—Un helado de chocolate y otro de nata por favor. —dice Javier al heladero.
Ambos pagamos, recogemos nuestros respectivos helados y continuamos paseando por el parque.
—Hoy hace una tarde espléndida —afirma Javier con una sonrisa.
—Si soy sincera, para mí no tanto, me resulta bastante molesto que haya tanto sol, y por desgracia aquí seis de cada siete días hace sol —resoplo.
—ríe— es curioso como somos muy parecidos en todo menos en ese aspecto.
Asiento y sonrío a modo de respuesta.
—Por cierto —digo cambiando de tema— ¿viste ayer en las noticias el caso del niño que estuvo dos días perdido en el bosque y aseguró haber visto un hombre lobo?
Nada más decir aquello, Javier comenzó a toser como loco, como si se hubiera atragantado con el helado. Yo algo alarmada le doy algunas palmaditas en la espalda y le ofrezco una pequeña botella de agua que tengo en el bolso. Éste agradece el gesto y da dos largos tragos de agua.
—Gracias, no sé qué haría sin ti ni tu bolso mágico en el que siempre hay de todo.
—Mejor prevenir que curar, ¿no crees?
—Por supuesto —afirma con una sonrisa—.
—Y bueno... Sobre lo que dije antes, ¿qué opinas? Hay bastante controversia, unos aseguran que al ser un niño, sería su imaginación, otros piensan que no sería tan descabellado que fuera real.
—Estoy bastante seguro de que sería imaginación del niño y vería muchas películas. Según describió, era tal cual en las películas, lo cual es remotamente imposible.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Porque es inimaginable que un hombre normal se transforme así de la nada en mitad lobo.
—Vaya, pareces ser incluso más escéptico que yo. Coincido completamente contigo.
Tras aquella amena conversación, nos dirigimos al cesped, nos sentamos y seguimos conversando sobre trivialidades.
—mmm creo que voy a probar, espero no haber perdido mis habilidades —digo súbitamente.
—¿A qué te refieres? —pregunta Javier expectante.
Sin responder, me pongo de pie y trato de hacer la voltereta, intento que resulta fallido y acabo cayendo bruscamente sobre el blando y fresco cesped. Javier comienza a reirse como un loco ante mi fracaso, y yo ofendida le reto a que pruebe él, cosa que no debería haber hecho ya que por un momento olvidé que Javier parece hacer todo siempre bien.
Tal y como pensaba, hace la voltereta de manera perfecta. Lo que hace que me cruce de brazos y Javier ría más aún, pero al ver que no le dirijo la palabra, se acerca a mí, me abraza por detrás y me susurra: Yo te puedo ayudar, sé que puedes hacerlo, incluso mejor que yo.
Aquel tierno gesto, hizo que un escalofrío recorriera mi piel y automaticamente sonriera. Tal y como dijo, estuve varios minutos intentando hacer la voltereta una y otra vez. La gente que pasaba cerca nos miraba bastante raro, ya que somos jovenes, pero nuestro comportamiento en estos momentos se asemeja más al de niños de cinco años.
De repente los aspersores se encienden mientras estaba a punto de hacer la voltereta perfecta, y del susto acabo cayendo encima de Javier. Ambos nos quedamos durante unos segundos sorprendidos sin movernos, a la vez observandonos fijamente. Hasta que finalmente salimos de ese trance:
—Lo siento muchísimo, espero no haberte aplastado —me disculpo algo incómoda.
Pero siento quedo algo mal ya que él no se ríe conmigo, de hecho se encuentra bastante serio, ¿y si le he hecho daño?
—Aurora... —dice en un tono inseguro y bastante suave, casi en un susurro.
—Dime —contesto algo confusa.
—Sé que eres joven, bueno, ambos lo somos, pero por curiosidad... ¿alguna vez has tenido novio?
Esa pregunta me confunde más aún, como si ese contacto visual que hemos mantenido durante unos segundos le hubiera hecho cambiar de personalidad.
—¿A qué viene esa pregunta? —me limito a contestar.
—Solo respondeme, por favor. —persiste aún más serio.
-Ehh no, ¡Ni quiero tener! El amor es un sentimiento que solo trae problemas, nunca lo he sentido pero mis amigas me lo dicen mucho. Anda dejémonos de tonterías y vayamos al sol, que me entró frio, aún estamos muy mojados y podemos pillar un resfriado.
Aquella respuesta por mi parte sonó bastante infantil, y me arrepentí al momento, ¿por qué tuve que responder de esa manera? supongo que porque aún soy demasiado inmadura como para hablar seriamente sobre el amor y demás sentimientos.
Tras aquella incómoda situación, salimos empapados del césped y seguimos caminando por el sol para secarnos cuanto antes. Solo en este tipo de situaciones amo el sol.
A pesar de que volvió a la normalidad el resto de la tarde, seguí preguntándome por qué cambió tanto su actitud durante unos segundos, ya que él y yo nunca habíamos hablado sobre temas sentimentales.
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Mi novio es un hombre lobo
Teen Fiction¿Cómo sería la reacción de una joven escéptica al descubrir que los seres ficticios existen? ¿Realmente los seres sobrenaturales son tan extraños y terribles como se muestra en las películas?¿A ti te ha pasado que tu vida es completamente normal y m...