hice.
—Aurorita, ¿Me puedes decir qué forma tiene cada nube que ves?
—Mmm vale, hay una en forma de pez, creo —comienzo a reírme sola sin saber por qué— también hay otra en forma de...
Éste interrumpe y me pone algo encima mía.
—¿Qué ves ahora?
—¡no es posible! —exclamo bastante asombrada.
Me había regalado un libro que llevaba deseando leer meses, y también un bonito ramo de flores. Además, contenía una dedicatoria suya.
Felices 14, pensabas que me había olvidado de tu cumpleaños, ¿eh? Soy olvidadizo, lo sé, pero yo NUNCA me olvidaría de tu cumpleaños, y sí, este libro y el ramo de flores los había dejado previamente detrás de este árbol, no tengo tantos poderes como para hacer que aparezcan magicamente.
Te quiero, Aurorita.
No pude evitar reír y a la vez morir de ternura al leer eso, como siempre tan simpático y gracioso.
Lo abracé con todas mis fuerzas y le susurré: Llegas a darme esto más tarde y te habrías llevado una torta en la cara del cabreo que tenía.
Ambos reímos enérgicamente.
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Mi novio es un hombre lobo
Teen Fiction¿Cómo sería la reacción de una joven escéptica al descubrir que los seres ficticios existen? ¿Realmente los seres sobrenaturales son tan extraños y terribles como se muestra en las películas?¿A ti te ha pasado que tu vida es completamente normal y m...